Mi mejor amiga

Capítulo 3

Luego de contarle una vez más la misma historia que cientos de veces le he repetido a mi mejor amiga, hago un intento más por lograr abrir los ojos y para mi fortuna esta vez, así lo conseguí.
Nada más abrirlos entran en mi cuerpo cientos de sensaciones que crean en mi ser un tsunami de emociones, en el momento en que abrí los ojos pude ver el temor en carne viva pues me encontraba postrado en una cama de un hospital a medianoche (para ser exactos las 12:30) sin saber el por qué estaba yo en ese lugar, pero tan solo me bastaron pocos segundos para entrar razón y recordar que ella, mi mejor amiga, estaba ahí, estaba ahí conmigo, como lo ha estado siempre.
Con mis cuerdas bucales ya agonizantes quise establecer una última conversación con mi mejor amiga, sabía que no me quedaba mucho tiempo y a ella tampoco.
Quien diría que después de todo solo estaremos tu y yo, querida amiga.
Ella permaneció en silencio, como lo hacía siempre.
¿No me vas a responder?, toda mi vida esperando que me respondieras y nunca lo voy a conseguir, ¿no es así?  -replique con una sonrisa en mi rostro-
Te doy infinitas gracias por estar acá, pero sabes de sobra que no me gusta para nada que andes con ese atuendo negro, me recuerda a la oscuridad y como bien sabes, ella no me gusta en lo absoluto, pero esas son pequeñeces mi querida amiga, como me agrada que te encuentres hoy acá. Recuerdo el primer día que nos vimos; era yo tan joven que no llegaba a comprender lo importante que eras tu en mi vida, Recuerdo que esa mañana desperté como lo hacía siempre, con ganas de ver a mis padres, pero para mi sorpresa, te encontré a ti y el hecho de poder cruzar miradas contigo me hizo olvidarme de lo quebrada que se encontraba mi alma. Recuerdo que estabas de pie, simplemente observando con tu maldita ropa negra -dije esto en medio de una risa con sabor a llanto-

Permanecí en silencio unos instantes esperando alguna respuesta de ella, pero como siempre, no lo conseguí.
Tu mera presencia es sinónimo de noticas importantes, pues siempre ha sido así, si te detienes por tan solo unos segundos recordarás que siempre fue así, la primera vez que nos vimos en la cual quedé maravillado al observar tus tan profundos ojos que en cada cruce de miradas sentía que podías observar todo mi ser.
Por cierto, ¿quieres saber algo curioso?
De nuevo cometí el error de esperar una respuesta de ella, rápidamente dije.
Que torpe soy, se me olvidaba lo silenciosa que eres, pero supongo que te gustara saber eso -solté una sonrisa con mucho dolor al decir esto último-
No se si sabias que a partir de nuestro primer encuentro a mi padre no le gustaba para nada que te mencionara, ni mucho menos que mencionara que te amaba querida amiga, recuerdo lo que me decía: