"Tal vez los mejores caminos son los que no nos llevan al lugar que esperamos".
Eider.
Estos días en Italia habían sido impresionantes, Capri era un lugar hermoso, donde te quedabas anonadado por todo su esplendor. Era un lugar para recordar y aunque aún falta mucho para irme, no me quería irme nunca de aquí.
En la cabaña donde me empecé a quedar a penas llegue se volvió mi refugio, el lugar tenía un aura tranquilizadora, era un sitio que irradiaba paz y al entrar lo comprobé. Pero creo que lo que más me gustaba de este lugar era la playa que tenía enfrente, era maravilloso.
Tan solo tenía una semana aquí y este lugar no me dejaba de sorprender.
Admito que convivir con alguien que no conozco no sé me está haciendo fácil, pero Uriel es alguien agradable, siempre sabe que decir y cuando intervenir, no hemos hablado mucho, solo en ocasiones o en el desayuno. Después de eso, los dos no nos veíamos en todo el día hasta la noche y ya sea a la hora que llegué el o yo, ya el otro se encontraba dormido.
Por alguna extraña razón él también me brindaba un poco de tranquilidad.
Ya era de noche y me encontraba de regreso a la cabaña, me sorprendió un poco ver qué Uriel estaba preparando algo para comer en la cocina y la verdad, no había comido en todo el día y moría de hambre. Él notó mi presencia y me regaló una sonrisa, la cuál le devolví por cortesía.
— ¿Qué preparas? —Me atreví a preguntar. Con él no se que me pasaba, pero me volvía algo tímida.
—Unas hamburguesas... ¿Quieres acompañarme en la cena? —Propone. Eso me toma un poco de sorpresa pero acepto.
Él despertaba mi curiosidad y al fin creo que podríamos tener una conversación, siempre cuando nos vemos es un "hola" y "hasta luego".
Uriel era un chico alto, muy alto creo que ronda el 1.90. De cabello castaño lacio que le daba un toque juvenil, labios gruesos y rosados, con un pequeño lunar cerca de éstos, tenía un cuerpo atlético, nada extravagante pero digno de apreciar. Además, era un chico educado y por lo poco que he visto inteligente, y ahora, descubro que sabe cocinar.
—A ver... ¿Qué me puedes decir de tí? —Pregunta. Y puedo distinguir su acento, era melodioso pero a la vez ronco.
—Mm... Estoy en la universidad, tengo dos hermanas y vivo en Buenos Aires.—Finalizo. la verdad es que no quiero hablar sobre mí, nunca ha sido mi tema favorito.
— ¿Y tú? ¿Qué me puedes decir? —Pregunto.
Mientras, él está enfrente de mi ya que la cocina está situada justo al lado de la encimera de granito. Notó como él se tensa un poco pero al segundo se relaja, o eso intenta.
¿Tendrá algún problema? Aunque a estas alturas de la vida, se que todos en algún punto tenemos problemas o cosas que nos agobian, no importa si es pequeño o grande, cuesta superarlo o arreglarlo.
—Tengo un hermano mayor y una hermana menor, también estoy en la universidad y soy de España.
Él tampoco quiere hablar mucho de su vida, así que se me ocurre algo, salgo de la cocina y voy a uno de los estantes que hay en la sala, ahí se encuentran varias botellas con todo tipo de alcohol y como yo no soy de beber mucho, agarró la que creo es la menos fuerte de todas. Vodka.
Con la botella en mano regreso a la cocina, él me ve extraño pero ignoró eso, mientras busco dos vasos de vidrios pequeños, al tener todo listo me pongo enfrente de él y de dejó las cosas sobre la encimera.
—Ya que es evidente que no queremos hablar mucho de muestras vidas, te propongo algo... Este juego consiste en que, le vamos hacer una pregunta al otro y si la otra persona no quiere responder se toma un shot. Pero solo pueden ser preguntas referente a nosotros, nada de familias ¿Y bien?—Pegunto. No sé de dónde saque el coraje para proponer aquello, pero no había marcha atrás y él es una persona nueva, no sabe mi pasado y creo que puedo ser yo misma por una vez.
—Bien. Me gusta la idea... ¿Quien empieza? —Pregunta. Y como yo propuse el juego soy la primera en preguntar.
Llenó los dos vasos, como son pequeños solo los lleno hasta la mitad.
— ¿Tienes novia? —Pregunto. Ni idea de porque esa fue mi primera pregunta, pero ya la solté y no me pienso retractar.
—No tengo—Sentencia. Mientras él sigue preparando la carne para las hamburguesas.
— ¿Eres virgen? —Me sorprende un poco la pregunta. Aunque aparento que no, mientras me siento en la silla alta que está enfrente de la encimera.
—No lo soy—Respondo. Aunque siento como mis mejillas se calientan un poco. Notó una pequeña sonrisa que surge de sus labios y supongo que es por mi sonrojo.
— ¿Cual es la vergüenza más grande que has pasado?
Él duda en responder, pero al final lo hace.
—Cuando era pequeño unos niños en el parque al cual yo solía ir por las tardes después de la escuela, me ofrecieron unos chocolates, pero... Con lo que yo no contaba es que en realidad eso no fuera lo que yo pensaba—Finaliza. Y miles de pensamientos invaden mi mente y no puedo evitar la carcajada que va después de su declaración.
—¡No puede ser! ¿Enserio?—No podía dejar de reír... ¿Este chico había comido mierda? Con solo pensarlo otra vez no podía dejar de reír, hasta el empezó a reír también no sé si se reía de mi o conmigo, pero no le tome importancia, lo que llamó mi atención fue notar que su risa es enigmática.
—Basta de burlarte de mi... Es mi turno—Dice. Y solo logro controlarme un poco. — ¿Cual es tu mayor sueño? —
—Mm... Aún no lo se, antes creía saberlo pero ahora no tengo uno como tal—Respondo de la manera más sincera.
Veo que el cuchillo con el que estaba cortando el pan queda dentro de este, así que subo la mirada al sentir sus ojos clavos sobre mí.
Él no me ve con pena o algo que se le parezca, es como si me entendiera. Era refrescante ver eso en la mirada de alguien más.
Después de unos segundos apartó la mirada y seguimos con el juego...
No habíamos tomado aún, las preguntas eran sencillas y no eran tan personales.—Dime tu peor experiencia—Escucho.
Inmediatamente me tomo el shot del tiro, el líquido pasa quemando mi garganta pero no tengo la necesidad de arrugar la cara. Y con ese hecho, se que he despertado la curiosidad en él.
Y así pasamos el rato, comiendo hamburguesas, shots al no responder o aveces simplemente por querer.
¿Quién diría que esto se iba a salir un poco de control?
¿Qué habrá pasado?
¿Listos para saber?~Lectores fantasmas, por favor, dejar sus votos~
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Dériver | En Pausa
Teen FictionTodos algunas vez en nuestra vida pasamos por una situación que nos sobrecargo, algo que no supimos manejar; donde nos sentimos solos, sin apoyo y sin compresión de algún amigo o alguien cercano. Nos deprimimos y hasta otros se llegaron a hundir en...