10. Ritual diario.

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— Ajá, sí.

A Tricia nunca le ha gustado que le den largas. Tiene diecisiete años pero las cosas más claras que mucha gente adulta; admito que incluso cuando yo era un adolescente y ella poco más que una cría, ya imponía. Ya se podía ver desde lejos que iba a crecer para ser una completa fiera, alguien que hace lo que quiere de la forma que quiere sin pensar en lo que puede llegar a pasar.

— En algún momento van a tener que volver a su casa, y lo sabes.

También le gusta destrozar las ilusiones de los demás. No sé por qué; quizás le produce algún tipo de satisfacción sádica. Sea por el motivo que sea, solo sé que lo adora. Ella lo llama ser realista. Yo no lo tengo tan claro.

— No entiendo por qué me has llamado a las seis de la mañana solo para esto.

— No sé, me estoy arreglando para ir a clase y me he acordado de ti.

— Es raro eso de que te acuerdes de mí.

— Estaba comiendo cereales y he visto uno feo y deforme, no he podido evitarlo.

Prefiero colgarle la llamada. Y sé perfectamente que ahora estará riéndose como una loca, siempre lo hace.

Me gusta pensar que algún día va a dejar de fingir tanto.

Ya lo he dicho: mi hermana tiene un carácter fuerte. Es una bestia indomable, y pobre del que intente calmarle los humos. Pero con mis padres nunca ha sabido cómo mostrarse; ni su carácter, ni sus gustos, ni sus sentimientos. Nada. Es como si delante de la familia anulara por completo su existencia como alguien individual, y se convirtiera en lo que todos esperan de ella.

Siempre que pienso en ese tema, acabo llegando a la conclusión de que su carácter quizás no es tan fuerte.

— Craig, es muy temprano... Vuelve aquí.

Kenny casi que no abre los ojos, mientras palmea el lugar que he dejado vacío en la cama.

Respiro hondo. Puede ser que Tricia aún tenga su camino por delante para aceptarse como es, pero yo tengo todo lo que siempre he querido. Sin vacilar ni un segundo más, me meto en la cama junto a mi ángel y lentamente el sueño vuelve a capturarme.

 Sin vacilar ni un segundo más, me meto en la cama junto a mi ángel y lentamente el sueño vuelve a capturarme

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— Ike, ¿Nunca te han dicho que eres un puto pesado?

Tricia no es mucho de tener amigos. Según ella, no tiene ninguno.

Lo que pasa, es que Ike Broflovski está demasiado empeñado en ser su amigo. O lo que sea. Tricia aún no tiene claro lo que piensa ese chico, y tampoco tiene claro si quiere saberlo.

Aunque está bastante segura de que no tiene ninguna intención "rara" con ella, porque le ha pillado bastantes veces mirando a uno de los góticos con ojitos de enamorado. ¿Firkle? Tricia no se acuerda del nombre, pero tampoco es que le importe en lo más mínimo.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2020 ⏰

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