S I C K N E S S | Twilight

[ VIII ]

[ “WHEN MONSTERS DON'T FIGHT, WE BURN” ]

[ T H E  W E N D I G O ]

Ephraim Black tenía muchos secretos, de los cuales la mayoría eran una mentira.
Pero no era el único en su vida que los tenía, ya que Vlad Cullen se había convertido en otra caja de misterios, de algunos muy peligrosos la verdad.

—Que estas tratando de decir Marta Young, tu afirmación resulta bastante delicada — afirmó Levi.

Una vez Vlad se marchó, ambos dirigentes de los clanes y consejo se uniron en una tertulia para ponerse al tanto de todo lo que sucedía en ambas regiones. La reunión podría tratarse de vampiros, lobos, territorio, invasiones por hombres armados, sirenas en la push y entre varios mas, pero las afirmaciónes de Marta Young tocaba temas sensibles que unían tantas problemáticas en una sola.

—Lo que digo es cierto Levi. Incluso en los alrededores los animales lo notaron, hay Wendigos rondando entre nosotros, han vuelto. Esos espiritus caníbales parecen estar actuando de forma organizada —dijo seria observando a Ephraim, a quien le preocupa esta situación de sobremanera.

—¿Esa es la explicación que le das a un posible ataque de vampiros cerca? Los Wendigos no han aparecido en decadas desde que nuestros antepasados los expulsaron hacia las montañas. —cuestionó Quil

— Estoy completamente segura, se distinguir perfectamente un ataque de otras criaturas, pero este no fue obra de ellos—afirmó Marta.

—Cuales son tus pruebas— dijo Ephraim mirándola con su semblante serio que puede dominar a cualquiera— Y quiero escuchar muy a detalle la parte de que actúan de manera organizada.

—Con gusto Mi Alpha —Respondió y de aseguro con la mirada de que todos la escucharan— Los blancos rondaban cerca, quieren formar un pueblo a los alrededores llamado Forks. Se supone que vendrían a atacarnos con sus armas de fuego y a expulsarnos de nuestras tierras, ademas pensaban hacer lo mismo con los Quileute—hizo una pausa— Solo la diosa de la Luna sabe que les hicieron esas criaturas cuando se acercaron a su territorio, solo podíamos  escuchar sus gritos desgarradores de los armados. Fueron mutilados y desmembrados de manera tan salvaje en la que solo un Wendigo podría hacerlo y solo quedaron rastros de sus cadáveres, por eso es que estamos seguros de que no fueron Vampiros.
Ellos suelen dejar los cadáveres en el mismo lugar donde atraparon a su víctima, pero en este caso lo único que quedó de esos hombres y mujeres fueron manos, brazos y piernas. No dejaron casi nada y el grito de los Wendigos se escuchaba a medida de que subian la montaña.