Capítulo catorce.

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Ella es esa clase de chicas que vienen de la oscuridad pero aún así ama las puesta de sol.

–Ron Israel.


No podía ser...

¿Por qué?

–Hola, Ei... Nunca creí que te encontraría aquí–para cuando pronuncia esas palabras, ya podía sentir como el sudor corría por mi frente y como mis manos de una manera leve temblaban.

Me sentía aterrorizada, pero intentaba no demostrarlo.

Pero lo que menos entendía era: ¿Que tenían que ver ellos con Uriel?

¿Será que conocer a Uriel no fue Casualidad?

–¿Que sucede aquí?–Pregunta Uriel y puedo notar en su voz el desconcierto, lo cual me afirma que no sabe porque yo los conozco.

–Eso quisiera saber yo. ¿De donde la conoces?–Pregunta Ryder y puedo ver como sus manos se cierran con fuerza y como su voz se vuelve más fuerte.

Aunque no lo quisiese admitir, aunque quisiese que todo lo que siento fuese diferente; tengo miedo. Siempre cuando él vuelve aparecer en mi vida es la misma sensación de escalofríos, ese temor constante corriendo por todo mi cuerpo.

Era evidente que Uriel se había dando cuenta de cómo estaba y sentía, que estaba atemorizada–eso estaba más que claro–pero justo ahora me hubiese gustado que Uriel y yo supiéramos más uno del otro.

Me detuve a verlo por unos segundos y pude distinguir como sus gestos eran tranquilos y mostraban estar relajado, pero al verme, en sus ojos era evidente su preocupación.

Aparto mi mirada de Uriel y me dispongo a ver hacia abajo.

Siento una mirada pesada en mi y aunque sé quién es, subo la cara dando con esos ojos marrones que me atormentan.

Ryder se me queda viendo fijamente a los ojos y se acerca un poco, pero yo me aparto hacia atrás. Puedo notar como esa simple acción lo decepciona, pero que esperaba; ya las cosas no son como antes y debe entenderlo de una vez.

–Esta bien, te contaré–Dice Ryder con evidente molestia hacia Uriel. Estaba segura que era porque aún no entendía que hacía yo con Uriel, al igual que yo no entendí de dónde se conocían ellos tres.

–Vamos a sentarnos–Escucho la voz de Melanie, la hermana de Ryder, la cual no me había dando cuenta que portaba un arma. Ahora entiendo la preocupación de Uriel.

Tal vez antes en el pasado un arma no me hubiese asustado, pero si la portaba ella todos deberían sentir miedo.

Melanie me hace un gesto con el arma para que me siente en el sofá de la sala, me encaminó hacia el sofá y es como si estuviese a miles de kilómetros, pero llegó a la final y me dejo caer en el. Uriel hace lo mismo, pero se queda a menos de un metro de mí.

–Pense que era una visita de cortesía–Habla Uriel apunta el arma. Melanie sonríe y la guarda atrás de sus pantalones, mientras ella y Ryder quedan enfrente de Uriel y de mí, sentándose ambos en el otro sofá.

–Y lo era–.

–Veamos... Por dónde empiezo–Empieza a decir Ryder, mientras se lleva la mano hacia el mentón haciendo creer que piensa. Y yo solo no puedo evitar pensar que me gustaría que Uriel supiese mi pasado por mi, y no por Ryder.– Recuerdas cuando les conté a Polo, Peter y a ti de una chica que me traía loco, ¿Lo recuerdas?–Noto como Uriel sonó asiente, haciendo que Ryder sonría de lado con malicia–Es la chica que tienes a tu lado–Dice sin más Ryder. Uriel se tensa a mi lado, pero no dice algo al respecto.– Recuerdas que les había contado que la chica había perdido a su padre y hermano, y por la depresión se metió donde no debía, que yo la había sacado del infierno en dónde estaba... Que la ayudé y me pagó traicionandome–Dice esto último viéndome.

Dériver | En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora