Enséñame tú realidad. [Rusmex]

•[Capítulo 5: Gritos ahogados]•

Enséñame tu realidad.
Capítulo 5: Gritos ahogados.

Ser capaz de olvidar es la base de la cordura. Recordar incesantemente conduce a la obsesión y a la locura.
–Jack London.

[...]

"—Sabes bien que no puedes olvidarlo, sientes que estás con él cuando estas con cualquier otro hombre—". Susurro la sombra, mientras se colocaba en cuclillas y colocarse a la altura de la cama.

"—Puede ser que incluso el que está alado de ti sea como él—" Dijo mientras ponía sus "manos" sobre el rostro del mexicano, que por cierto, estaba despierto con los ojos bien abiertos, mostrando tristeza y temor a aquella sobra. —Él no es así, déjame dormir hijo de puta— Respondió con enojo y se volteo al otro lado de la cama para abrazar al ruso, pero solo estaba la sombra aquella.

"—Deberías matarme si quieres callarme, hazlo, quiero que lo hagas, hazme sangrar, te reto a hacerlo—" Exclamó con una siniestra sonrisa. El mexicano estaba dudoso de si lo que estaba viendo era un sueño o era verdadero. —Tu no eres real, no existes, no estas aquí— contesto con la voz temblorosa.

"—Si no soy real, ¿entonces por qué puedo hacerte cicatrices cada vez que yo quiero?—" Pregunto mientras tomaba de la garganta al amante del picante y lo apretaba con brusquedad, después continuo hablando. "—¿No sientes eso?, ¿no sientes el dolor?, ¿no sientes miedo?—" Pregunto mientras apretaba aun más la garganta de aquel pequeño y hacía su sonrisa aun más grande, sus ojos se tornaron rojos, tan rojos que podían penetrar tu alma y adivinar tus pesadillas. Aquel country de habla hispana ya no sabía que hacer, así que con la poca valentía que tenía abrió el cajón que tenía alado, tomo una navaja y la encajo en aquel espectro.

—Мексика, что ты со мной сделал?— [México, ¿qué es lo que me haz echo?] Pregunto con un gran dolor en el su estómago; apretó la herida y se sentó de inmediato.

—Y-yo, no fue mi intención— Dijo mientras corría hacía el otro lado de la cama. —Perdóname, yo no quise hacerlo, él me provoco, déjame ayudarte, puedo arreglarlo, solo... tienes que acostarte y mantener presión en la herida— El ruso lo miro dudoso y con dolor, pero hizo caso, aquel tricolor coloco sus manos en las manos del ruso y de él salió un resplandor, sus ojos se hacían amarillos y de su espalda salían aquellas alas de águila, tan fuertes, tan coloridas. Sus labios se movían pero no salía ninguna palabra de él.

—Что ... что ты делаешь со мной? Mhg— [¿Qué.. qué es lo que me haces? Mhg] Pregunto con un quejido ahogado. El mexicano no lo escuchaba hasta un punto que daba miedo ya que el ruso nunca había visto eso.

—Todo va estar bien, tranquilo— Dijo con una mirada tierna mientras sus ojos volvían a la normalidad y sus alas desaparecían —Ya puedes dejar de presionar, ya estas bien— afirmo mientras retiraba sus manos de la herida del ruso y se ponía de rodillas de forma que estaba cansado y triste. El ruso levanto un poco la camisa y observo que no tenía absolutamente ninguna herida, miro al mexicano que se veía exhausto y poso su mano sobre el hombre de aquel pequeño country.

—Что случилось? Почему у вас есть крылья? Почему вы можете иметь—[¿Qué fue lo que pasó?, ¿por qué tienes alas?, ¿por qué puedes ha] no pudo continuar porque el mexicano puso sus dos manos en la boca del ruso para hacerlo callar.

—Sé que tienes muchas dudas— Respondió, y quito sus manos de la boca del ruso, mientras tomaba asiento frente a este —Ya es muy de madrugada, no dormimos toda la noche, debes estar cansado— Poso su mirada hacia la derecha mirando su pie que colgaba de la cama. —Quería la pasaras muy bien aquí en mi territorio, p-pero solo te he causado angustia, es... es muy egoísta de mi parte hacerte esto, no es para nada justo— Levanto la mirada y observo al ruso quién lo veía de una manera cálida, así que puso su mano en la mejilla del ruso y la acaricio con ternura.

—Pequeño chamaco, te debo tantas explicaciones, desde que estabas pequeño, hasta ahora... son tantas cosas que decirte y yo solo te causo problemas— Soltó una lagrima —No mereces esto, quiero que seas feliz, no quiero atarte a mi, quiero verte con una mujer fuerte, que te de todo, que sea como tú, fuerte, hermosa, grandiosa, perfecta; quiero poder estar en tu boda y apoyarte, desearte lo mejor, hablar por todos tus amigos y decir que eres lo mejor, tal vez contar una que... —Su voz se quebraba mientras pronunciaba aquellas palabra pero aun así continuo—Que otra anécdota de cuando estabas pequeño, ver a tus hijos crecer a lado de aquella bella mujer— Está vez ya no soltó una lagrima, ahora estaba llorando. El amante del vodka lo miraba con tristeza, con ganas de besar aquel pequeño, pero no le salían las fuerzas de hacerlo, así que retiro la mano del mexicano, se levanto de la cama y no dijo ni una sola palabra.

El amante del picante no hizo nada para detenerlo, solo se quedo cabizbajo llorando en su habitación.

Aquel country estoico tomo sus cosas y se marcho de casa del mexicano, estaba casi llorando, se sentía detestable, se sentía insuficiente. Trataba de ocultar sus lagrimas a toda costa; tomo su celular y fijo la ubicación de casa del mexicano, y busco la ubicación del aeropuerto más cercano para volver a casa.

El amante del vodka de milagro había conseguido un boleto de conexión que iba de México a España, y de España a Rusia; por otro lado el amante del picante había conseguido haberse quedado dormido con un dolor en el pecho insoportable, como si algo se hubiera roto, todos los demonios por fin lo habían dominado.

[...]

Unas horas después el eslavo llego a su casa, un silencio abrumador lo recibió en su casa, dejo sus cosas en sus respectivos lugares, tomo un baño bastante largo mientras pensaba en la imagen del mexicano llorando; coloco su mano en donde la había puesto el amante del picante, por alguna razón se enfureció con el mismo, así que le soltó uno que otro golpe a la pared hasta el punto de casi destrozar sus nudillos. Tomo una toalla, se seco por completo, se puso su ropa interior y una bata, después de todo eso fue a la sala principal, tomo un cigarrillo y una botella de vodka.

—Я знаю, что не должен этого делать, но я хочу убить эту пустоту во мне— [Sé que no debo de hacer esto, pero quiero matar este vació en mi] Hablo para si mismo, después de eso dio una gran sorbo a aquella bebida embrigante que le quemaba la garganta.

Cada uno estaba sumergido en sus propio veneno, cada palabra era un punzada para ambos, algo más con lo que aguantar, se sentían como si hubieran estado con un extraño todo este tiempo, no se conocían en realidad.  El vació los inundaba, la necesidad de cariño los agobiaba, los ahogaba.

Parece que los demonios de uno mismo son más fuertes que la voluntad de la propia persona, los recuerdos no son más que cadenas y vendas que te impiden ver lo que tienes frente a ti, como si fuera algún tipo de condena que te haz puesto tu solo, una cadena  que llevaras toda tu vida si así lo quieres.

Tu propio veneno es lo que te llevará a la perdición si no aceptas lo que eres en realidad.

[...]