El uniforme

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Sakura se levantó temprano, debia llegar a recibir su turno al hospital y luego tenia que ir a las tediosas reuniones que Shikamaru y Naruto habían planeado.  Cuando despertó su hermoso esposo estaba preparando el desayuno, que daría porque Sasuke estuviera en la aldea siempre. Anoche había llegado tan tarde del Hospital que había caído desmayada al lado del hombre más bello que pisaba la tierra. Pero esta noche, no se le iba a escapar.

  — Buen dia Cariño.
  — Buen día, Sakura— sonrió el Uchiha.
  — Escuché que tendrás que cuidar a ese chico. Al menos estarás unos días en la aldea. — sonrió de regreso.
  — Sí, pero tendré que cuidarlo, y me dijeron que era un fiestero de primera... Naruto me va a pagar todas y cada una de estas. — sonrió el Uchiha, dándole un suave beso en la frente a Sakura.
  — Querido...
  — ¿Si? — preguntó Sasuke, mientras le servía café.
  — ¿Necesitas ayuda para vestirte? Vi que había una funda de un traje en la habitación.
  — Tranquila, si necesito ayuda, puedo usar mi mano del Susanoo. Y para el nudo de la corbata le pediré ayuda a Sarada. — Sasuke la miró, ella lucía contrariada.
  — Me siento muy feliz de tenerte aquí, Sasuke-kun. — Sakura se levantó, tomó su delantal y besó a su esposo en la mejilla — nos vemos en la reunión.

Sarada despertó en ese momento, vio la tierna escena entre sus padres.

  — Buen dia Sarada, tu desayuno esta listo, Pequeña. — sonrió su papá  — Me iré a bañar.
  — Si, papá.

Cuando Sarada termino su desayuno y lavó su plato se encaminó hacia su pieza y se cruzó de frente con su padre, que aunque era su padre podría decir a ciencia cierta que era el hombre más guapo que pisaba esa aldea.

  — Papá... te ves muy bien así.
  — Me ayudas con la corbata, Cariño.

Sarada hizo el nudo de la corbata y salió junto a su padre. Ambos se dirigian cerca de la Torre del Hokage, la niña pudo ver las miradas que le daba la gente a su padre, sobretodo las mujeres que lo miraban como si fuera algo llamativo y exotico. Por lo que tomó suavemente la mano de su papá y lo acompañó hasta el Hotel donde tenía que iniciar sus labores de guardaespaldas ese día. Si, Sasuke Uchiha era junto al Hokage el hombre más poderoso del mundo, pero Sarada descubrió que su padre no era un hombre que se fijara tanto en las apariencias como ella creia  y que, claramente él sabía que era un hombre guapo, pero no sabía cuánto.

Naruto entró al Salón de reuniones. Shikamaru le entregó una carpeta con el acta de la reunión  y papeles para tomar apuntes y registrar acuerdos. Sakura, Kiba, Sai, Kakashi Sensei e Iruka Sensei, el muchacho aun no llegaba. Quedaban 5 minutos para la hora señalada se escuchó una batahola afuera. El Hokage pudo anticipar que el chico y su comitiva venían entrando. La asistente de Satoshi-kun abrió la puerta para que pasara su jefe y tras de él Sasuke ingresó vistiendo un elegante y costoso traje negro italiano.

Naruto lo miró boquiabierto como la mayoría de los que estaban ahí. El Uchiha se veía increible, tanto que el chico al que debía proteger giraba cada cierto tiempo a mirarlo para ver si era real.

  — Cariño, te ves muy bien con ese traje. — dijo Sakura, una vez que estaban todos listos y sentados en el salón.
— Saroshi-san agradezco por haber comprado un uniforme para Uchiha-san. Pero el está en una misión de Anbu ahora, debería usar ese uniforme — dijo Naruto.

Algo hacía que a Naruto le hirviera la sangre. Quizás eran las miradas de sus amigos a Sasuke, pero odiaba que ese muchacho lo mirara como si fuera un pedazo de carne. Si Uchiha se veía muy bien, pero ese chico lo había vuelto un objeto de su deseo, una especie de pieza de coleccion que quería lucir.

  — Naruto, no tengo problemas de usar este uniforme. — dijo Sasuke.
  — Naruto, no lo hagas cambiarse ese uniforme por favor... al menos no hasta mañana — rogó Sakura— se ve tan  bien.

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