Nada puede Malir Sal

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Hinata abrió sus ojos enormemente y sintió como un elefante caía sobre su pecho. ¿Naruto? ¿Su Naruto? ¿Enamorado de Sasuke?

  — Hinata — dijo Naruto — no ...
  — ¿Naruto-kun? ¿Es cierto lo que dijiste? Tú sientes algo por Sasuke-san...

Hinata había sido muy directa, Naruto miró a la concurrencia. Su hijo, la hija de su amigo que lo miraba con sorpresa y Mitsuki.

  — Hinata yo... si... — dijo Naruto.

Su esposa lo miró con rabia y salió corriendo por el pasillo.

  — Viejo ¿qué mierda te pasa? ¿Quieres a Sasuke-san? ¿Y no a mi mamá? — Boruto vio que su madre huía — ¡Mamá espera!

Naruto, Shikamaru, y los tres niños salieron tras de Hinata, corriendo por los pasillos de la torre.

Al llegar a la salida de la torre, en su carrera por salir rápido del lugar, Hinata chocó con un oficial de Anbu y cayó al suelo.

  — Hinata, ¿te encuentras bien? — el oficial se agachó suavemente y se quitó la máscara, dejándola sobre su cabello oscuro.

Cuando Hinata contempló el rostro de aquel hombre pudo ver aquellos ojos, uno de ellos negro como la noche y el otro de color morado como su chakra y supo que ese oficial de Anbu era el hombre que había acabado con su familia. Sasuke se percató que Hinata temblaba, intentó poner una mano en el hombro de ella y...

Hinata le dio vuelta la cara a Sasuke de una cachetada, quedando la piel blanca de Uchiha, roja y con la mano de la mujer marcada en su rostro.

  — Hinata ¿qué rayos?— dijo Sasuke.
  — SUÉLTAME IMBÉCIL — gritó Hinata. Y golpeo a Sasuke con su puño suave lanzandolo a distancia contra el auto del cual se había bajado recién junto a Satoshi.

En un segundo, 10 miembros de Anbu aparecieron, uno junto a Sasuke, cuatro junto a Satoshi y su secretaria, y cinco rodeando a Hinata, uno de ellos colocando un kunai en su cuello. Shikamaru y Naruto corrían rumbo a la entrada, pero habían presenciado la cachetada y el lanzamiento del Uchiha por los aires.

  — ¡Detenganse es la esposa del Hokage! — gritó Shikamaru. Ninguno de ellos movió un músculo.
  — ¡Detenganse! ¡Es una orden del Hokage! — gritó Naruto.

Los 10 ninja no bajaron sus armas, solo giraron a ver a su oficial al mando, quien se quejaba bajito del golpe que había recibido y del bloqueo de su chakra. Uchiha levantó su mano y todos los muchachos bajaron sus armas.

Cuando Hinata se vio liberada, se lanzó de nuevo contra Sasuke, quien sorprendido, activó su Sharingan, pero no fue necesario usar ningún ataque. Delante de él, se encontraba Naruto en modo sabio.

  — No te voy a permitir que vuelvas a hacerle daño— dijo Naruto, serio.
  —¡TE ODIO, NARUTO! — gritó Hinata y salió corriendo con Boruto y Mitsuki tras de ella.
  — ¡VIEJO ME VAS A ESCUCHAR! — Se alejó Boruto gritando.

Naruto giró suavemente para a ver a Sasuke, quien sujetaba sus costillas con expresión de dolor. Se agachó y evaluó el estado general de Uchiha, quien al parecer solo tenía aún la mano marcada de Hinata en su rostro y estaba adolorido, pero nada de gravedad.

  — ¿Me puedes explicar qué fue lo que pasó? — pregunto Sasuke
  — ¿Me permites conversar y con Hinata y te explico? — dijo Naruto con preocupación.
  — Esta bien. Esperaré por esa explicación.
  — ¿Te puedes levantar si te ayudo? — sonrió Naruto.

Naruto se levantó, estiró su mano y Sasuke la tomó y se levantó con esfuerzo. Sarada miro el agarre que tenían sus manos, no era una forma común de "afirmarse",  ambos habían pasado sus manos hasta el antebrazo del otro. Sarada se sonrojó, había leído en una revista de chicas que esa era la forma en que se  prometían amor eterno las almas gemelas en la antigüedad.

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