Capitulo 3

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Martes:27:05:2036 – 3:14 AM

Estaba totalmente desesperada, aterrada, las lágrimas le ponían borrosa la vista y el enorme miedo que sentía la privaba de la mayoría de sus sentidos. Seguía escuchado como aquel sujeto mutilaba el cuerpo de la anciana.
Sintió algo de frío en una de sus piernas, un pequeño viento húmedo  e inmediatamente volteó, era la tapa de una alcantarilla. Maldición es mi única salida: pensó. Quitó la tapa del agujero, ni siquiera supo como lo había logrado, era demasiado pesada. Abajo se podía notar una corriente de agua, aunque no era fuerte, ni siquiera había tanta agua, pero el olor era repugnante. Comenzó a oír los pasos del sujeto acercándose, comenzó metiendo sus piernas y luego el resto de su cuerpo y así, rápidamente saltó hacia el interior de la la alcantarilla. Al estar dentro, con el agua casi hasta las rodillas comenzó a correr lo más rápido que podía. El maletín, aunque era pequeño era algo pesado. Dentro estaba demasiado oscuro, no podía ver nada, simplemente corría derecho.

–Aquel sujeto de SERN, puso patas arriba la pequeña casa de la anciana, intentando buscar el maletín que Claudine llevaba consigo.
Pronto, deshizo la vieja cama, la destrozó y al quitar lo que que quedaba de ella, debajo vio la tapa de la alcantarilla fuera de lugar; estaba destapada la alcantarilla, había sido demasiado obvio, alguien más estaba con la maldita anciana decrépita y ese alguien, había huido por allí junto con el maletín.
Maldita vieja: susurró aquél asesino frío con capucha. No había tiempo que perder, su misión era ir tras el maletín y llevarlo a SERN. Saltó dentro de la alcantarilla también y sacó una linterna, alumbrando hacia ambas direcciones, hasta que, en una de las direcciones podía oír la agitada respiración de alguien y también se podía oír como los pasos de alguien golpeaban contra el agua que había dentro de la alcantarilla, así que  comenzó a correr hacia esa dirección.

– Claudine no podía ver nada, seguía corriendo y corriendo. El cuerpo muy a penas le respondía. Detrás de ella, muy lejos, se agitaba la luz de una linterna. Era aquel sujeto, se había dado cuenta de la presencia de Claudine en la casa de la anciana y había visto por donde había escapado. ¿Qué era lo que quería aquel sujeto de Claudine? ¿A caso tenia que ver con el estúpido maletín que llevaba consigo? No importaba, no quería ser asesinada como el encapuchado lo había hecho con la anciana.
Más delante presenció una pequeña luz en el techo de la alcantarilla, era otra tapadera que daba hacia afuera y debajo de ella, había escaleras de fierro, oxidadas. La luz de la linterna que se agitaba detrás suyo se acercaba cada vez más.
Se tomó de las escaleras de fierro y comenzó a trepar lo más rápido que podía.
Empujó la tapadera con todas las fuerzas que podía, pues el cuerpo aún no le dejaba de temblar, sin embargo, tenía la energía suficiente para seguir corriendo la mitad de la noche. El terrible peligro que corría, le hacia ir a su corazón a mil latidos por segundo, tenía ganas de tirarse, llorar, suplicar por su vida y ser salvada.
Lanzó la tapa fuera de su lugar y comenzó a salir de la alcantarilla. Debajo de ella se escucharon varios balazos, claramente intentaba dispararle en las piernas para que no siguiera corriendo, pero falló. Salió de la alcantarilla y lanzó la tapadera nuevamente a su lugar, para poder quitarle tiempo a aquel sujeto que iba tras de ella. Se lanzó a correr por la calle en la que estaba, había una carretera y frente a ella, se encontraba un pequeño centro comercial, "Alaia". Pensó que seria el mejor lugar para ocultarse. En dicho sitio había guardias que podían ayudarla.
Trepó por la reja del estacionamiento y saltó al interior. Corrió y detrás de ella podía oírse como la tapadera de la alcantarilla estaba siendo removida. Con los zapatos encharcados de agua podrida y maloliente, corrió hacia el interior del súper mercado aún más veloz de lo que había sido antes.

– ¡Ayuda! – alardeaba gritando – ¡Ayuda!  Por favor – observaba a un guardia allí delante. Gritaba por ayuda, hasta que al fin llegó con el.

Quiero morirme en ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora