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- Eres tan hermoso, mi amor...-acarició mi mejilla con sus dedos.- te he estado observando durante casi un año - ¿¡Que!?¡Un año! - no sabes la tortura que fue no poderte tener entre mis brazos. ¿Me amas?

- N-no te conozco y me has secuestrado.

- Yo te amo. ¿Quieres tomar un baño?

- Sí...

El agua caliente caía sobre mí, podía ver los mosaicos negros frente a mí con mi reflejo distorsionado. Suspiré y comencé a lavar mi cuerpo con toda la calma posible.

- ¿Quieres que entre ahí contigo, mi amor? - su voz me hizo estremecer.

- N-no.

- Bien, no tardes tanto.

Con más tranquilidad comencé a bañarme, no quería pensar en mi familia, eso solo me haría llorar y eso no es exactamente lo que necesito ahora. Tiene que haber una manera de escapar o llamar a la policía, no puedo rendirme.

Suspiré cerrando la llave, abrí la cortina y vi una toalla seguida de una remera muy larga color negro, unos bóxer y lo único de mi tamaño, unas zapatillas negras. Comencé a vestirme, era incómodo, sentí un fuerte dolor en mi estómago, tengo hambre. Abrí la puerta con lentitud y salí tratando de no hacer ruido, miré la habitación, era más grande, las ventanas estaban selladas y la única luz provenía de las lámparas en el techo, era como una cabaña, caminé por el pasillo de madera, era demasiado grande, salí al pasillo escuchando la televisión, ahí estaba, sentado en una esquina del sofá viendo una película a blanco y negro la puerta estaba a un lado del televisor y ésta estaba asegurada con cadenas y rejas. Al menos que consiguiera la llave de esos quince candados, no saldría de aquí.

- Ven aquí - no me di cuenta de su mirada hasta que aparté la mía de la puerta.- siéntate conmigo - no era capaz de moverme, estaba congelado pensando en la cantidad de cosas que podría llegar a hacerme-. No voy a hacerte daño.

- ¿Por qué debería confiar en ti?

- Porque no tienes opción - sonrió satisfecho-. Ven, no volveré a repetirlo.

Caminé hasta llegar al sofá sentándome en la orilla contraria. Él se levantó y entró a una habitación más al fondo, salió con un cepillo de cabello, lo colocó a un lado del sofá y tiró de mi brazo hasta acercarme lo suficiente a él. Tomó mechones de mi cabello cepillándolos con cuidado, como si fuera un muñeco. Podía escuchar su pesada respiración y ver por el rabillo del ojo sus manos tomando mechón tras mechón. Dejó el cepillo en la mesa de centro y apartó el pelo de mi cuello, tuve un escalofrío al sentir sus labios presionar contra mi húmeda piel.

- Eres tan bonito amor. Prometo comprarte ropa de tu talla, pero ahora deberás usar la mía, ¿tienes hambre? - estaba temblando y apretando los puños tan fuerte que podía sentir cómo mis uñas cortaban la palma de mi mano-. Amor no me hagas preguntarlo dos veces. A la tercera las cosas no son para nada buenas.

- Sí, tengo hambre.

- Oh cariño, ¿qué te has hecho? - tomó mis manos viendo los cortes de mis palmas-. Esto puede infectarse.

kidnappé ✦ hopevDonde viven las historias. Descúbrelo ahora