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"No me importa si soy un bandido
Voy pateando basura en el callejón
Yo no quiero volverme tan loco"

Valentín

Me desperté y sentí el dolor de cabeza que ya se había hecho común en mis mañanas.

Suspiré y me levanté, fui a buscar una botella de agua a la cocina, para volver a mi pieza, no tenía ganas de hacer nada, pero tampoco quería pensar.

Enchufé la computadora y tras prenderla puse una película cualquiera para distraerme.

Me dormí.

(...)

Me refregué fuerte la cara tratando de espabilarme. Me levanté y miré por la ventana, ya era de noche. Me fijé la hora, eran las diez de la noche, había dormido todo el día.

Me paré y me dirigí a la cocina, al Depa no lo crucé, seguramente esté en su pieza o haya salido. Había lasagna en la heladera, la metí en el microondas y me quedé mirando un punto fijo inconscientemente hasta que empezó a sonar, avisándome que ya estaba listo, salí de mi trance y saqué la comida.

Lavé y sequé todo, fui a mi pieza para vestirme, no sé como estaba el clima afuera, así que por las dudas me puse una rompeviento.

Después de fijarme que esté bien cerrado el gas, cerré la puerta con llave y bajé las escaleras. Necesitaba tomar un poco de aire, y ya no me iba a poder dormir.

Abrí con llave la puerta de la planta baja del edificio y cuando salí la volví a cerrar, empecé a caminar despacio con las manos dentro de los bolsillos de la campera, estaba bastante frío, pero no iba a volver a abrigarme.

Respiré profundamente. Todavía había bastante movimiento en la calle. Los bocinazos y gritos me distraían del pandemonio que se formaba en mi cabeza, y siempre se dirigía a la misma persona.

Pasó un peugot 207 rebajado con varios parlantes en cima y la música fuetísima. Los ignoré y seguí caminando.

Llegué a una plaza y me senté contra un árbol, que estaba al lado de un paredón, completamente oscuro, me daba dos ventajas, nadie se iba a dar cuenta que estaba ahí y de paso no me robaban.

Estiré las piernas y empecé a chocar los dedos sobre mis muslos con un movimiento coordinado. Cerré los ojos sintiendo como caían las lágrimas por mis pómulos hasta llegar a mi mandíbula y caer en mi pantalón.

Tenía muchas emociones juntas y cada vez se hacían más presentes, miedo, culpa, rabia y melancolía. Una mezcla rara.

Llevé mis manos a mi cabeza y empecé a dejar golpes con el puño, me agarré el pelo y lo tironeé mientras largaba sollozos. Golpeé con piñas y pellizqué mis muslos, no aguantaba. La extrañaba.

—Te extraño. —dije una vez más calmado —Te necesito, no sabés la falta que me hacés, princesa. —limpié mis lágrimas —Ya quiero que vuelvas. —suspiré con ilusión.

Quedé mirando un rato el árbol en el que estaba apoyado y se me vino un recuerdo de cuando éramos chicos.

*Flash back*

Andá para allá. —me señaló el árbol. Salí corriendo y empecé a trepar, la rama se movió bastante debido a mi peso. Pensé que me iba a caer.

—Piedra libre. —se escuchó gritar, me agaché un poco intentando no caerme para fijarme si estaba lejos de dónde yo estaba. Cuando lo pude comprobar bajé.

No de la mejor forma.

Pero bajé, abracé al tronco con la mejilla sobre el mismo, buscando con el pie un soporte dónde pisar, creí encontrarlo, pero me se zafó el pie, y bajé raspándome las manos y la cara. En seguida apareció.

—¡Valen!. ¿Estás bien?. —asentí, mentira, quería llorar. Me ardía la cara. Salió corriendo hacia el interior de la casa y volvió con su mamá y la mía.

—¿Estás bien, Valen?. —miré a tu mamá y a ella. Mi mamá les hizo una seña para que se vayan —¿Estás bien?. —repitió, negué y la abracé fuerte —Vení, vamos a curarte eso.

Empezamos a caminar hacia el interior de la casa, escuché como la mamá la retaba. Estaba haciendo trompa y con los brazos cruzados.

—¿Cómo lo vas a hacer subir al árbol?. Mirá si se caía y se rompía algún hueso.  —exageró.

—¡Yo no quise que se suba al árbol!. —extendió los brazos con las palmas abiertas.

—Yo te vi cuando le señalaste el árbol, chiquita. —habló algo enojada —A mí no me mientas.

—¡Pero mamá!. —protestastó —¡Yo le decía que se escondiera atrás del árbol, no que se subiera!. —asintió dando por terminada la charla cuando vió que nos acercamos.

Mirá como tenés la cara, chiquito. —la mamá de Mía siempre fue re dulce conmigoVení. —me fui con ella y con mi mamá.

Con un algodón, me pasaron agua oxigenada, pegué un gritito, me ardía mucho. Mía se me acercó dando unos saltitos apresurados y me sostuvo la mano hasta que me terminaron de desinfectar y sacar una que otra astilla que tenía.

—Gracias. —hablé y le di un fuerte abrazo.

—Siempre voy a estar, Valen. Sino me quedo sin amigos. —me golpeaste despacito el hombro y aunque me dolía no me quejé.

—Sos mi fiel acompañante. —pasé un brazo por tus hombros, y empezamos a caminar siguiendo a nuestras mamás.

—Tu fiel acompañante. —sonreímos.

*Fin flash back*

Una sonrisa y lágrimas se me escaparon, suspiré y me limpié las lágrimas pero fue en vano, porque salían cada vez más.

¿Quién iba a pensar que íbamos a durar tanto tiempo?.

Cuando por fin me pude calmar y regularizar la respiración, empecé a caminar por la misma dirección en la que vine.

Empecé a hacer un estilo de movimientos con mis manos para poder tranquilizarme. Estiraba por completo la palma y después la hacía un puño, así sucesivamente todo el camino hasta que llegué a casa.

Abrí la puerta y en seguida apareció Tadeo y se me puso en frente.

—¿Estás bien?. —se lo notaba preocupado, y mis ojos delataban que había llorado. Asentí —Me preocupé cuando no te vi.

—Salí a caminar. —aclaré. Asintió.

—¿Comiste algo?. —hice una seña afirmativa.

—Comí la lasagna que había. —me sonrió orgulloso, no estaba comiendo mucho, debe ser por eso.

—Genial, yo había ido a comprar algo para comer, pero cuando te fui a avisar estabas dormido, pensé que ibas a dormir todo el día. —negué —¿Querés ver una peli y comemos algo?. —volví a negar.

—Gracias, pero estoy cansado. —asintió. Se me acercó y me abrazó, un gesto de acompañamiento.

—Cualquier cosa estoy acá, ¿sí? —asentí.

En ese momento me sentí una mierda. Por todos los mambos que tengo en la cabeza, hago sentir mal a los demás cuando intentan ayudarme.

Me desvestí y me acosté, necesitaba dejar de pensar.









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Buenas, ¿todo bien?

canción: "yo no quiero volverme tan loco", Charly García.

𝖙𝖆𝖒𝖊𝖙𝖟𝖔𝖓𝖆 🌙 𝖜𝖔𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora