-Vas a estar siempre a mi lado, Anne. Solo la muerte podrá arrancarte de mis brazos porque si te alejas de mí voy a matarte, adornare tu hermosa frente con una bala y justo cuando dejes de respirar besare tus dulces labios por última vez -susurro
A...
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Anne Henryson era una de las jóvenes más dulces y encantadoras que seguramente conocerías en tu vida, ella tenía esa capacidad de sacarle una sonrisa a quien fuera, a sus dieciséis años era una joven preciosa, una que había sido marcada desde los inicios de su infancia por un monstruo.
La niña parecía un ángel que Dios había puesto en la tierra para alegrar los corazones de todos los que la rodeaban, lamentablemente ese ángel se había cruzado con un demonio que arruinaría su vida.
Tal vez si hubiera tenido mas suerte o si los adultos a su alrededor hubieran sido mas precavidos o incluso si le hubieran contado las atrocidades que escondía el mundo ella habría podido escapar.
Pero ahora nada de eso importaba porque Marcus había cumplido su promesa.
—Vas a estar siempre a mi lado Anne, me perteneces. Solo la muerte podrá arrancarte de mis brazos porque si te alejas de mi voy a matarte, adornare tu hermosa frente con una bala y justo cuando dejes de respirar besare tus dulces labios por última vez —
Ingenuamente la joven no pensó que hablara enserio.
Él no iba a matarla, ¿cierto?
Pero Marcus si lo decía enserio, fue como una promesa silenciosa y mortal.
Una que elcumplió, porque al final si la mato.
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