La Segunda Gran Noche y todas las demás

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Todos los días son magníficos cuando estoy con él y las noches aún mejor. Hemos combinado muy bien el trabajo y nuestro hogar, aunque me he dado algunos permitidos en mi oficina.

Mañana será nuestro día libre y tengo ciertos planes para nosotros: salir a comer o comer en casa, ir al cine o ver una película en casa, salir a pasear o estar...

En fin, aún no estoy muy decidido, depende de muchos factores. Hablando de planes... hace cinco minutos que estoy esperando a Sehun. Se supone que debía esperarlo en el auto, pero aún no...

- Ya estoy, lo siento.

- ¿Por qué tardaste?

- No encontraba unos archivos.

- Te hubiera ayudado.

- No era para tanto. - Me dio un beso.

- Bien, vamos a casa.

- Mañana es nuestro día libre Chanyeol.

- Lo sé. - guiñé un ojo.

- ¿Podemos jugar?

- ¿A qué? - Le presté total atención.

- Vamos a la parte trasera del auto. - dijo.

- Bueno. - esto pinta muy bien.

Minutos después...

- Esto dejo de ser sexy hace seis minutos, cariño. Estar con los ojos vendados aquí atrás es tan simpático como estar secuestrado. ¿Acaso hice algo mal?

- No, pero tengo algunos planes para usted Señor.

- ¡Oh!

Sehun estacionó el auto y fui guiado a ciegas hasta algún sitio. Unos segundos después él me ayudo a sentarme y me hizo prometer que no me sacaría la venda hasta que escuchara música.

Estaba comenzando a desesperarme. No había ningún sonido a mi alrededor, era como estar solo.

Entonces, una melodía placenteramente conocida llegó a mí. Esa era la señal, me quité la venda y el escenario del Club se mostró con toda su impotencia frente a mi.

Las barras de acero, las luces, la música y el lugar en el que estaba sentado...

El sonido de unos zapatos marcando el ritmo llevaron mi atención hacia el escenario. Podía escuchar su respiración gracias al micrófono. Sobre su cabeza una capelina negra adornada con una sinta de raso del mismo color hacía resaltar el blanco de su piel. Un saco azul entallado parecía ser lo único que vestía su cuerpo.

Cuando llegó hasta los caños, los zapatos desaparecieron. El lugar se sentía tan caliente...

Sehun era todo un experto. Los músculos de sus muslos se tensionaban al entrar en contacto con el metal. La capelina era el centro de atención y a la vez la cuartada perfecta para sus movimientos, era la llave y la cerradura. Solo a través de ella se podía ver el secreto...

El escenario comenzó a oscureserce lentamente y lo último que vi, antes de la oscuridad absoluta, fue la capelina tratando de tapar el cuerpo desnudo de Sehun.

Mi libido estaba a mil y la oscuridad puso a todos mis sentidos en alerta. Podía sentirlo acercarse a mi, merodeando, cazandome. Antes, él era el observado, pero ahora los papeles se invirtieron, yo soy la presa.

Mi cuerpo se paralizó esperando su ataque o cualquier movimiento.

Las luces volvieron.

Cuando pude adaptarme al cambio, sentí unos dedos paseando por mi bragueta y lo vi ahí, arrodillado entre mis piernas y clabandome los ojos con deseo.

Un ronroneo escapó de sus labios y empezó a abrir el cierre, yo observaba atónito sus acciones.

Liberó mi pene, lo masturbó y luego lo introdujo lentamente en su boca. Las paredes internas de sus mejillas creaban una fricción maravillosa y su lengua recorría y jugaba con mi tronco. Sus ojos estaban cerrados, sin embargo, cada tanto levantaba su vista hacia mi e intencificaba la presión en mi pene.

- ¡Argg! - eyaculé en su interior y lo vi tragárselo.

- ¿Te gustó mi sorpresa? - dijo, mientras se sentaba en mi regazo y se colocaba la capelina.

- Sí... - aún seguía sin aire.

- ¡Que bueno! Tenia dudas porque hace más un año que no bailo aquí.

-¿Cómo?...

- Lo alquilé y pagué algunos servicios extras, por ejemplo, poder usar las luces a mi gusto y otras cosas. ¿Qué te pareció?

- Fue increíble...

- Me alegro. Podemos volver a casa y, tal vez, estrenar la parte trasera del auto. ¿Qué dices?

- ¡Qué estamos esperando! Aunque, no es que me moleste, pero podrías vestirte primero. - el me miró, subió al escenario y se colocó el traje.

- ¡Listo! - se veía hermoso. - ¿Vamos?

- Vamos.

En nuestra casa nos olvidabamos de todo y está no fue la excepción.

Cenamos y después fuimos a la cama. Esa noche más que nunca necesitábamos sentirnos. Necesitábamos hacer el amor.

Nos recostamos en la cama y cada uno comenzó a explorar al otro. Me sumergí en su interior y, lentamente fuimos moviéndonos. Los besos eran dulces, tiernos, y en algunas ocasiones tímidos cuando un te amo se hacía presente y, las sonrisas cómplices escapaban en los momentos más íntimos.

Nuestro deseo era muy grande. A veces me pongo a pensar en qué hubiera pasado si...

No es momento. Estamos juntos ahora y nuestros corazones lo saben.

- ¿Te casarías conmigo? - saque el par de anillos que había guardado en la mesa de luz.

- ¡Oh! Chanyeol... ¡Sí! Sí. - le coloqué el anillo y nos volvimos a unir.


Y los dos soñaron:

Este hombre es ... perfecto.

El secretario es un STRIPPER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora