≫ 1O ; mamá ≪

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Minho esperaba tronándose los dedos sin dejar de mover su pie en signo de ansiedad. Ese día no había escuela, Chaeryeong y Chaeyeon habían ido a casa de Yeji; Jisung estaba al tanto de la situación y le ofreció su ayuda y apoyo si es que lo necesitase.

—¡Llegué! —exclamó Mirae apoyándose en sus rodillas para recuperar el aire —. Lo lamento en-en serio, hubo demasiado tráfico asi que decidí mejor venir corrien...

Sus palabras fueron cortadas cuando unos brazos la envolvieron apretándola contra su pecho. Mirae cerró los ojos correspondiendo al gesto y susurrando en su oído.

—Ya llegué, todo va a estar bien.

Minho no dijo nada más, solo mantuvo la posición así hasta que uno de los doctores les dejó pasar.

—Mamá...

Era la primera vez que Mirae veía a la señora Lee, y sin duda era hermosa. Tenía cabellos chocolates cortos por encima del hombro que se ondeaban hacia adentro en las puntas, unos ojos avellana que contemplaban perdidos por la ventana, una piel muy pálida y su cuerpo estaba demasiado delgado, como si no hubiese estado alimentándose adecuadamente. Y aún pese a ello, seguía viéndose bonita. Pero fue en eso, mientras Mirae bajaba la vista a sus brazos notó las vendas con manchas rojizas que envolvían sus muñecas.

Y lo comprendió todo.

—Mamá, ¿por qué lo intentaste? —preguntó Minho acercándose y tocando suavemente las heridas de la mencionada.

Ella lo miró neutral y apartó su mano sin decir nada. Aquel gesto se había sentido como una estocada en el corazón para su hijo mayor.

—No quiero verte —murmuró —¡Eres como el, tu también me abandonaste!

Minho negó.

—No te abandoné, mamá, necesitas ayuda.

—¡Ni siquiera vienes a verme!

—Vengo cada fin de semana que se me permiten visitas; además, no puedo dejar a Chaeryeong y Chaeyeon por tanto tiempo...

—¡Y no las traes! —escupió.

—No pueden verte así, mamá, ellas...

—Te avergüenzas de mí, ¿verdad? —negó con una aterradora sonrisa —. Eres igual a él. Eres una basu...

—Minho es un buen hijo, buen hermano y buen amigo.

Mirae no pudo evitarlo, pero tuvo que interrumpir.

—Usted no me conoce y esto no me concierne, no tengo conocimiento de su situación actual. Pero sé que usted no quiere decir eso.

—Mirae... —murmuró Minho.

La castaña levantó la mirada viendo esos ojos que le gustaban teñidos de rojo, evidenciando las ganas que tenía de llorar.

—¿Quién eres tú? —preguntó la señora.

Calló unos momentos.

—Soy su novia —sonrió —, y puedo asegurarle que Minho es increíble. Ahora no está en condiciones de razonar bien lo que dice, aún tiene que recuperarse, pero le prometo que mientras tanto cuidaré muy bien de su hijo así como el también cuida de sus hermanas.

La mamá frunció el ceño.

—Disculpe, terminó el momento de visitas —habló tímido uno de los enfermeros —. Necesitamos darle a su mamá la medicina...

Minho asintió.

—Me tengo que ir, mamá —dijo bajito —. Te amo...

Sin embargo, la señora no contestó y continuó con su mirada perdida en la ventana. Minho sonrió triste y salió de la habitación con Mirae.

—No es posible que hayan permitido esto —se quejó Mirae —. ¿No se supone que éste lugar es bueno? ¿tan descuidados son que casi dejan a una persona morir?

—Mil disculpas, señorita —rascó su nuca el joven —. Estamos cortos de personal y tenemos demasiados pacientes —bajó la voz —. Además, la atención para la señora Lee viene atrasada desde hace tres meses...

—¿Me está diciendo que por falta de dinero van a descuidar a una paciente? —rió con ironía —. No puede ser posible.

El aparentemente residente bajó la cabeza sintiéndose extrañamente regañado.

—¿Cuánto falta? —preguntó de repente.

—Mirae, no...

—¿Cuánto falta? —repitió.

—Puede dirigirse a la caja a preguntar por los datos de la paciente...

Mirae ignoró lo que decía Minho y se acercó preguntando y pagando la cantidad correspondiente.

—Minho, no voy a dejar que alguien muera por falta de dinero —se cruzó de brazos —. No importaba lo que dijeses, lo iba a hacer.

—Mirae, no tenías por qué...

La castaña se paró de puntitas y depositó un beso en la mejilla de Minho. Este calló de inmediato llevando su mano a la zona y sintiendo sus mejillas calientes.

—Hablas mucho —puchereó ella con sus mejillas igual de coloradas.

Los dos caminaron fuera del recinto. En todo momento Minho guardó silencio.

—¿Te gustaría contarme de ello? —preguntó Mirae bajito, con algo de temor —. No tienes que hacerlo si te es difícil.

El de cabellos morenos detuvo su caminar y miró a Mirae con una sonrisa.

—Mi papá nos abandonó hace dos años, mi mamá entró en una gran depresión y ahora está internada allí en lo que trata de recuperarse —suspiró —. Soy mayor de edad ahora, así que puedo cuidar de mis hermanas. Mi amiga de la infancia, Yeji, las cuida cuando yo no puedo. Y cuando ella no puede, Jisung siempre busca hacerse un tiempo para ayudarme e incluso nos visita y le compra cosas a las niñas... —bajó la cabeza —. Les debo mucho a él, a Yeji y a ti.

Mirae asintió en silencio.

—Me gustaría verlas, ¿puedo conocerlas?

Minho sonrió en grande.

—¡Por supuesto! —tomó sus manos —. Ellas estarán muy contentas.

—¿Crees que les caiga bien?

—Nadie podría no quererte, Mirae —besó su cabeza.

—Nadie podría no quererte, Mirae —besó su cabeza

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𝗣𝗔𝗥𝗧-𝗧𝗜𝗠𝗘 𝗕𝗢𝗬𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗 ✧ lee knowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora