Un solo segundo puede llegar a cambiar la vida de las personas y eso es lo que paso con nosotros.
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Siento mi cuerpo pesado y mi garganta seca, al intentar abrir mis ojos una luz me molesta por lo que...
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[Narra la escritora]
-¿P' estuvo mal lo que pregunté?- cuestionó desconcertado el menor- ¿Porque lloras?
Singto se encontraba en el filo de la cama con malos recuerdos llegando a su memoria, aquellos días que parecían ser su peor pesadilla y que intentaba no recordar llegaron a él como un balde de agua fría.
-Krist...
-¿Hay algo malo?- preguntó Krist angustiado al no saber que anda mal con su pareja.
-Yo...
-Singto por favor dime...- habló Krist acercándose más hacia Singto dándole un abrazo para brindarle confianza y que lo que sea que lo atormente no lo haga llorar más.
-Hay algo que no te he contado- confesó el mayor con un hilo de voz.
-¿Sing...
-El día en el que sufriste el accidente- habló Singto interrumpiendo a su menor- Aquel día...perdimos a alguien más por mí estupidez.
-¿Qué?- preguntó Krist sin entender nada de lo que Singto decía.
-Krist, amor, tú eres uno de eso escasos chicos que puede procrear vida en tú vientre- explicó Singto tratando de que sus rebeldes lágrimas acumuladas en sus ojos no rueden por sus mejillas- Y por eso tú... estabas embarazado de 3 semanas.
-¿Singto que rayos estás diciendo?- pregunto Krist sin querer creer lo que su mayor le explicaba- ¿Acaso la abstinencia de un año te volvió más pendejo?
El menor espero respuesta del azabache, espero que Singto lance una fugaz risa y dijera que todo esto era una broma de mal gusto, que afirmara que la abstinencia le hizo mal. Por qué el no quería llegar a creer que todo lo que le explicó el mayor sea verdad y que esa cicatriz en su vientre sea lo que el menos quiere pensar.
-¡Singto!- llamó el de tez blanca- ¡Singto di que esto es una mala broma!
El mayor que hasta el momento trató de retener sus lágrimas ya no lo logró por más tiempo y volvió a derrumbarse ante los ojos de su menor, confirmadole lo que tenía escuchar.
-Perdimos...a nuestro bebé- habló Singto al final entre lágrimas.
El grito y los llantos del tes blanca no se hicieron esperar, aquella habitación que antes iba a ser presencia de un acto de amor, ahora se había visto envuelta en medio de las lágrimas y el dolor de ambos chicos que ahora mismos se sentían lastimados.
-¡Me voy!- habló Krist de repente dirigiéndose a la puerta de la habitación- ¡Te quedas tú con tu estúpida casa! ¡Otra vez me voy y espero que esta vez sea para siempre!
Singto estaba desconcertado, lo mismo de hace un año estaba volviendo a pasar, se arrepentía de siempre meter la pata y terminar lastimando a la persona que más ama, pero esta vez no se arrepentiría por haberlo dejado ir, por que esta vez no se quedará sentado sin hacer nada.