—No puedes dormir?.—preguntó, desordenándose el cabello.
Me quedé perpleja, y no pude evitar que mis ojos pasaran por su buen abdomen, su piel perfectamente bronceada, y sus brazos fornidos.
—Eh- eh, no, no puedo.—tartamudeé tragando lentamente mi saliva.
—Yo tampoco.—se sentó en el sofá, estirando sus pies a la mesa que adornaba la sala.
Su vista se paseó por todo mi cuerpo, y eso me hizo sentir excitada. Me mordí mis labios y tomé un mechón de mi cabello para juguetear con él. Era un coqueteo básico, inocente, pero Cole lograba ponerme nerviosa. Me hacía temblar cuando me miraba y encenderme como un fosforo como me escudriñaba.
Me senté en el sofá frente a él, no dijimos nada, solo nos lanzamos un par de miradas, de esas que están cargados de lujuria y deseo, de placer y pasión, de esas que te desnudan y te penetra el corazón. Sé que estaba mal, pero cuando Cole se encontraba frente a mí, se me olvida todo. Me olvido de Danna, de mi sobrina y hasta de mi misma. Es como si hubiese conjurado un hechizo para hipnotizarme o embrujarme de tal manera que me rinda a sus pies.
Cole se inclinó hacia adelante, se entrelazó los dedos y se rio suavemente.
—¿Me acompañarás mañana a hacer ejercicio’.—su tono era agudo, grueso, y bastante varonil—.Digo, es que a Danna no le gusta acompañarme, ni para mis reuniones de trabajo, ni nada. Es una pena.
—Sí, Danna es descuidada en eso. Si fueras mi esposo no te dejaría solo ni unos minutos.
Me humedecí los labios. Y quise reírme por lo que acaba de decir, fue un coqueteo demasiado directo
Hubo unos minutos de silencios, solo miradas, que si actuaran, ya me lo hubiese comido.
—Eres especial Kudrent, me imagino que debes de tener a más de un hombre a tus pies.—habló, soltando un bufido.
—Alguno, no al que quiero…—respondí con picardía.
—Sería un imbécil si no te hiciera caso, eres demasiado hermosa.
Sentí palpitar mi sexo con fuerte, mis hormonas gritaba <<sexo, sexo>>, mi cuerpo estaba alborotado a millón. Era una sensación extraña, mayormente, cuando venía a mí esas emociones eróticas, consentía a tener sexo de inmediato, siempre era con Lucas. Pero en este caso, Cole era intocable, era el esposo de mi hermana, no podía, era prohibido para mí.
—Cariño.—llamó Danna desde la habitación. Cole se levantó del asiento y me echó una última mirada—. No vemos mañana cuñada.
Me le quedé mirando, admirando esa espalda, esos músculos, ese abdomen. Inhalé y exhalé hondo, mi corazón latía con fuerza, pero dentro de mí me sentía satisfechas, era una sensación inigualable y única. Cole provocaba sentimientos perversos en mí y hasta pensamientos, con una mirada lograba colocarme lo completamente mojada .
Me levanté del sofá y me fui a la cama. Me acosté, y era como si mi conciencia quisiera recriminarme, o quisiera hacerme pecar. Hasta en mis sueños tenía el mejor sexo de mí vida, envuelta en los brazos de un hombre que no debía codiciar, ni siquiera con el pensamiento.
Desperté sobre exaltada, excitada, sudada y mojada. ¡Que sueño!. Eran las seis de la mañana. Sonreí desde mis adentros. Un poco de ejercicios me haría bien. Me coloqué una sudadera muy ajustada, la cual, pudiera reflejar la ropa interior de encaje que llevaba puesta. Una camisa corta, que dejaba al descubierto mi plano abdomen y mi ombligo. Me recogí el cabello en una coleta y pinte mis labios de rojo. Mis ojos azules los delineé un poco, para resaltar mi mirada.
Me sonreí en el espejo, y sentí mariposas revolotear en mi estómago. ¿Qué pudiera pasar entre Cole y yo?, ¿solo miradas? O ¿un beso?. Me reí por mis pensamientos absurdos. Pero este juego de mirada comenzaba a gustarme.
—Hora de ejercitarme…—dije, con una sonrisa maliciosa.
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Ah Cole le gusta la cosa....
¿Que pasará entre él y Kudrent?.
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Oscura Pasión
RomantizmNadie lo sabe. Nadie sabe de aquellas miradas cargadas de lujuria. De aquellas sonrisas cuando nadie nos mira. De aquellos roces inesperados. De aquellos besos en tu oficina. Nadie lo sabe por una sencilla razón. Es que él está casado. Casado, con m...