Empieza un nuevo día, suena mi despertador a las 6.30 am. Yo estaba realmente agotada por lo que lo apague y seguí durmiendo. El cálido sol entraba por la ventana, haciendo que me costara retomar mi siesta. El rosado de mi habitación resaltaba con la luz natural que entraba por el ventanal gigante que hay en mi dormitorio. Por suerte allí tenía unas cortinas hermosas que me habían regalado mis tíos cuando volvieron de su viaje a Paris. En fin, cubrían todo el ventanal y no dejaba pasar la claridad de la mañana. ¡SON MI SALVACION! Bueno, creo que exagere un poco… Por fin logre dormirme. Pero esa paz que tenia al descansar no duro mucho…
-Kim, despierta. –Avisó mamá asomada en mi habitación.
-Mamá, ¿¡Cuantas veces debo decirte que no quiero que entres en mi cuarto!? –Dije furiosa, odiaba que no tocaran la puerta para entrar. Cada uno debe tener privacidad, y en esta casa nunca la encuentras…
-Apúrate, llegaras tarde al colegio. Vístete, papá te llevara al colegio hoy. –Mi mamá sabía que yo no quería a mi padre. Después de lo que le había hecho a mi madre, yo no quería saber nada con él. Y mi madre tan estúpida, sigue cayendo en las mismas trampas que este hombre pone en su camino.
-¿Y qué más da? No quiero volver a ir a ese estúpido lugar. Después de todo, mis ‘’amigos’’ nunca fueron lo que yo creí. El chico que me gusta desde segundo grado ni siquiera sabe de mi existencia. Volver ahí seria lo peor que podría pasarme. Y EL NO ES MI PADRE. –Grité exasperada.
-Kim, tienes que admitir que lo es, y no lo puedes cambiar, así que acéptalo ya y baja a desayunar. –Noté que mamá estaba enojada, sabe lo que pienso de ese hombre, no soporto que ella sigue pensando que él la ama. Hasta yo y mis hermanos nos damos cuenta que eso no es así.
Baje a desayunar. Mamá me había preparado hot-cakes, un café y un vaso de jugo de naranja. Lo había dejado sobre la mesa de la cocina junto a una carta diciendo que se iba a trabajar. Que papá estaba en su despacho y que le avisara para llevarme al colegio.
-Ok, no tengo otra alternativa que pedirle que me lleve, no puedo ir caminando, llegare tarde.
Fui corriendo al despacho de mi papá, abrí la puerta y ahí estaba el, sentado, tomando de una botella de whisky.
-Papá, llévame al colegio, no quiero llegar tarde. Por favor. –Dije angustiada. Tenía miedo, yo y el no nos llevamos bien, él engaño a mi madre. Además de que está metido con personas mafiosas. Yo tenía miedo de que esa persona a la cual me obligaban a llamar ‘’papá’’ un día saque un revolver y mate a mi familia, incluyéndome. Claro que en esa situación yo sería la primera en caer. Era obvio que yo era la que menos quería, siempre me despreciaba. Y yo orgullosa, nunca me iba a quedar atrás, siempre iba a responder a todos esos insultos que él me decía. Era justamente por eso que él y yo nos detestábamos.
-Ve caminando, mugrosa. Ahora estoy ocupado. –Dijo vagamente. Yo veía como él no estaba haciendo nada, solo tomando y fumando. No le costaba nada llevarme a la escuela, no tardaríamos mucho. Pero no me iba a poner a discutir con alguien que me podría matar sin ningún inconveniente. Así que a pesar de mi flojera y orgullo, tendría que ir caminando. Tal vez solo llegaría tarde y ya. Así que emprendí viaje a la escuela. Tarde unos 20-25 minutos. Y hasta me sobraba tiempo.
Fui hasta mi casillero para buscar los libros para la primera clase del día. Luego me dirigí hacia el salón de clases. Hasta que me choque con Felix. El siempre me ha gustado, nunca me resistí a un chico tan bonito. Lástima que él no sabe de mí, y nunca lo sabrá. El tiene una novia realmente linda, hasta podría ser modelo, es una pena que ella es muy egocéntrica, mala y celosa. Apenas choque con él y vino a insultarme porque supuestamente ‘’toque a su novio’’. Que exagerada. Y allí estaban mis viejos amigos, mirándome y riéndose de mi cuando yo a ellos nunca les dije nada, nunca dije nada malo de ellos, no les hice nada, siempre los ayude en lo que pude. Y así me pagan. Pero bueno, que linda es la amistad. A veces creo que mis únicos amigos son los profesores. Me disculpe con Felix y su novia loca y fui hacia la pared donde se pegaban todos los eventos y oportunidades que nos daba la escuela. En uno de esos posters leí un cartel que decía que iban a dar becas para un internado muy bueno. Y que si queríamos ser uno de los que recibiera la beca tendríamos que inscribirnos, pensé muy bien en esta opción, podría ser mi escapatoria a mis problemas, a los problemas con mi familia y con mis amigos. Podría ser, lo iba a pensar. Por ahora debía enfocarme en las clases si enserio quería esa beca. Debía irme a química rápido.
Las clases terminaron, ya me iba a mi casa cuando uno de los profesores me felicito por las buenas calificaciones. La verdad no fue lo mejor que me paso en el día. Varios escucharon lo que el profesor Coleman me dijo. Se empezaron a burlar de mí por tener buenas calificaciones. No era mi culpa que usara estudiar como escusa para que mis padres y hermanos no me molestaran.
Apenas salí del colegio, observé atentamente como pasaban bomberos y policías que iban muy acelerados. -Seguro se prendió fuego algo. –Pensé, por eso iban los bomberos, ¿no?
Estaba a una cuadra de mi casa, y podía apreciar que el humo salía de allí, se estaba incendiando mi hogar. Me apresure para saber si mi familia había salido ilesa del accidente. Los bomberos estaban trabajando y no los iba a molestar, así que me quede esperando a que mi mamá y papá llegaran junto a mis hermanos. Los bomberos terminaron de apagar el gran incendio que abarcaba mi casa completa. Mis libros, mi ropa, mi vida entera estaba allí adentro. Estaba. Todo se había incendiado. Inmediatamente entro la policía a ver qué es lo que causo este fuego. Y lo que encontraron no fue muy agradable, no para mi familia. A mí, la verdad me daba igual que mi papá falleciera en ese accidente, él había estado tomando, mientras fumaba. Fue su propia acción la que lo llevo hasta la muerte. Si él hubiera accedido a llevarme a clases, probablemente esto no hubiera pasado.
Los policías nos contaron a mí y a mi mamá que se había quedado dormido, y se le cayó el cigarro dentro del vaso con alcohol. Mamá no resistió y rompió en llanto. A mí no me importaba ese hombre. Yo sabía que algo malo le pasaría si seguía tomando, bebiendo, fumando quien sabe que, haciendo absolutamente todo lo que hacía.
Mi papá había fallecido en ese incendio. Ya tenía una razón para convencer a mi mamá de dejarme inscribirme para la beca de ese internado. Quien sabe que diría…