Capitulo 4: Preparativos de Navidad.

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Había pasado ya poco más de un mes desde que Luka y Meiko habían prometido ayudar a Len. Ahora era diciembre y el vampiro aún se encontraba en el mundo de los humanos, después de todo Luka, Meiko y Kaito aún no regresaban y tampoco se habían comunicado -y sí lo hacían únicamente llamaban a Miku- Así que los Kagamine permanecían sin saber nada de información sobre como regresar a Len a su mundo.

—Odio está maldita cosa engañosa... —mascullo Len en voz alta mientras miraba un vaso de vidrio lleno de jugo de tomate que estaba en una mesa frente a donde él estaba sentado.

Desde aquel día se había decidido que él y Rin vivirían en casa de Miku, aunque de vez en cuando -cuando ella no estaba- los Kagamine iban a casa de Rin porque Len decía aburrirse de estar en un solo lugar.

— ¿Que tienes en contra del jugo de tomate? —contesto Rin, quien se encontraba sentada al lado de él con los ojos cerrados y ambas manos entrelazadas sobre su vientre mientras mantenía su rostro en dirección al techo.

—Sabe horrible, pero aún así es lo que más tiene aspecto de sangre de todo lo que Onee-chan tiene— respondió el rubio mientras tomaba el vaso con su mano izquierda y lo llevaba hasta su boca para beberlo—¡Uwa! ¡De verdad que sabe horrible! — dijo apenas bebiendo un sorbo.

—Entonces deja de tomarlo—dijo Rin sin abrir los ojos.

—Moriré de hambre— contesto él manteniendo una mueca en su rostro.

—podrías intentar probar otras cosas ¿sabes? Además... Tú ya estás muerto, no hay mucho pierde— Dijo la chica encogiéndose de hombros provocando que el vampiro la mirara levantando una ceja.

—¡No planeo arriesgarme! — Respondió Len antes de levantarse del sofá.

Rin abrió los ojos para verlo.

—¿A dónde vas? — cuestiono con curiosidad.

—Iré a ver la tele— respondió mientras caminaba hacia donde estaba el control remoto.

—Te has vuelto adicto a ese aparato ¿eh? — comento la rubia antes de suspirar.

—Estoy aburrido y no hay nada que hacer— dijo él deteniéndose y mirando a Rin— Además, Onee-chan salió y no ha regresado. Ella es la que siempre insiste en que deje de ver tele.

—Que tramposo.

—Cállate— silencio mientras se dedicaba a buscar el control remoto con la vista.

—por cierto Len. Llevo pensándolo mucho tiempo pero ¿No crees que deberías cambiarte de ropa? — Dijo la chica al tiempo que se ponía de pie y miraba a su compañero de pies a cabeza. —Llevas más de un mes con esa ropa ¿Acaso no te sientes sucio?

—Tsk, humana insolente. ¡Estoy muerto! Yo no sudo ni expido olores. No hay forma de que mi ropa se ensucie— contesto él con algo de arrogancia mientras se cruzaba de brazos y miraba a la chica con sus ojos rojos.

En ese momento Rin tomo el vaso con jugo de tomate que estaba en la mesa y lo arrojo contra el vampiro provocando que la camisa de aspecto antiguo y parte de la capa negra se mancharan con el rojo del jugo.

—Listo, ahora si estás sucio— dijo la Kagamine mientras sonreía ampliamente. Len permaneció mirando con la boca abierta sus ropas –ahora manchadas con jugo de tomate-.

—T…Tú…— murmuro incapaz de apartar los ojos de las manchas rojas que había sobre él.

—Iré a buscar algo de ropa para ti— anuncio la chica sin perder la sonrisa mientras se dirigía a la puerta principal.

Un Encuentro no PlaneadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora