Después de algunos días en los que Doroty se la pasa cocinando y dándonos de comer hasta más no poder. Pude subir de peso, las costillas ya no se me marcan, y las clavículas hacen un intento de esconderse.
La noche anterior me estaba cambiando en la habitación y entró Aramis sin tocar. Me dijo que tengo la espalda lastimada y cree que se me rajó la espalda cuando estábamos escapando.
Después se puso a curarla. Pero como saben no fue incomodo ni nada, a estas alturas ya no nos da vergüenza nuestra desnudez.—Solo un par más y dejemos que descansen.—habla el hombre de bata.
—Señor, tiene demasiadas heridas.
—Tranquilo. Ella sola se va a curar con el tiempo. Además ya estamos muy cerca.
El fierro que se sobrecalienta dentro de un balde de acero chispea al punto en donde está completamente al rojo vivo, casi naranja por lo caliente.
Lo toman y lo colocan en mi espalda. Grito con todas mis fuerzas y las lagrimas me caen. Me agarro con fuerza de las cadenas que atan mis manos y aprieto lo más que pueda. -Piensa en otra cosa, piensa en otra cosa.- Retiran el fierro de mi espalda y ahogo un grito en le medio de la garganta.—Señor, creo que ya fue suficiente. —veo de reojo como uno de ellos que creo que es el que anota los resultados o las veces en las que me ponen eso en la espalda.
— Esta bien.
Cierro los ojos para poder respirar, respira hondo Amelia. Agua helada me cae por toda la espalda y arde horrible. Lloro y sigo llorando.
Todos se van, dejándome desnuda y mojada en esas cuatro paredes.— Amelia...—me llaman.
No, ya no quiero seguir así. Duele. Duele.
— Vamos, contesta. Por favor...—lo último fue casi una súplica.
Trato de moverme pero no puedo, ya no sé de donde viene el dolor.
—Vamos linda muévete.
Trato de acomodarme y hago sonar la cadena una vez.
— Entiendo... solo trata de acomodarte y no pegues esa espalda a ningún lado. El dolor te va a noquear en cualquier momento. Solo aguanta... aguanta...
Salgo del recuerdo que me vino a mi cabeza. Después de todo no siempre estaba con las inyecciones esas. Me dormía el mismo dolor.
Aramis me vio de la peor manera y siempre actuaba del mismo modo. Me hablaba y me daba consejos para curar las heridas, pero al final no veía los resultados o el paso de la curación. Y yo con él era igual, no sabía nada en esos momentos, pero si le hablaba para que se distraiga y piense en otras cosas.Sigo mirándome al espejo y ver cada cicatriz que me regalaron esos años. Algo dentro de mi se parte y a la vez me enoja. Apoyo las manos en los bordes del lavado y miro mi reflejo en el espejo. Aprieto con fuerza. Todos los pocos recuerdos que tengo en la cabeza y las sensaciones del dolor me dan un golpe. Llega con tanto impacto a mi cabeza que mis ojos azules por un breve instante se tornan rojo.
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Espinas Negras
Fantasy"Apesar de su poder está ausente, su voluntad es digna de alabanzas" Soy Amelia. La Oscuridad va ser algo muy repetitivo que diga o que sienta. Por que me destruyeron totalmente y perdí la luz y esa chispa en unos segundos. No pedí nada de esto y...