Look

IV

Y aunque ese encuentro solo tuviera de testigo las cuatro paredes no quita el hecho de que en ellas había algo que estaban haciendo mal, pero no lo culpen, se sentía demasiado impotente y la necesidad de tenerla cerca. Su reencuentro fue tan rápido y su cabeza estaba hecho un enmarañado de problemas que no sabía exactamente qué sentir en esos instantes.

Ya estaba cautivado por ella desde ya hacía mucho tiempo, pero de la forma tierna,  amable y dulce, lo único que deseaba en aquel tiempo era llenarla de mimos, abrazarla y decirle muchos te quiero en cada oportunidad que tuviera. Pero las cosas no fueron así. Todo se le salio de las manos el día que Norman fue llevado a ser "cosechado", si bien tenía muchas ganas de morir y Emma de verdad se había rendido, pero él tenía que cumplir una promesa, el último deseo que había pedido su mejor amigo y su última petición.

Proteger a Emma.

Si bien el plan que había dejado Norman era bueno Ray seguía pensando que era una completa tontería llevar a todos, y sin darse cuenta, Emma le había contado la verdad del lugar a Anna, pues eso era malo.

El día del escape fue demasiado rápido, Ray tenía todo planeado, pues solo escaparían Emma y el, nadie más iría. Si bien quería llevar a todos no podía, y el último recuerdo de aquella fría noche fue ver a esa pequeña rubia quien no articulaba palabra alguna, pero en sus ojos pedian a gritos no ser dejada, no ser abandonada. Ese día Ray no podía parar de culparse, ni el siguiente ni el resto de los días, incluso después de ya haber formado una familia el peso de haber abandonado a todos le atormentaba, pero sobre todo la vida de la pequeña estrella que creyó que se había apagado era la que más golpeaba su mente y corazón.

El verla de regreso fue una bomba de emociones nuevas, despertó algo dentro de si, que si lo veías desde los parámetros de lo moral y ético, estaba mal, muy mal. Ahora no solo eran sentimientos de tener un amor puro con ella como hacía años, ahora era un deseo carnal, pero eso lo mantenía confundido, pues no sabía si aquello era por culpa, placer o amor. Y pese a todo eso llevo a un solo resultó.

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La rutina regreso a ser la misma tras tan intensa semana, había entrado buscando formas para tratar de disminuir la necesidades en el refugió o como sustentarlos, pero aún no había nada y eso tenía alarmado a los mayores.

Se dispuso a terminar de guardar lo que faltaba de los utensilios que había ocupado para el almuerzo, se sentía ligeramente cansado y lo único que quería en ese momento era que la noche llegará y no precisamente para dormir.

Su mente se vio perturbada por la llegada de la rubia quien cargaba a un bebé y unas cuantas niñas le seguían.

—Oh, hola Ray.—Saludo amable.

—Hola.

Anna se abrió paso entre las niñas, pidiéndole a la mayor de ellas que sostuviera al bebé. Se acercó con cautela al horno, tomando unos guantes y sacar una charola repleta de galletas, dejándolo sobre una mesa de madera para que estás terminarán de enfriarse.

—¿Cuando fue que las hiciste?—Cuestiono el azabache.

—Por la mañana, desperté temprano y a Norman de le antojaron unas, así que les pedí ayuda a las niñas para conseguir los ingredientes. Espero que no te haya molestado.

He aquí el motivo por el cual había despertado solo.

—¿Para Norman?

—Mh... Para él y para las niñas, por eso están aquí ¿Quieres?—Tomo otra vez al bebé entre sus brazos, haciendo un ademen invintadolo a tomar una galleta.