CAPITULO I

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WHEINSMIR

PASADO CERCANO

El sol resplandece en el punto más alto del cielo, indicando el medio día, la hora de la segunda comida de la pequeña niña que no deja de correr por su gran patio verde persiguiendo al cachorro que su abuela le obsequió por su octavo cumpleaños.

El pequeño animal se adentra en unos arbustos cercanos al patio trasero del hogar, queriendo consigo evitar a la niña asfixiante. La infanta con mucho cuidado, no queriendo ser detectada por el animal se acerca, la emoción que emana de su cuerpo es indescriptible, algo que jamás haya recordado, sentía mucha curiosidad por el animal, quería saber hasta qué punto ese ser resistiría, pero ella no era mala, ella solo quería jugar. Toma al perro con fuerza y lo levanta a la altura de sus ojos, lo mira fijamente, como si buscara atreves de ellos cada secreto que pudiese esconder el animal, la chiquilla se encontraba embelesada por dicho ser, su mente iba a mil, quería hacer más presión, lo necesitaba, peor no, no lo hizo. acercó el animal a sus labios y le dio un suave beso en la cabeza de este, luego lo puso en su regazo y durmió.

Al poco tiempo de haberse dormido se levanta por la brisa gélida y es cuando reacciona, ese sentimiento se había evaporado de ella, ahora solo tenía miedo, miedo porque su pequeño compañero no reaccionaba.

- ¡abuelitaaaaa!¡abuuuuu! - Grita desesperada.

La abuela, que se encontraba en la cocina terminando de preparar el almuerzo, sale corriendo al escuchar el llamado de su nieta, temiendo lo peor.

- ¿Qué pasa mi niña?

-Abu... ¿Qué le pasa a mi perrito? - Pregunta entre lágrimas.

La abuela toma entre sus manos el inerte cuerpo del cachorro y se sorprende al descubrir que está muerto. Y en el fondo la abuela sabe quién causó su muerte.

-No puede ser. Mi niña entremos.

La abuela agarra con su mano derecha a la infanta y con la otra sostiene con delicadeza al animal. Al entrar a la casa, la abuela le ordena a la niña que se quede en el sofá mientras ella busca algo. La chiquilla hace caso a todo lo que le pide la abuela, sus manos tiemblan y trataba de calmarlo escondiendo sus manos debajo de su pierna haciendo presión con su cuerpo, limpia sus lágrimas como puede con sus hombros y se cuestiona muchas veces como fue que pasó tal atrocidad.

La abuela se acerca a la pequeña con un libro de cuero rojo y un vaso con una sustancia verde poco familiar para su nieta. Desempolva un poco el libro y busca una página en específica, al encontrarla pronuncia la oración que se encuentra plasmada en esta. A la vez que recita la oración hace que la niña beba toda la sustancia que le ha preparado.

Es claro por el rostro de la pequeña que la bebida le desagradó por completo, sin embargo, no pone pero en tomárselo. Al terminar el ultimo sorbo siente como sus ojos se ponen cada vez más pesados hasta que el sueño se apodera de ella y se acuesta en el ahora cómodo sofá.

Por otra parte, la anciana aun sorprendida por lo que había hecho la chiquilla sube al ático a tratar de buscar respuestas, pero no tenía nada de qué preocuparse ¿o sí?

.........

ACTUALIDAD:

Uno, dos, tres. Inhala.

Uno, dos, tres. Contén.

Uno, dos, tres. Exhala.

Uno, dos, tres. Contén.

Uno, dos, tres. Repite.

Hago el mismo procedimiento por tres veces y a eso súmenle que me froto mis manos por mis pantalones blanco, que si sigo así dejaré una mancha de sudor sobre ellos, y eso si que no será lindo. Una muy buena impresión sí que daré.

LA HEREDERA DE LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora