Mi papá había fallecido en ese incendio. Ya tenía una razón para convencer a mi mamá de dejarme inscribirme para la beca de ese internado. Quien sabe que diría…
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Mi madre seguía lamentándose por lo sucedido. Yo solo quiero que ella este siempre tan alegre como lo era antes. Que se sienta bien. Y ahora que mi padre ya no está, se podía dar la libertad de conocer a otros hombres. Ahora si, ella iba a ser feliz.
-Mamá, ¿mis hermanos ya llegaron? –Pregunté muy preocupada por estado en la que esta se encontraba.
-No, tu tía Anabelle los llevó a su casa. Ahí les iba a contar lo que sucedió y les va a explicar la situación en la que nos encontrábamos. –Dijo mamá sollozando.
Anabelle era la hermana de mi madre, una mujer joven, con cabellos en tonos cobre y unos bonitos ojos verdes, delgada y soltera. Ella no parecía tener problemas económicos, ya que se la veía en un bonito auto negro último modelo, y una grande y lujosa casa muy cerca del centro de la ciudad.
Ya no teníamos un hogar, ya no teníamos donde vivir. Es como si empezara nuestra vida de cero. Ya no se qué pensará mamá de que yo me vaya a un internado. No creo que ella acceda por el simple hecho de que supongo que no va a querer perder a otro miembro de su familia. Aun que no me estaría perdiendo, simplemente me estaría yendo de mi hogar hasta terminar la preparatoria.
-Y mamá, ¿donde dormiremos? –Pregunté alarmada.
-Pequeña, por unos días viviremos en casa de tu tía Anabelle. El seguro de la casa nos pagara un dinerillo con lo que podremos alquilar una habitación en un hotel, y con lo que nos sobre, algo de ropa, ya que perdimos todo en este incendio. Tengo algo de dinero en el banco, así que en unos días, cuando me den el permiso de cuenta de tu padre, vamos a poder retirarlo para buscar una casa… –Mi madre no parecía tan dolida ahora, ya se había calmado, y parecía muy segura con lo que me estaba diciendo. -Vamos a casa de tu tía, cariño. –Fuimos a lo de Anabelle, y nos encontramos con uno de mis hermanos llorando a más no poder. Ese era Toby, el menor, pelo color chocolate y ojos oscuros. Yo y mis dos hermanos teníamos los mismos rasgos. Toby pensaba como mi mamá, amaban tanto a mi padre, puaj, me repugna pensar en amar a ese desgraciado que lo único que hacía era lastimarnos. En cambio, Tomy pensaba como yo, no nos agradaba ese tipo, no era buena idea planteárselo, ya que estaba metido en la mafia y podría matarnos. Pero ese odio que le teníamos, siempre existió. Ahora que mi padre murió, yo y Tomy nos sentíamos tan liberados, sentíamos que por fin íbamos a estar bien. En esta vida nueva, nada ni nadie nos podría parar… o eso pensamos…
En ese momento, mi tía estaba hablando con las sirvientas para que preparara un plato que a todos nos gustase, mi madre estaba haciendo cuentas, mis hermanos jugaban y yo haciendo mi tarea, era para mañana y si no la llevaba reprobaría. Anabelle nos había asignado una habitación a cada uno. Su casa era tan grande que hasta sobraban habitaciones para las personas que necesitaran alojarse allí.
La habitación que me tocaba a mí era muy espaciosa, de color salmón con una cama tamaño ‘’King Sice’’ , al lado de la cama había unos veladores que alumbraban el espacio. Además, la habitación contaba con unos sillones, una televisión de plasma, un candelabro gigante en el techo y un balcón que daba directo al enorme patio que había en el lugar. Y mejor ni hablemos del gigantesco vestidor que se encontraba al final de la habitación. Una vez me acomode en la habitación y la exploré por completo, me tumbe en mi cama a descansar por unos minutos. Mientras el tiempo pasaba, estuve pensando mucho en eso del internado, la verdad siempre quise ir a uno. Vivir literalmente en el colegio, sería fantástico. Si, se que sueno como una nerd, antisocial y sin amigos, pero mi futuro depende de esto. Y si, exagero, pero amaría tener una vida como la de la tía Anabelle, solo que yo si quiero casarme y tener hijos.