f i n a l

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Con la situación mucho más estable, Jisung y Renjun habían empezado a asistir a la universidad de nuevo, Chenle se esforzaba para mejorar cada día, recibiendo con una sonrisa a las visitas tanto de sus padres como de sus amigos, aunque era difícil, había estado por cerca de dos meses sin poder mover su cuerpo, por lo que la rehabilitación de esta debía ser larga y cuidadosa. 

Hace tan sólo dos semanas le habían retirado el yeso de ambos brazos, mientras que sus piernas debían esperar un poco más. Y aunque se sentía completamente inútil al ni siquiera poder mover sus brazos con normalidad, sentía un poco de fuerzas cuando lo visitaban, le hacían dar cuenta que no estaba solo, las personas que más le importaban en su vida, diariamente lo visitaban y le deban ánimos para su mejoría, Chenle debía compensarles todo el tiempo que hacía que perdieran en él.

Y con tanto tiempo disponible, por supuesto había leído todos los mensajes que había dejado Jisung en su celular, el cual sólo mantenía para eso, ya que al haberse roto casi en su totalidad, sus padres le habían comprado otro para que usara, aunque claro, con ayuda de alguien más.

Cada vez que se sentía cansado de pasar otro día en el hospital, leía los mensajes que el menor había dejado, sonriendo ante el hecho que no hubo día que Jisung no hubiera escrito, desde las cosas más buenas que pasaron en la espera de su despertar, hasta las más tristes. 

Todos esos mensajes los usaba como un impulso para continuar.

Había pasado un buen tiempo desde que había podido ver los mensajes, sin embargo, no había tenido la oportunidad de hablar con el menor, tanto porque no encontraban tiempo a solas, o porque el chico estaba de un lado para otro con sus estudios y con la idea de satisfacerlo con lo que necesitara.

Y aquel día no era diferente, Jisung había decidido quedarse mientras él se encontraba en su sesión de rehabilitación para sus brazos, y no dejaba de preguntar si estaba bien, o quería que hiciera algo por él.

— Sung, ya te dije que estoy bien, relájate, sólo quédate justo donde estás. — Le sonrió, consiguiendo que el contrario también lo hiciera, y finalmente se quedara en silencio junto a él. — ¿Sabes? No te lo había dicho, pero es muy importante para mi que estés aquí... Gracias por venir hasta aquí sólo por mi. 

— Haría lo que sea por ti, Chenle. — Respondió bajando su cabeza.

— ¿Aunque haya roto tu corazón? — Jisung lo miró, negando con su cabeza al instante. — Yo terminé contigo, Jisung... Sé que lo hice.

— Pero por mi culpa, arruiné nuestra relación... — Una mueca triste se plantó en su rostro.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos, sólo viendo como el doctor movía los brazos de —un castaño— Chenle, y escuchando sus instrucciones.

— Me preguntaba... ¿Hace cuanto le dijiste a tus padres? Ya sabes... —Preguntó el mayor, volviendo a ver a Jisung.

— ¿Oh? ¿Renjun te lo dijo? — Preguntó sorprendido por el hecho de que Chenle supiera aquello.

— Tú lo hiciste, bobo. — Jisung lo miró confundido. — También me dijiste que Renjun lloró en su cumpleaños... Yangyang aprendiendo más idiomas... mis paros...  — Aclaró, riendo cuando el menor se vio nervioso al recordar todos los mensajes que había dejado.

— Ah... Se supone que habías cambiado de teléfono. — Rió nervioso. 

— Lo hice, pero aún tengo el otro, está guardado.

— Deberías deshacerte de él... 

— No lo haré, me ayudan... Me recuerdan que ustedes han estado esperando por mi, que tengo personas que quieren lo mejor para mi. — Jisung sonrió, aún avergonzado. — ¿Entonces? ¿Cuándo fue?

Secret. [Chensung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora