- ¡Alba! Baja a cenar –gritaba mi madre desde el salón.
- ¡Ya voy mamá! –contesté.
Me levanté de la cama y tropecé con un montón de ropa que había dejado esa tarde después de hacer limpieza de armario, porque tenía ropa que no me había puesto nunca y me estaba empezando a quedar pequeña y se la iba a dar a Rachel.
Me miré en el espejo y me arreglé un poco el pelo porque después de la larga tarde sacando ropa del armario, había caído rendida de sueño en la cama, y hasta ahora no me había levantado.
Bajé las escaleras corriendo y cuando llegué a la cocina estaban todos sentados en la mesa esperando a que yo llegara para empezar a cenar.
- ¿Vas a salir esta noche? –me preguntó Rachel.
- Creo que no, estoy cansada –contesté mientras terminaba de bostezar.- Además Chloe y Jess –mis amigas desde que me mudé aquí cuando tenía 3 años –se han ido de vacaciones a Ámsterdam con sus familias y volverán en un par de días.
- Yo voy a ir con Mia a tomar un helado al centro de la ciudad, te podrías venir y dar una vuelta para despejarte, te vendría bien -dijo mientras terminábamos de comer.
Negué con la cabeza.
- Pasadlo bien.
Recogí la mesa y subí hacia mi habitación para coger el pijama porque me apetecía una ducha. El calor del verano ya estaba por toda la ciudad y me sentía rara, porque hacía una semana acabábamos de terminar primero de bachillerato y todo el mundo había salido de la ciudad para ir de vacaciones, solo quedábamos unos cuantos que íbamos de vacaciones casi al terminar del verano.
☀️☀️☀️
Al salir de la ducha me dirigí hacia la habitación de Rachel para ver si seguía en casa o se había marchado ya, toque a la puerta y entré, estaba indecisa porque no sabía qué vestido escoger.
- ¿Cuál prefieres, este blanco de volantes o este rojo tan simple? - me dijo desesperada.
- El rojo te queda mejor, además vas a tomar un helado, no vas a una fiesta -dije con tono de burla, ella asintió.
Rachel es mi hermanastra y mi mejor amiga, nos conocimos cuando nuestros padres empezaron a salir, nosotras éramos bebés todavía, es una chica muy divertida, siempre tiene una sonrisa en la cara, es la típica persona sociable, simpática y agradable a la que todo el mundo quiere. A veces es un poco distraída pero eso lo ha heredado de su padre.
Cuando Rachel se fue de casa baje al comedor, mis padres se fueron porque habían quedado con los vecinos para tomar algo por el barrio, así que tenía la casa sola y eso significaba que era noche de pelis.
Eran las doce de la noche y todavía no habían vuelto a casa, escuche a gente gritar y reírse en la calle, intrigada salí de casa. El barrio es muy espacioso, es decir, las casas están separadas entre sí y cada una tiene un patio en la entrada, el nuestro está vallado y tiene una pequeña puerta, porque de pequeñas Rachel y yo nos escapábamos y una vez casi nos atropella un coche, básicamente lo vallaron por seguridad pero como eran barrotes blancos se podía ver todo lo de fuera. También había un banco y una mesita para tomar algo en las noches.
Al salir vi a un grupo de adolescentes de mi instituto al otro lado de la calle, los conocía a todos, pero no había hablado mucho con ellos.
- ¡Albaaa! - gritó de lejos Albert, un amigo que iba conmigo a clase.
Salude con la mano, estaba en pijama y no quería que me viesen así vestida, pero para mi mala suerte se estaban acercando hacia mi casa.
- ¿Hola, que hacéis a estas horas por aquí? –pregunté.