❌La Propuesta❌Capítulo Dos.

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──Gracias hermana, siempre tú, levantándome el ánimo.

──Eres mi hermanita menor, y te amo.──dijo, sentándose nuevamente al borde de la cama. Pasó la mano por su pelo negro y respiró unas cuantas veces hondo.

──¿Te sientes bien?.­—le pregunté, al verla un poco inquieta.

—Sí, es solo que estoy un poco mareada, ya sabes, el embarazo.

—Claro…

Me senté al lado de ella, puse mis manos entre mis piernas y solté un bufido. Un pequeño quejido de impaciencia, de esos la cual, estas hastiada y quieres mandar a todos a la mierda.

—¿Qué tienes?.—sondeó Danna, tocándose el vientre.

—Estoy harta de mamá, es obvio que no nos llevamos bien Danna. Ella… ella, me saca de quicio, siempre quiere mandarme como si fuera una niña.

—Entonces, deja de comportarte como una niña Kudrent —parpadeó un poco, se rasco el cabello y continuó—. Ya no eres una adolescente, debería de salir, terminar tu carrera universitaria, conseguirte un novio serio, que te represente como mujer, no aquellos imbéciles que solo quieren sexo.

Inspiré hondo, y lamiré con desdén y a la vez con ternura, en el fondo, sabía que ella tenía razón.

—Quiero cambiar mi estilo de vida Danna, pero con mamá no voy a poder.

Hubo un minuto de silencio, Danna solo miraba a todos lados tocándose el vientre, como si le doliera el estómago.

—Tengo una idea.—dijo ella.

—¿Qué?.

—Porque no te vienes un tiempo conmigo a Florida y así, me ayudas un poco con lo del embarazo, por favor, me he sentido muy sola, me harías un poco de compañía.—propuso, haciendo puchero.

—No lo sé Danna.

—Vamos Kudrent, le diré a Cole que te ayude a conseguir un trabajo de medio tiempo, vamos, será divertido.

Lo pensé unos segundos, era la oportunidad de cambiar un poco el entorno, quizás, eso me haría falta, tomar un poco de aire, cambiar de ambiente y comenzar de nuevo.

Mudar de aire seria como un respiro para pensar acerca de mi vida y futuro. Al final de cuenta, Danna y mamá tienen razón, debía asentar cabeza y dejar de comportarme como una adolescente alocada.

Alejarme de mis amigos sería bueno para darle un reinicio a mi mundo. Lejos de la fiesta, los tragos, noches interminables de borrachera y la resaca. Sobre todo la resaca, que es tan pesada como mamá.

—Vamos hacer algo, piénsalo y me avisas—se levantó de la cama y caminó hacia la puerta, acto seguido, se detuvo en el umbral sin mirarme—. Recuerda que me voy mañana por la mañana.

—Tan rápido te vas?—dije desde el borde de la cama.

—Ya llevo una semana aquí Kudrent, pero como has salido mucho, por eso, no hemos tenido tiempo de hablar.

—Lo siento.

—No te preocupes, descansa.—cerró la puerta. Solo pude escuchar pasos alejarse por el pasillo del apartamento.

Me llevé la mano a la frente, y recosté mi torso en la cama. Esa propuesta era la oportunidad para pasar tiempo con mi hermana y sobre todo, alejarme de mamá.

Escuché el tono de mensaje del celular, extendí mi mano hacia la mesa de noche y lo tomé. Era un texto de Lucas, mi supuesto novio.

Lucas:¿Cuándo nos veremos nena?.

Kudrent: No lo sé Lucas.

Lucas: Te extraño.

Kudrent: Igual.

Lucas: Estoy pensando en ti.

Kudrent:¿Qué estás pensando?.

Lucas: En tus tetas, en tu culo y la última vez que te folle duro.

Rodeé mis ojos y sonreí hacia mis adentros.

Kudrent: ¿Qué quieres?.

Lucas: Saludarte.

Kudrent: Déjate de bromas conmigo, sé que quiere cogerme.

Lucas: Me muero por hacerlo.

Le sonreí a la pantalla del teléfono y sentí candela en todo mi cuerpo.

Kudrent: ¿Qué me harías?.

Lucas: besarte, meterte mi lengua en todas partes, lamerte y succionarte esas lindas tetas.

Sentí mi sexo palpitar fuerte. Me mordí el labio, e inocentemente comencé a tocar mi cuerpo por todos lados.

Kudrent: Dime más.

Lucas: follarte duro por el culo hasta que ya no puedas más. Hasta que grites de placer, mi gatita.

Ese último mensaje hizo que hirviera como una olla en la cocina. Metí mi mano en mi vagina e inicié movimientos torpes en mi clítoris, suaves masajes, hasta volverse en movimientos más rápidos. Mi otra mano me la llevé a los senos mientras pensamientos obscenos y cochinos sucumbía mi mente. Como una metralleta siendo disparada por su dueño.

Solté un gemido, y luego otro, hasta que me mordí con fuerza el labio inferior para no gritar del placer tan hijo de madre que estaba sintiendo. Era una sensación única y divina, era como estar en el cielo, aunque hubiese preferido mil veces tener un pene dentro de mí.

Inspiré hondo, y sonreí, me acomodé un poco los pantalones y me di cuenta lo humedecida que estaba. ¡Diablos!, tenía que tener sexo, y ya. Pasé mi lengua por mis labios, me miré en el espejo y limpié el maquillaje corrido, incorporando uno nuevo, y un labial rojo en mi boca. Un vaquero negro marcaba por completo mis glúteos, una camisa corta tres cuarto hacia lucir mi abdomen plano.

Agarré el teléfono que lo había dejado en la cama y le escribí nuevamente a Lucas.

Kudrent:¿Dónde te veo?.

Lucas: Pasaré en el auto por tu casa.

Kudrent: Me encanta el auto para follar.

Abrí la puerta, caminé por el pasillo y las escuché. Mamá y Danna hablaban en la cocina. Me detuve  para escuchar la conversación y sentí una fuerte ira por todas sus palabras.

Por primera vez, odie a mi madre…

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Los amo, y gracias por la oportunidad. 

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