NARRA ROSS
-¿Estás emocionado?
-La verdad que sí.
Me froté la cara ansioso, hasta creía empezar a sentirme algo mal, no del tipo de mal que no puedes soportar sino del tipo de mal de nerviosismo, del tipo de mal que te avisa que algo bueno viene y no puedes esperar a verlo.
Algunas gotas de sudor caían muy lentamente por mi frente y no podía evitar frotar mis manos en mi pantalón cada cinco minutos, como si eso me calmara. El viaje ya había tomado sus horas, durante las cuales descansé lo más que pude pero algo me mantenía muy despierto.
Luego de que nos comenzáramos a seguir en Instagram con Gavin, no usamos más que los DMs para pasarnos los celulares, y desde entonces hablábamos regularmente por allí, despertaba con sus mensaje o él con los míos, tecleaba por debajo de la mesa cuando comía en familia, revisaba el celular constantemente mientras componía canciones, y nunca me había sentido tan feliz de tener ese pequeño aparatito conmigo, lo que es muy llamativo ya que no soy de usarlo demasiado.
Aunque fueran mensajes de texto o fotos casuales que daban gracia la compañía de Gavin se sentía mientras esperaba en el aeropuerto con mi celular en la mano.
Los Ángeles estaba muy atrás ahora, una de las cosas que amaba de volar ya sea por diversión con mi padre o en un viaje importante como el de recién, era la vista.
Me encanta ver la o las ciudades desde lo alto, estar cerca de las nubes y las estrellas, ver un paisaje a plena luz de día, un atardecer tiñéndolo todo o incluso el destello de las luces de las ciudades en plena noche, esos millones de puntitos a miles de metros bajo los pies hacían que incluso el velador en un departamento desconocido fuera una señal para cualquiera que viera nuestro planeta desde afuera.
Me parecía realmente increíble como el ser humano hizo algo que ningún otro ser vivo había logrado jamás, elevarse y volar aunque no estuviera naturalmente preparado para ello, aunque no tuviera alas, era toda una transgresión a las leyes de la naturaleza y sin embargo valía cualquier castigo.
¿Se imaginan existir sin saber cómo se ve nuestra vida desde lo alto? Ver cada detalle todos los días pero nunca la vida humana en conjunto, como una sola cosa parte de un organismo llamado Tierra. Para culturas del pasado sería casi como ser Dios.
Miro mi pantalla nuevamente y Gavin aún no había respondido mis mensajes, tampoco había pasado demasiado tiempo pero sinceramente me ponía nervioso, cuando estás metido en la conversación el hecho de que no respondan de inmediato te deja en un estado de ¿Ahora qué?
Negué suavemente con la cabeza, tenía que relajarme un poco.
Recién llegaba a New York, y él también tenía trabajo aquí, respondería en cuanto pudiera, de eso estaba seguro.
Patrick, el director de la serie para la que trabajaría me había escrito para avisarme que un taxi vendría por mí, tenía un departamento esperándome que seguramente debería compartir con algún otro actor. Me emocionaba conocer a mis compañeros de trabajo, socializar y hacer nuevos amigos, era una de las partes más interesantes de todo esto.
***
Mientras iba en el taxi admiraba los edificios y ya me preguntaba como serian mis horarios, si podría salir a pasear, si tendríamos jornada completa, si tendría con quien compartirlo, o si podría ver a alguien más fuera del cast. Le prometí a Gavin que encontraría el momento entre su trabajo y el mío para, por lo menos, ir a tomar un café siendo que estábamos en la misma ciudad.
Bajé con cuidado mis maletas y me adentré en el edificio asignado, allí el director me llevó hasta el que iba a ser mi departamento y me orientó rápidamente. Mencionó que los horarios de trabajo dependerían mucho del día en cuestión, ya que habría escenas que grabar con la luz de día, de la noche o en ubicaciones especificas a las cuales habría que llevar todo el equipo. Por lo pronto los próximos tres días eran de orientación, presentación y detalles como los vestuarios, ya tenía guiones que memorizar para el martes comenzar con algunas escenas.
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PAUSADA | Afterglow (Ross Lynch & Gavin Leathergood)
أدب الهواةAfterglow, la luz del atardecer, ese resplandor mágico entre rosado y anaranjado me encontraba siempre con ESA persona a mí lado. No creo en las casualidades, espero que él tampoco lo haga. Mi amor no es una casualidad.