CAPITULO I

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"Vi la ambulancia
pero nunca supe de ella"


El tráfico es insoportable, cada vez que estoy atrapada entre los coches, me siento como una espectadora en una carrera interminable, donde todo avanza, pero nada realmente avanza. Prefiero caminar, tomarme mi tiempo, atravesar las calles que se pierden entre la vegetación, respirar un aire menos agobiado. No es que tenga prisa por llegar a casa, en realidad, lo que busco es una pausa, un escape de la constante presión. Sin embargo, cuando la necesidad de llegar rápido me alcanza, recurro a la bicicleta, mi pequeño espacio de libertad dentro del caos. Mi padre, preocupado, siempre insiste en que vaya con el chófer.

Hoy cerré el capítulo de la secundaria, y con ello, un peso enorme se levanta de mis hombros. Salir de ese entorno tan adverso me otorga una paz que ni siquiera imaginaba alcanzar. Nadie realmente sabe lo que enfrenté allí...

Es un privilegio estudiar en un colegio privado, sin embargo, la mayoría de los estudiantes se creen que el mundo les pertenece, ¿en serio aún existen personas que juzga o humilla por la clase social? Pensé que eso había quedado en el pasado. Estoy segura que es lo que han escuchado desde pequeños y que han seguido el mismo patrón de pensamientos que sus padres.

Tenía compañeros, pero no amigos. A menudo me encontraba rodeado por ellos, pero algo en sus conversaciones me distanciaba. Su mundo giraba en torno a lo material, a la apariencia, y a esos pequeños objetos que parecían definir su valía. Sus palabras vacías llenaban los espacios, pero nunca tocaban lo profundo. Me preguntaba, ¿qué tipo de educación habrán recibido para ver a las personas como simples elementos, piezas intercambiables en una constante búsqueda de lo superficial? No todos eran así, claro, pero la mayoría sí lo eran. Tal vez, el vacío de sus corazones lo reflejaban en las relaciones, o tal vez fue el sistema el que los formó en esa desconexión. Pero, de alguna manera, todos parecían tener algo en común: la incapacidad de ver más allá de la fachada.

¿Y qué pasó conmigo? ¿Qué me hicieron a mí? No quiero pensar en ello, quiero olvidarlo, siento como mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas, me detengo un momento, respiro, inhalo, exhalo, esto mayormente me funciona y más cuando vas caminando por la calle, no quiero ir llorando por la calle y que todos me miren.

Me pregunto, ¿qué vendrá ahora? ¿Cuál es el siguiente capítulo en mi vida?

Estoy llegando a mi casa cuando de pronto veo una ambulancia y un grupo de personas.

Hay unos paramédicos están tratando de salvarle la vida a alguien. No logro ver nada debido a la multitud que está rodeando la camilla. Empiezo a sudar, tiemblo, no sé quién pueda estar ahí... miles de malos pensamientos pasan por mi mente en un segundo, estoy desesperada, ¿dónde está mi padre?, ¡mamá!

Entro a la casa rogando que no haya pasado  nada grave, no hay señal de nadie. Empiezo a desesperarme y de pronto veo a mi padre bajar las escaleras con un bulto, no sé lo que pueda llevar ahí. Apresurada me acerco a mi padre preguntándole con la mirada que sucede, coloca el bulto a su lado y  me sujeta ambas manos mientras me mira fijamente, sus ojos están  rojos y aguados.

-Júpiter- dice con voz ronca.

Mis ojos se aguan, no puede ser, mi mamá...

-¡Dónde está mi mamá! ¡Dónde?- lo digo en llantos, pegándole en el pecho.

-Tranquila, tranquila Júpiter... to...todo va a estar bien. Mírame, debes ser fuerte- me dice mi padre.

-¡Dónde está, dónde!- Grito sin poder evitarlo

¿Por qué nadie me explica lo que está pasando?

-Debo irme, tú tía Laura se quedará al tanto de la casa y de ti mientras esté fuera, cuando regrese te explico todo.

Me da un beso en la frente y se marcha.

Mi tía Laura por parte de mi padre trata de acercarse pero no se decide y me mira preocupada.

Corro a mi habitación y me encierro.

No puedo quedarme sin mi madre, no... ella es todo para mí, es mi apoyo. La que siempre está ahí para mí. Sea lo que sea si se va... Yo me muero con ella. Mis ojos están hinchados de tanto llorar. Me abrazo a mi almohada y luego de un largo tiempo gritando, cierro los ojos lentamente hasta no poder más y quedo profundamente dormida.

3 meses después...

No puedes huir de la realidad, Amenos que la enfrentes con firmeza y hagas de ella nuevas cosas.

La voz de mi subconsciente siempre me da un golpe fuerte, es cierto, y sé que es la que me Impulsa a seguir, quien me motiva, pero en este momento quisiera huir donde pueda apreciar las olas del mar, su vista y su melodía tranquilizadora. Necesito desahogarme, pensar y meditar. Tomar la mejor desición para mí. Todo esto, sola... Ya que así me encuentro.

Han pasado tres meses desde aquel suceso tan difícil para nosotros, yo jamas volví a ser la misma. Ahora mis días se resumen en estar encerrada, entre libros, perdida en letras, fuera de esta oscura realidad. No hablo con nadie y sólo bajo a comer. Por otra parte mi padre trabaja las 24 horas del día, mi tía dice que es una forma de tener la mente ocupada y no pensar en... no puedo ni siquiera pensar en ella, el dolor, los recuerdos vuelven a mi.

Trato de ser positiva pero me siento sin fuerzas... Ha sido realmente difícil para mi. Nada me llama la atención y de verdad tengo muchos sueños pero no tengo motivación. Sé que no soy la única y que hay muchas personas como yo. Mi tía Laura, me comentó que hay un grupo de terapia y que me haría bien asistir. Me negué, en verdad no quiero ver a nadie, sin embargo, me haría tan bien escuchar sus experiencias, cómo lo han hecho, cómo salieron adelante, quién estaba con ellos en sus peores momentos; ahora veo que tengo muchas preguntas y que he estado encerrada por mucho tiempo, sin hablar con nadie. Tal vez algún día me anime y vaya...

Es desesperante desconocer lo que te espera, es frustante tener un pasado lleno de espinas, tengo a mi padre , tengo a mi tía, pero me siento como un baso sin agua, con grietas, grietas de donde se escapan gotas de sangre, apartado de los demás porque no tiene ningún uso o valor y pronto será desechado y quedará en el olvido para siempre. Todo es tan confuso, quiero explotar, mis ojos no aguantan más y pesadas lágrimas son derramadas, amargas como el dolor de la vida, es tanto para una persona tan joven, ¿por qué? ¿Podré con todo esto? ¿Podré con mi mente o ella terminará acabando conmigo? El tiempo pasa y nada me llena... ¿qué me pasa? ¿Qué es lo que necesito para volver a brillar? ¿Para volver a sentir? "Sentirme viva" No quiero que mis días pasen como una persona más común y corriente que no hace nada por ella misma, pero mis fuerzas no me permiten querer dar un paso Más.

30 nov/2024 volviendo a escribir
Cap: antes de diciembre

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