Capitulo 7

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-Muy bien hijos de perra esta fiesta se acabó.- Un rayo de luz impacto contra algunos vampiros carbonizándolos instantáneamente.

Era el inconfundible Rookery con su fiel compañero Maney cubriéndole la retaguardia.

-Oh si- Exclamo con una amplia sonrisa en los labios- Extrañaba esto.

-Odio admitirlo, pero yo también- Lanzo varios globos llenos de agua bendita con ayuda de una pistola que había inventado en una de esas tardes solitarias sin su maestro. Otros vampiros cayeron hechos cenizas.

El pequeño vampiro estaba muy confundido, solo atino a cubrir con su propio cuerpo el cadáver de su amigo. Mientras el pandemónium se expandía sobre los restos del magnífico castillo a manos del animado caza vampiros el pelirrojo se acercó hasta él y le cubrió con una manta. Desconfiado se le quedo mirando.

-No te preocupes, fue Tony quien nos pidió ayuda, estarás bien tú y tu hermano.

-¿Tony? P-pero el... ¿Cómo? ¿Él sabía que moriría?

-Intente advertirle- interrumpió serio el mayor- Aun así insistió en venir y ser el señuelo para que ganase tiempo mientras iba por el cerebro del equipo.

Señalo a su ayudante y este se puso a dar saltitos de alegría por el cumplido.

-Habría resultado ser una magnífica idea, si lucharan contra alguien débil.- Peter les hizo frente, altanero, con una mirada que marcaba plena confianza en obtener la victoria sin ningún tipo de esfuerzo.

-Y porque lo hacemos es que funcionara.

-Han pasado cerca de 150 años ¿Y aun no lo aprendes? Ni tú, ni nadie podrá matarme.

-Eso está por verse.

Maney y Rudolph se vieron entre sí, ninguno entendió nada. Además de la confusión compartieron también la conmoción cuando Rookery se transformó en un licántropo con el doble de tamaño que uno normal.

A su vez el vampiro se transformó en ese monstruo tan temido de antaño, el murciélago con rasgos endemoniadamente humanos.

Se gruñían y siseaban amenazantes, atacaron al mismo tiempo.

Pedazos de piel y pelaje salieron volando por los aires, el murciélago llevaba la ventaja al poder volar pero los dientes de Rookery no se quedaron atrás. Estaban demasiado empatados hasta que, usando sus poderes, el vampiro hizo brotar picos de la tierra. La mayoría fueron fáciles de esquivar pero uno dio en el blanco, justo el costado del lobo sacándole un aullido lastimero.

-¡Maestro!

-¡Aléjate Maney!- El aludido saco una cruz de plata pura, la puso en la cara del vampiro y este se alejó cubriendo las quemaduras que la reliquia le causo. Esto dio tiempo para que retrocedieran hasta donde estaba el menor protegiendo el cadáver.

Enfurecido Peter se arrancó la piel sobrante de su rostro.

-Sí que son unos seres repulsivos, por estas cosas es que amo matarlos, verles agonizar. Los únicos monstruos aquí son ustedes.- Ya cansado de los juegos los lanzo por el aire con sus poderes, tomo los cuerpos de aquellos que habían muerto, el de Tony incluido, y con estos les amenazo cual titiritero en un teatro.

Las huecas marionetas sirvieron como grilletes para nuestros héroes.

Para dolor de Rudolph fue su amigo quien le capturo. Otros cuatro cadáveres capturaron al lobo-cazador y a su acompañante.

El resto del clan parecía haber huido a toda la capacidad que sus alas les permitían.

-Tenía una pequeña orgía planeada para celebrar mi retorno esta noche, ahora gracias a ustedes mis planes se han ido por un caño, aunque aún puedo usarlos como mis muñecas ¿Eso les gustaría? Claro que no y por eso será un millón de veces más divertido- Construyo un improvisado trono con huesos y se recostó- Recordando un poco los viejos tiempos, en mis años de gloria solía tener un pasatiempo bastante... entretenido. Verán, además de ser un sumamente poderoso vampiro también soy un gran hechicero como mi amigo el cazador, aquí presente, sabrá- Le lanzo un beso que tuvo por contestación un gruñido de disgusto, más el demonio ni se inmuto- Y una de las cosas que adoro como no se imaginan es usarla para manipular.

