Debo ser sincera; en el fondo estoy temblando.
En mis diecinueve años de vida, jamás le hablé de esta forma a mi abuela, por alguna razón, Charlotte siempre consigue intimidarme y juro que no sé de dónde me ha salido tanto aplomo para enfrentarla de ese modo.
Al menos ahora he conseguido escabullirme hasta el balcón; sin embargo, no dejo de sentirme nerviosa y muy incómoda, siento los ojos de mi abuela tajantes en mi espalda, mirándome tan salvajes como el fuego que puede devorarlo todo. Sus ojos, aquella mirada gélida siempre me ha mantenido dentro de la jaula que ella quiere.
¿Por qué debo seguir así, si ahora soy capaz de abrirla?
Esta vez no pienso agazaparme tras sus sombras.
—¿Es que acaso olvidaste como responder los mensajes?
La voz de Liam me relaja, y exhalo un suspiro fatigado, oírlo, resulta ser estimulante y una sonrisita me atraviesa el rostro. De alguna forma es un gran alivio.
—Precisamente no has llamado en el momento más adecuado, Liam.
—¿Ha sucedido algo?
—Asuntos muy problemáticamente familiares —respondo en bufido—, de por sí bastante tediosos para poder explicarlos.
Miro de soslayo por encima del hombro, esperando encontrar la fría mirada de Charlotte, pero por suerte no tiene sus ojos sobre mí, sino en cada detalle de mi habitación.
Uf...
—Sabes, tengo una solución bastante prometedora para solucionar todos tus problemas. ¿Has leído mis mensajes?
—La verdad es que no —contesto, pero imagino lo que viene ahora.
—Pues que te parece salir y despejarte...
—Salir a dónde.
—A una fiesta —su respuesta es sencilla y alegre.
—No soy para ese tipo de cosas.
—Todo el mundo sirve para ir a una fiesta —dice—. Simplemente no puedes quedarte en casa un sábado por la noche. No cuando estás en tu primer año de universidad.
—Pues la verdad es que sí. Para mí es suficientemente satisfactorio quedarme en casa y leer un libro.
Oigo un suspiro exagerado.
—Vamos, Belle —lo pienso un segundo, en el fondo de mi corazón tengo deseos de ir, pero no sé si soy capaz de hacerlo—. Solo serán unas horas. Por favor, Belle. Será grandioso, iremos todos, tú, Hunter, Lauren, Ian, Matt y yo.
Miro una vez sobre mi hombro, Charlotte esta vez si me está observando y el enojo es palpable en su mirada, seguramente ella jamás me permitiría salir de fiesta y por lo mismo acepto. Yo misma dije que debo empezar a florecer y tal vez una fiesta no sea del todo un mal comienzo.
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Florecer
RomanceMuchos creen que el dinero puede comprarlo todo, piensan que vivir entre los lujos puede hacer la vida más feliz, sin embargo ni la suma de dinero más grande, puede borrar hechos del pasado, ni hacer germinar un corazón marchito. Belle Nottingham t...