Sinopsis:
Líder de uno de los grupos de Rock/Pop más cotizados del momento, Jungkook es sentenciado por una extraña anciana que sin previo aviso le da por obsequio una peculiar caja con plumas negras, afirmándole que con ello a su lado, él recobrarí...
Se acercó al área que estaba dispuesta para llevar acabo el ensayo final antes de la presentación de esta noche, importándola menos que nada si en el proceso agredía a más de uno de los miembros del staff que interferían en su camino. Se acercó a su bolso en busca de una gorra, encendedor y su cajetilla de cigarrillos, necesitando al menos de un intenso golpe de nicotina para tranquilizar sus inestables y oscuras emociones.
—¿Qué haces Yoongi? —ni siquiera hacía falta girarse para comprobar que se trataba de Hoseok, el baterista iba tras él sin darle alternativa de una posible huida acrecentando su mal humor.
—¡No me toques! —vociferó furioso Yoongi al sentir el agarre del chico sobre su ropa. Miró a sus alrededores al sentirse observado, teniendo la morbosa atención de los técnicos y asistentes que extrañados veían el percance. Bufó hastiado de la situación, negándose a brindarles más armas para su disfrute personal— Iré a tomar aire, ¿satisfecho? —concluyó sin dar más opciones de por medio desapareciendo por una de las puertas.
—¿Qué diablos acaba de pasar?
—Ignóralo, seguramente algo dentro de su calibrada mente no resultó como lo planeaba —le dijo Namjoon con cierto enigma a sus espaldas, posando a modo de consideración una mano en los hombros de Hoseok.
Arribó a una de las salidas del enorme recinto, comprobando en un minucioso análisis la ausencia de espectadores indiscretos o reporteros de alguna línea de espectáculos por los alrededores. Se dejó caer cerca de unas escalinatas, encendiendo aprisa uno de los delicados cigarros que apresaba entre sus dedos. Reposó su cabeza en el frío concreto con la primera calada, dejándose envolver por las memorias del pasado que habían despertado dentro de él con la aparición de Taehyung en su vida.
El apacible sonido de la lluvia, la soledad del bosque, el miedo que recorrió sus venas, el penetrante olor de la sangre que brotaba de aquel cuerpo inerte y desprovisto de alma. Lo recordaba todo, cada momento, cada instante.
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Buscó por los rincones más alejados del bosque alguna pista que le ayudara a dar con el paradero de Taehyung, estando consciente que entre más transcurrieran los segundos las posibilidades de dar con el joven disminuían. Los murmullos en el aire le guiaron ante una escena que le había descolocado, obligándose así mismo a callar e ignorar el dolor que emergía mientras hacía pasar desapercibida su presencia en aquel lugar.
—Te amo.
Había escuchado salir con agonía de la boca de un Jungkook destruido, reteniendo desconsolado las extremidades inanimadas de alguien que en definitiva ya no podía oírle, de alguien que se había marchado. Algo muy hondo dentro de su ser se fragmentó con algo semejante al remordimiento al ver el preciado tesoro que el chico retenía sin intensiones de dejarle ir, temiendo perderle si hacía lo contrario.
—Por favor, no te vayas...
Le vio acariciar sus pálidas mejillas, sus labios agrietados y marcados con heridas. Recorrió los pliegues de piel abiertos, tan dañados y expuestos que parte de los músculos eran visibles, dándoles una monstruosa idea del inhumano sufrimiento que Taehyung había experimentado a manos de una criatura invisible.
