Me tendría que despertar temprano ya que sería mi primer día en el nuevo instituto. Estaba nerviosa, pero solo lo suficiente como para no dejar de pensar que sería de ese día.
***
Me desperté a las 6 para ir a desayunar, como era de costumbre. Estaban todos allí muy alegres por que por fin yo iba a cumplir mi sueño de vivir en un internado. Yo más que cualquiera de los presentes estaba más emocionada que nunca…
Luego fui corriendo a mi habitación a ducharme. Me hice unas ligeras ondas y le agregué una corona de flores de color rojo, tirando más al naranja. Me puse un vestido cuya parte de arriba era de color blanco antiguo, y la parte de abajo de color coral estampado con flores de colores azules y amarillas. Y en los pies me calcé con unas sandalias del mismo color. Lo acompañe con un pequeño bolso turquesa y me maquillé ligeramente. Y con eso baje rápidamente con mis 5 maletas para poder irnos al nuevo instituto
Caminé con todas las maletas hacía la sala y las repose contra una de las paredes. Mientras mi tía me daba algo de dinero por si necesitaba comprar los materiales de trabajo y además si necesitaba algo. La verdad con los 15 mil dólares que me había dado antes era suficiente. Pero ya era tarde para devolvérselo, ya que con toda prisa, cargó mis maletas al auto. Me quedé atónita con la inquietud de mi tía. Ella no quería que yo llegara tarde, pero el director no había dado una hora, y además, era domingo.
-Vamos, pequeña. –Me dijo mamá enorgullecida.
Ambas subimos al auto y Pat arrancó. Todos los que habían quedado en casa me gritaban un ‘’Adiós’’ que me hacia ponerme algo nerviosa.
Tras una hora y media de viaje, cruzando toda la ciudad, llegamos al internado ‘’IPNY’’. Mamá, entusiasmada, bajó y me condujo inmediatamente hacia la dirección. Allí nos recibió muy cortésmente el directivo Johnson.
-Bienvenida al ‘’Instituto Privado de Nueva York’’, te llevaré a dar unas vueltas por el lugar, así lo vas conociendo de a poco –Dijo el director complacido.
Y así fue como salimos a pasear por todo el campus con el director y mi madre. Ellos iban charlando mientas que yo permanecía en silencio.
Iba mirando a los chicos y pensando que no podían ser tan bonitos, aun que obvio, siempre hay una excepción para todo…
En un abrir y cerrar de ojos ya habíamos llegado a mi habitación. Nos paramos en frente de la puerta cuando mi madre decidió retirarse. Me saludó con un beso en la mejilla y se alejó.
El director golpeo peculiarmente la puerta tres veces y luego de unos segundos (los cuales parecieron eternos) una chica pelirroja salió y nos sonrió.
-¡Hola! –Saludó alegremente.
El director se adentró a la habitación como si esta fuera de él.
-Bueno chicas, Kimberley va a ser su nueva compañera de cuarto. –Anunció bastante serio a decir verdad.
-¡Genial! –Dijo entusiasmada por la idea de tener a una persona nueva en su habitación. Esta no era la pelirroja que había abierto la puerta, sino una chica morocha con ojos marrones y varios tatuajes que yacía en una de las camas de la habitación.
-Soy Maia, Maia Marshall. –Habló la pelirroja.
-Y yo Pamela Honks, pero dime Pam. –Esta vez fue la morocha quien me dirigió la palabra.
Maia parecía buena chica. La típica que solo saca 10 en todos los exámenes. Mientras que Pam parecía una chica ruda, que se escapa de su casa cuando quiere y hace lo que quiere. Pero si esta en este internado debe ser por algo, ¿no? Iba a compartir habitación con ellas, así que ya las conocería mejor…