Señalo al pelirrojo y luego al cazador. Su brujería le robo la razón al joven de inmediato.

En sus tiernos ojos apareció un brillo que Rookery nunca antes había visto, uno tan lascivo que su lobo interno aulló por instinto.

-Maney, pedazo de inútil resiste- Parecía una súplica. Su ayudante hizo de oídos sordos, los muertos le soltaron y no se tardó en saltar sobre el cuerpo de su maestro.

-Vaya esto se pone interesante- Murmuro tentado el vampiro mayor.

El licántropo trataba de resistirse, quiso lanzar lejos el delgado cuerpo del pelirrojo pero le había prometido que nunca le haría daño de nuevo, sin embargo mantenerlo cerca parecía ser aun peor. Con cada beso en su cuello o caricia de esas hábiles manos de científico loco su cordura se perdía con más rapidez, deseando, implorando poder poner sus garras y colmillos en su aprendiz y así esa bestia le reclamaría como suyo, pero no podía hacerlo, lo sabía, un roce tan solo y Maney estaría portando la misma condena que él desde que era un niño.

Después de un rato el lobo obtuvo la victoria, su mente se perdió bajo la posesión de un monstruo que creía controlado y que era él mismo.

Destrozo la ropa con sus dientes, araño la piel, lamio y degusto la suavidad de la piel virginal que se le servía en bandeja de plata.

Obscenos sonidos se escuchaban por el bosque, una bestia consumando un acto tan impuro con un joven mortal que le adoraba, esa llama de culpa y agonía que quemaba en el fondo de su mente y su corazón alimento los propios deseos del vampiro, quien miraba con lujuria esa pasión desorbitante derramándose.

Le ordeno al rubio acercarse trayendo al menor.

-Hace tanto tiempo que deseo hacer esto, desde que escaparon de mí aquella fría noche.- Arrebato al chico de las manos de Tony, le sentó sobre sus piernas y acercando el trasero casi congelado de Rudolph comenzó a frotar su erección buscando alivio.

Una queja de repugnancia desconcentro al mayor.

-Tal vez si tu amigo se nos une te sentirás mejor- Estaba burlándose y echando sal en la herida, llamo al mortal y este se arrodillo frente al trono, separo bruscamente las pálidas piernas del vampiro y con su lengua fue acercándose hasta la entrepierna.

-N-no, esto no, por favor- Hubiese podido resistir cualquier cosa, excepto un acto de su mejor amigo en su contra, sin importar que este fuese un cadáver.

Había algo que le hacía sentir peor, una basura, y es que le estaba gustando.

A cada beso de Tony se sentía derretir, podía incluso olvidar el sufrimiento que pasaba gracias al enfermo que ahora penetraba su trasero con sus dedos. Estaba perdido, se había convertido en una copia tan miserable, tan repulsiva del hombre que odiaba, sin darse cuenta un nudo de asco le cerró la garganta, su vista se tornó vidriosa y las lágrimas no tardaron en salir. Era repulsivo. Todo en su ser lo era.

"Rudolph Sacville-Bagg, eres la peor escoria que existe."

Se dijo, un sollozo se le escapo, sintió las garras arañar su piel cortándolo dolorosamente como reprimenda.

Estaba perdido.

Entonces lo sintió. Un cálido beso en su mano, bajo la mirada.

Allí estaba el, con unos ojos morado preciosos y una sonrisa que le dijo:

"Todo estará bien".

Y allí, donde los hombres se alzan, la luz aparece.



He aquí la nueva actualización, espero que les guste el capitulo y a quienes se han tomado la molestia de leer y votar les agradezco mucho.

Nos vemos a la siguiente 

¡Besos!

El monstruo dentro (Tony x Rudolph)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora