Capítulo 8

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Voy en la ambulancia junto con mi cuñado. Los enfermeros me hablan pero no entiendo lo que dice, estoy desesperada y no sé qué hacer.

Llegamos al hospital, Esteban está inconsciente por un golpe en la cabeza y tiene sangre en la camisa, aunque no logró identificar en donde le dispararon. Lo veo ser llevado a una sala y a mí no me deja entrar, miro mis manos y tiemblan y están cubiertas de sangre.

Camino de un lado a otro, mi rostro está lleno de lágrimas.

Esteban... Él no puede morir.

Logro sentarme en una pequeña sala, las personas pasan por mi lado y sin poder contenerme exploto en llanto. No puedo perder a Esteban, la culpa me invade.

Pasan una hora y unos hombres uniformados se acercan y empiezan a hablarme, pero yo no entiendo nada de lo que dicen.

-Lo... Siento no entiendo- Ellos se miran entre sí y salen de la sala dejándome sola -¿Disculpe?- Le hablo a una enfermera y pasa por mi lado ignorándome. - ¿Disculpe?- Le digo a otra y pasa lo mismo que la anterior.

-¿Se encuentra bien?- Un hombre se acerca y me alegro que sepa mi idioma.

Es un hombre alto, atlético, lleva una gorra puesta pero algunos mechones caen a los lados, sus ojos son verdes.

-Por favor, necesito de su ayuda- Tomo sus manos rogando –Nadie me da información de mi cuñado, el... Le han disparado- EL hombre asiente y se acerca a una enfermera y le habla en ruso, la mujer asiente y sale de la sala.

-Ira a investigar- Dice.

-Gracias-

Le digo al hombre y me siento de nuevo esperando información. Miro mis manos y siento como el hombre se sienta a mi lado.

-Le recomendaría que cuando su cuñado le den de alta, se vayan de acá- Levanto mi mirada.

-¿Qué dices?-

-Lo que han venido a buscar- Dice  con acento –Es peligroso- Arrugo mis cejas.

-¿Qué sabe usted de lo que hemos venido a buscar?- Digo y miro a mi alrededor, las personas están concentradas en lo suyo y no se da cuenta de lo que pasa entre nosotros.

-Anabele- Abro los ojos al escuchar mi nombre – Es mejor que no investigue más, lo que le pasó a su cuñado, solo es una advertencia- Dice mirándome – La próxima puede ser usted-

-¿Me está amenazando?- Pregunto.

-Yo no soy de los malos- Dice y se levanta – Váyase Anabele, por el bien suyo y de su familia-

-No me iré hasta no obtener una respuesta- Niega y acerca haciéndome retroceder – Lo que le esta pasando a su esposo no es comparado lo que le puede pasar a usted- Susurra en mi oído.

-No me iré- Susurro.

El hombre se aleja de mi cuerpo y me mira por unos segundos antes de darse la vuelta y caminar por el pasillo.

-¡Espere!- Gritó llamándolo.

Camino hacia el, para seguirlo, pero la enfermera que le preguntamos por Esteban se acerca y me señala al lado contrario del pasillo. Muerdo mis labios debatiendo si ir detrás del desconocido o ver como está mi cuñado. Decido por la segunda opción.

La enfermera me hace entrar a un salón grande con varias camillas, al parecer esto es un hospital público y no hay habitaciones privadas. Me acerco despacio hasta donde está mi cuñado, tiene los ojos cerrados pero al sentir mi presencia los abre.

Suelto el aire al ver sus ojos azules, me sonríe y levanta su mano. Despacio me acercó y tomó su mano.

-¿Estás bien?- Asiento sin decir nada -¿Acaso se cortaron la lengua?-

Amor en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora