Parte 3

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Tengo algo con los autobuses

Eve le confesó a Michael, al día siguiente, que tenía la sensación de ser observada y que tal vez solo eran paranoias suyas, pero le pidió que mandase un equipo para registrar la casa. Cuando descubrieron que efectivamente, había varias cámaras, incluida una en el baño, Michael agradeció tener una novia tan intuitiva.

A pesar de que han limpiado la casa de cámaras, todavía se siente incomoda allí. Así que Eve pasa demasiado tiempo fuera. Va de compras, supervisa los detalles de la boda, almuerza fuera con amigos de Michael, que ahora también son los suyos y finalmente toma el bus para volver a su casa a altas horas de la noche. Toma la línea más larga, porque da muchas vueltas y así está más tiempo fuera de su hogar.

Decide sentarse casi al final del bus, a pesar de que solo hay otra mujer mayor, sentada junto al chófer. No sabe muy bien la hora que es, ni donde se encuentran en este momento. La suya es la última parada. Cuando se recuesta en el asiento, su móvil comienza a sonar. Eve salta de su asiento... y nerviosa rebusca en su bolso para sacar el móvil. Suspira aliviada y quizás un poco decepcionada, aunque se niegue a admitirlo.

"Eve, ¿donde estás?" La voz de Michael suena preocupada.

"Voy de camino a casa" Contesta con calma.

"Es muy tarde, pensé que cenaríamos juntos"

"Todavía tardare una media hora, voy en el bus. Cena tu, luego pico algo y me tomo una copa contigo, ¿de acuerdo?"

"¿Por qué no has tomado un taxi?" Michael parece sorprendido. En ese momento el autobús se detiene para recoger a alguien en una de las paradas. Eve lo nota, pero no da mayor importancia.

"Tenía ganas de montarme en el autobús, hace tiempo que no lo hago"

"Pero si siempre dices que los odias, que una vez te traumatizaste con algo que te ocurrió"

"Bueno, por eso, tengo que superar los traumas"

"Vale, pero, ten cuidado, por favor" Michael suspira. "Con las amenazas que hay sobre mi vida, no me parece lo más acertado"

"No soy yo la amenazada" Dice Eve secamente. Luego se arrepiente. Está siendo demasiado impertinente. "Cielo, perdona, solo estoy preocupada por ti. Nos vemos ahora, ¿de acuerdo?" Eve mira a través de la ventana y cuelga la llamada, es entonces cuando nota que alguien se sienta a su lado y ella piensa que hay muchos asientos disponibles.

"¿Le diste de comer a Luk?" Villanelle, porque por supuesto es ella, la mira con una sonrisa burlona.

Eve no se vuelve rápidamente hacia ella, sino que ve su reflejo en el cristal de la ventana. Cierra los ojos al mar de sensaciones que la embargan por tenerla tan cerca, tan real. Le cuesta mirarla a los ojos, después de lo ocurrido la última vez. En su reflejo parece distinta, quizás un poco más delgada, los rasgos parecen más maduros y su pelo está suelto y ensortijado alrededor de su cara. Viste una camisa de cuadros rosa y blanca y unos pantalones vaqueros rotos y desgastados.

"¿Hola? Tierra llamando a Eve" Villanelle la empuja suavemente con el hombro.

"No te acerques". Eve la fulmina con la mirada, aunque volverse para mirarla directamente solo la hace sentirse nerviosa e hipnotizada por su presencia.

"Oh, vaya" Villanelle hace un puchero "Pensé que al menos me darías un abrazo". Dice burlándose. Eve mira sus labios, no puede evitarlo y se lame el labio inferior inconscientemente.

"¿Por qué haces esto?"

"¿Hacer el qué?" Villanelle frunce el ceño con inocencia.

"Torturarme de esta manera. Te fuiste, para siempre, ¿recuerdas?"

Villanelle asiente sin perder la sonrisa.

"¿Verme es una tortura para ti?" Ahora parece pensativa y tal vez algo triste. "Está bien, me bajo en la siguiente y si quieres, vuelvo a desaparecer". Su voz es ahora fría.

"Perfecto".

Se instala un silencio entre ambas y la tensión puede sentirse en todo el autobús. La mujer mayor ya no está. Solo ellas dos y el chófer. Villanelle suspira tras un rato, luego su mano se posa sobre el muslo de Eve con suavidad, oculto tras un vestido de flores ligero y veraniego. Eve mira la mano de la mujer más joven, abre la boca y traga saliva. Todo su cuerpo grita pidiendo más contacto, pero ella no quiere admitirlo. Tampoco hace nada por retirarla. Villanelle sonríe petulante, pero Eve mira al frente, sin inmutarse cuando la mano viaja hacia arriba y hacia abajo, acariciando la superficie y arrastrando un poco su vestido, hasta que la mano de Villanelle roza la piel desnuda. Eve toma aire, se siente acalorada y no puede evitar su sonrojo, pero la asesina también respira pesadamente y sus mejillas también están levemente coloreadas, cuando finalmente se vuelve hacia ella y la mira con las cejas arqueadas.

"Deja de hacer eso". Le advierte Eve, queriendo sonar molesta, pero su voz es temblorosa.

"¿Por qué? ¿No te gusta?" Villanelle susurra cerca de su oído. Eve siente su aliento caliente sobre su cuello y necesita cerrar los ojos para relajarse. La sensación pone su piel de gallina e instintivamente se aleja y golpea la mano de Villanelle, pero ella no la retira, en cambio, aprieta más fuerte la carne de su muslo. Se miran desafiantes y hay algo más fiero en sus ojos, deseo.

La mano de Villanelle ahora sube y sube hasta que se posiciona debajo de la ingle. Eve agarra la mano y la mira con el ceño fruncido. Primero la aprieta, pero no la retira del lugar, en cambio la lleva a su entrepierna. Villanelle la mira con asombro y ansia. La asesina cierra los ojos y respira pesadamente cuando nota la humedad a través de la ropa interior de seda.

"¿Esto es por mi?". No hay burla esta vez, solo sorpresa y felicidad infantil en sus palabras.

Eve no responde, solo se relaja en el asiento, perdiendo la noción del tiempo, la cordura y toda la compostura que tenía en un trance febril, solo concentrada en el calor de los dedos de Villanelle a través de sus bragas. Aprieta la mano un poco más, pero no es suficiente, así que con la otra mano, retira las bragas a un lado para dejar su sexo al descubierto, bajo la falda. Villanelle abre los ojos cuando siente la suavidad de sus pliegues y se topa directamente con la humedad. Eve medio sonríe cuando nota su vacilación, su timidez. Es la primera vez que se tocan de esa manera, tan íntimamente.

"Entra". Eve le ordena con la voz en un susurro.

"Te has vuelto mandona". Villanelle intenta bromear pero sonríe con inseguridad. Ella hunde dos dedos en el interior de Eve, repentinamente, y la morena se levanta ligeramente de la impresión, reprimiendo el gemido que se le escapa. Villanelle parece hipnotizada y no puede dejar de mirar sus manos y la carra de Eve, ligeramente contraída por el placer. "Dios, te estoy follando". Dice en voz alta con incredulidad. "Nunca pensé...

"¿Nunca pensaste, qué... que me atrevería?. ¿Pensaste que era una mojigata como Anna? Que te quede claro, solo lo hago porque de esta mierda depende que mi futuro marido siga o no vivo" Casi escupe mirando a Villanelle con ira. Villanelle la penetra con fuerza. Parece dolida. Eve abre los ojos tomada por sorpresa y no puede evitar gemir levemente, por la mezcla de placer y dolor. Luego mira al chófer, que parece tan concentrado y ausente como antes.

Villanelle les susurra algo al oído en ruso, Eve no lo entiende pero se calienta aun más. Está a punto de derramarse en el asiento trasero de un autobús, en las manos de su archienemiga, pero el autobús se detiene y los dedos se retiran de su interior con facilidad. Ella se queja por la perdida, mientras mira a su alrededor desorientada.

"Mi parada" Dice Villanelle levantándose sin demora. "Entonces, lo prometido es deuda, no tienes que verme más si no quieres" Su voz es apagada y sombría, aunque intenta ocultarlo con una sonrisa arrogante. Se aleja por el pasillo y sale sin despedirse. Eva se incorpora alterada, sin poder dar crédito a lo ocurrido y mira hacia atrás cuando el autobús arranca y se aleja nuevamente. Hay una sensación de perdida que nada tiene que ver con los dedos de Villanelle.  

Solo tu me ves de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora