Capítulo 2

239 17 2
                                    

Rápidamente empecé a gritar
¡MAMÁ!, ¡PAPÁ!, AYUDA!!!
De manera abrupta y desesperada se dirigieron hacia mi cuarto y yo con una malicia gigante y de manera veloz me metí en el closet como pude, con tan mala suerte que su puerta corrediza debido a su vejez y a la manera tan brusca que la cerré, no quiso abrir de nuevo… Mis padres preocupados pensando que de un secuestro se tratase (ya que no tenían rastro de mi por ningún lado y el sonido del closet era bastante similar al sonido que producía la puerta de salida) optaron por tomar la decisión de salir a la calle a buscarme; por otra parte yo no era consciente de esto hasta que el tiempo se encargó de hacérmelo entender a las malas, la risa y la diversión estuvieron presentes en mi alrededor de la primera hora, con la llegada de la segunda, la tercera y hasta la cuarta hora en la cual estaba encerrado con los ojos hinchados de tanto llorar, con las manos rojas de golpear aquella maldita puerta, con los pulmones haciendo su mayor esfuerzo por respirar el poco oxígeno que había en tan limitado espacio, desarrolle un temor increíble hacia lo que vi durante cuatro horas, las oscuridad.
Ese momento también marca un antes y un después en mi vida, y es que como lo mencionaba, antes era un muchacho alegre, risueño, extrovertido y sobre todo juguetón, pero luego de ese momento, de a mi corta edad experimentar el agobio, la soledad, el encierro y sobre todo el peso de la oscuridad, me convertí en lo que hoy por hoy conoces querida amiga, aquel sujeto distante, un tanto reprimido y tímido que ama escribir y por ende escribe toda su vida, pero sabes… aun no tengo un nombre para este libro, quizás en el lecho de mi muerte lo pueda escoger, ¿no lo crees?
-dije esto en medio de una leve risa-

Mi mejor amiga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora