Capítulo 8: || Boda ||

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Los invitados comenzaron a llegar, en su mayoría gente elegante, de ropa costosa y porte fino. Personas de negocios, con un propósito en sus vidas hacer dinero.

Las personas se formaron en sus mesas según sus nombres mientras eran servidos con deliciosos aperitivos de parte de la servidumbre en tanto esperaban que comenzará oficialmente la ceremonia. Una música suave como al estilo Blue ambientó el lugar.

Ayase que continuaba con su dibujo se suspendió de golpe al oír la puerta abrirse. Su tía, Sahira entró con un vestido tallado color dorado y un capa abrigo peludo blanco. Ayase al verla entrar guardó sus cosas en su bolso y se puso de pie.

— Muévete, ya es hora — Salió tan rápido como entró. Ayase le siguió.

Una vez ambos caminaban por los pasillos para llegar a la salida su tía volvió a mirarlo de reojo.

— Recuerda Ayase, sonríe y no lo arruines — Dijo con suavidad pero con un tono hostil entre dientes.

Llegaron a la sala central, donde lo esperaba Someya sonriente. Ella se acercó a el Omega. Observó que todo estuviera perfecto en su vestidura y cabello. Con una mirada amable y comprensiva se dirigió a él.

Someya, tomó su velo que estaba hacia atrás y lo puso que tapara su rostro. Según le dijo ella eso era símbolo se su castidad — Todo estará bien —

Él no lo creía así, iba a reventar en llanto, lo sentía. Quería gritar, patalear y llorar que no le hicieran esto, que lo dejarán ir. Pero sabía que el momento en que hiciera algo como eso, su tía le destrozaría de mil maneras y luego lo abandonaría. Se lo había jurado, y no quería perder a su familia. Tenía miedo a estar solo. Debía resistir, debía soportar.

—  Ven vamos — Dijo Someya. Ayase inhaló profundo, reprimió sus sentimientos sin embargo no pudo evitar sentir sus ojos aguarse y en su pecho gran tristeza.
Caminó con Someya hasta el jardín, a un costado de la mansión donde celebrarían la ceremonia.

Cuando salió al jardín,miró todo era hermoso, debía admitirlo. La decoración era espectacular. Podría decir que sí no fuera por obligación e interés, esa sería la boda de su sueños.
Los girasoles, rosas amarillas y las campanillas azules envolviendo el arco del altar, la mesa con mantel blanco y las sillas de los invitados con flores en los repaldares de atrás. Las luces arriba iluminando como luciérnagas, todo era precioso.

— Todo quedó muy lindo ¿no crees? — Era más que hermoso, sin embargo no podía disfrutar de ello, todo eso era triste para él, no importa que tan bello se viera el lugar, nada lo haría sentir de eso una buena boda para él.

Llegaron a un punto del jardín donde el podía ver a todos pero no lo podían ver a él. Todos esperaban sentados y listos su entrada. Ahí, Sahira cruzó su brazo con el suyo. Y comenzó a andar hacia el altar.

Era el momento, es este instante todos sus sueños se comenzaron a derrumbar con el solo caminar hacia ese destino. Este momento definiría el resto de su vida. Era su eternidad.

— Sonríe Ayase — Habló entre dientes mientras caminaban su tía con una sonrisa fingida hacía los invitados. Ayase hizo lo que le ordenó, sonrió. Dio una sonrisa falsa.

El camino lo sintió largo, muy largo, sentía que cada paso que daba era diminuto. Desde ahí podía ver a su alfa, grande, fuerte, vestido con un esmoquin azul oscuro lo esperaba junto al hombre que realizaría su pacto.
Ahogó un jadeo al sentir que lloraría, respiró hondo intentado retenerse.

Para Kanou, Ayase se veía precioso, perfecto. Tenía razón Someya cuando le dijo que babería cuando lo viera. El traje de novio le sentaba increíble, le marcaba sus mejores tributos de Omega, la corona de flores que le colocaron lo hacía ver angelical y adorable, y velo en su cara mostraba su santidad preciada.

°Destino Atormentado° [Okane ga nai ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora