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*Se recomienda leer el índice

Te extraño

Parte uno

Arthit estaba ocupado.

Kongpob lo entendía. Él estaba consciente de que Arthit era un estudiante de cuarto año y la carga de trabajo sobre su espalda había aumentado considerablemente entre sus deberes escolares, proyectos finales y sus prácticas. Razón por la cual ya no se encontraban tan a menudo en la facultad e incluso solían verse poco fuera de esta, aunque sus balcones estaban relativamente cerca.

Todavía existía la opción de hacerle a Arthit una llamada, pero Kongpob no quería llegar a incomodarlo, o ser tan molesto como un niño ansioso por atención. Además, su único pretexto era su deseo de escuchar su voz, algo demasiado egoísta como para interrumpir la ajetreada agenda de Arthit.

Incluso había recibido un consejo de su mejor amigo: "Es normal, Kongpob. Cuanto más ames a una persona, más tiempo quieres pasar junto a esta". Pero aquella era la primera vez que se sentía ligeramente desplazado por su pareja. Dejado de lado mientras él no hacía más que anhelar su compañía. Pero todos esos sentimientos eran infantiles, Kongpob sabía que su novio era una persona madura, y debía mantener su autoestima alta al igual que su seguridad para estar al mismo nivel que Arthit,y así, su novio pudiese sentir, al igual que él, que tenía lo suficientemente maduro en el cual confiar.

Así que durante todo aquel mes en que no se vieron, Kongpob se aseguró de continuar su vida con toda normalidad, evitando que sus preocupaciones ocuparan su mente. Asistió a todas sus clases, tomó el almuerzo con sus compañeros mientras intercambiaba mensajes con Arthit, y por la noche rentaba algunas películas para pasar el tiempo. Y cuando la habitación vecina, a la que veía desde su balcón apagaba sus luces, Kongpob se sentía lo suficientemente tranquilo como para cerrar los ojos y dormir.

Por desgracia, con forme se acercaba el final del semestre, Arthit comenzó a pasar la noche en el departamento de Knot, trabajando ambos hasta tarde en uno de sus proyectos finales. Uno de los tantos a los que Arthit le dedicaba cada segundo de su tiempo libre.

Arthit también había comenzado a quejarse de todo cada vez que hablaban por teléfono, siendo Kongpob su única salida de desahogo respecto a todo el trabajo que tenía acumulado, y las constantes exigencias de los maestros. Contándole a Kongpob que incluso uno de ellos les había pedido como requisito visitar Amphawa, lugar donde se encontraba su tema de investigación en su reporte, incluyendo fotografías de su visita. Aquella llamada terminó con un un par de lamentaciones de parte de Knot por no lograr encontrar un libro.

Arthit estaba muy ocupado. Kongpob lo sabía. Y más que nadie, trató de entenderlo.

Y aunque no era realmente su favorito, Konpob cambió su menú usual por un vaso de leche rosa, para acompañar su arroz con carne de cerdo y tortilla de huevo. El platillo favorito de Arthit. Dejando que el olor usual lo transportara a aquellos días cuando Arthit iba de visita a su dormitorio. Kongpob encendió el televisor poco después de instalarse en su mesita junto al balcón, disipando con el ruido el silencio pesado en el ambiente, y dando bocado a bocado a su comida mientras su mirada inevitablemente abandonaba los coloridos colores en la pantalla para echarle un vistazo al balcón vecino a través de su ventana.

Casi de inmediato el olor a tierra comenzó a levantarse, y las gotas pesadas del cielo a caer.

Cada vez que llovía Kongpob hacia una carrera apresurada hacia el balcón para asegurarse de que Arthit no tuviese ropa secando, y si la tenía, él rápidamente llamaba a Arthit por teléfono para avisarle y que él pudiera recogerla a tiempo. Y cada vez que lo hacía, él le amonestaba por no avisarle antes que el clima sería malo esa noche, escuchando también sus negativas hacia el clima poco usual de Bangkok. Soleado en el día, y tormentoso de noche. Algo que a Kongpob le parecía sumamente entretenido. Causándole un par de risas divertidas que casi inmediatamente eran cesadas por más regaños de parte de Arthit, por, aparentemente, burlarse de su desgracia.

SOTUS- Novela corta, especiales y extrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora