《 Quince 》

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♡  Confianza.





Estando a mitad de pleno invierno, el viento frío te hacía recordar calzar al menos dos pares de suéteres antes de salir de casa. _________________ cargó una enorme maleta durante todo su trayecto dentro de un supermercado.

La maleta contenía una serie de productos básicos de supervivencia, entre alimentos no perecederos y medicinas. Rechazó cualquier oferta de ayuda, incluso un conductor desocupado dentro de su automóvil le preguntó si no requería transporte.

Nadie podia creer que ese pequeño, frágil y pálido cuerpo pudiera cargar con aquella monstruosidad, una maleta pesada a simple vista, cuatro o cinco veces más grande que ella.

Posiblemente también pensaran que si ella tropezaba no habría forma de que pudiera ponerse en pie nuevamente, igual que una tortuga.

Después de un tiempo de caminata el gran depósito a las afueras de la ciudad empezó a verse muy pequeño a lo lejos, actualmente tenía valor útil para La Liga como escondite temporario, sin Kurogiri monitoreando y respaldando los movimientos de la organización no había forma de que pudieran elegir sin cuidado su residencia, si los atrapaban sería el fin pues, nadie podría hacer desaparecer a una docena adolescentes de la nada.

Cuando estuvo cerca notó una figura sentada despreocupadamente en una caja de madera mientras fumaba un cigarrillo—. Hey, cuñada —saludó con burla.

El rostro de _________________ enrojeció colérico—. ¡Tú! —gritó en forma acusadora, señalando a Dabi con su índice—. Deja de decir cosas que otros podrían oír fácilmente —regañó en voz baja, dejando sobre el suelo la maleta que cargaba a rastras—. Mejor ayúdame a llevar esto adentro.

Dabi simplemente rió y encogió sus hombros de manera despreocupada—. Lo que digas, lo que digas —burló, tirando su cigarrillo al suelo y pisándolo para luego acercarse en ayuda.

La enorme y pesada maleta fue levantada sin mucho esfuerzo por Dabi quien empezó a caminar junto a _________________ hacia el interior del almacén, ambos iban a paso lento e intercambiando un par de palabras en susurros.

El almacén estaba en las afueras de la ciudad, una zona un tanto alejada de las buenas intensiones humanas, por lo que naturalmente una persona como _________________ con un aura que delataba su procedencia podía correr algún riesgo, cada vez que venía de visita había alguien aguardando por ella.

—¿En verdad vamos a hacer esto cada vez que nos veamos? ¿No tienes nada mejor que hacer? —reclamó _________________, masajeando su columna adormecida por el esfuerzo—. Tú estás en la misma posición que yo, y no te hago la vida tan complicada.

Los susurros de ambos tenían la intención de mantener su discusión discreta, aunque el efecto logrado era todo lo contrario.

Dabi puso los ojos en blanco y sus manos se aferraron a la tira de la maleta—. No me compares contigo, yo soy transparente con la persona que amo —defendió con condescendencia—. Tu le ofreces el culo a Shigaraki mientras la fecha de tu boda junto a otro hombre aún está en discusión sobre tu mesa.

_________________ rió luego de que su corazón recibiera aquel golpe—. Eres tan venenoso —acusó en voz baja—. Perdóname entonces por no poder fingir mi muerte —escupió, devolviendo el afecto de mala forma—. Si continúo del otro lado es para aprender —comentó haciendo referencia a sus arduas horas en el hospital—. Lo que haga o deje de hacer no te concierne.

—Vas a lastimarlo.

Fue esa frase la que develó las intensiones ocultas de Dabi, tan simple de leer como un libro.

[ Shigaraki Boyfriend Goals ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora