Capítulo 2°- Encuentro

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El silencio rodeó las cuatro paredes de la habitación por tanto tiempo que su confusa mente no supo ni intento calcular. Sus pensamientos surgían de manera caótica, chocando uno con otro mientras trataba de coordinar las alocadas y estúpidas ideas que fluían como remolinos dentro de su cabeza. ¿Se había golpeado al caer de la cama? De otra forma no encontraba una explicación convincente para lo que estaba ocurriendo. Diablos, sentía tantas nauseas por el estrés que temió ver en directo el derrame de sus propias vísceras por los rincones del suelo.

—Esto es una jodida broma, ¿verdad? —lanzó Jungkook con ansiedad, no encontrando otra respuesta que fuese más lógica que la que acababa de decirle—. Y maldita sea, ¿quieres cubrirte? —le dijo tomando con fuerza de las sabanas para arrojárselas, provocando que Taehyung frunciera el ceño con cierta irritación.

—Si piensas que esto es alguna especie de alucinación, lamento informarte que soy bastante real —habló en su defensa envolviendo su desnudez con torpes movimientos, dándose la vuelta para regresar su atención a otra cosa que fuese más importante, como la hermosa vista panorámica de la ciudad—. Además, no tienes por qué culparme —empezó a explicarle sin retirar su interés del ventanal—. El único responsable de que yo esté aquí, eres tú.

—¡Estás culpándome! —soltó Jungkook sin demoras liberando una risa llena de incredulidad al escucharlo, deteniéndose de improviso al recordar que había un miembro más en aquella habitación.

Ambos observaron al tercer integrante que se hallaba en la suite y el cual, hasta ese instante, habían ignorado descuidadamente. Yoongi se removía inquieto sobre las mantas que le cubrían por completo, soltando leves quejidos de dolor como resultado de todos los experimentos malévolos que Hoseok había preparado y los cuales tanto Namjoon como él, se vieron obligados a comer solo para no defraudar al pequeño baterista.

—Demonios —maldijo por enésima vez desde que se levantara hace apenas quince minutos atrás.

Pasó una mano por sus castaños cabellos en busca de algo de calma al comprender todo lo que podía perder si alguno de los huéspedes o periodistas que rondaban por el hotel lo descubría en esa situación, una condena no solo a su carrera y a la de sus amigos, sino también a su sueño. Recorrió el camino hasta el elaborado armario en busca de su equipaje, seleccionando las ropas que necesitaba sin afectarle si lo que tomaba era combinable o al menos de la talla correcta, en sus circunstancias no había espacio para las delicadezas.

—Vístete, hablaremos en otro lugar —ordenó Jungkook sin dar alternativas de contradicciones, señalándole a Taehyung la dirección que le llevaría al baño.

Avanzaron hasta las puertas del elevador, presionando el último de los botones que iluminados adornaban la gran paleta metálica. La fría brisa de invierno los golpeó con rudeza cuando llegaron a la terraza del hotel, agradeciendo enormemente el que se encontrara ausente de miradas curiosas e indiscretas.

—En verdad soy libre...

Le oyó decir con fascinación a Taehyung una vez contemplara el elaborado jardín que los envolvía. Las infantiles risas brotaron de su boca al toparse con los coloridos juegos de niños, no desaprovechando la oportunidad de tomar asiento en esos columpios que le invitaban una y otra vez a divertirse.

—Ahora que estamos solos, quiero que me expliques por qué crees que soy el responsable de que hayas aparecido en mi vida y dime cómo rayos es que puede hacerte desaparecer de ella —cuestionó Jungkook cogiendo de las correas que sostenían el juego en el que se había montado el ojiazul encarándolo.

—No puedo hacerlo —afirmó Taehyung mientras se levantaba del columpio y caminaba hasta la orilla de la terraza, admirando los cambios tan drásticos que había sufrido esa ciudad durante su ausencia—. Lo siento, pero una vez realizada la invocación me es imposible irme —le explicó dirigiendo su mano a su collar de plumas negras que se cerraba sobre su cuello.

Plumas Negras (KookV/VKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora