IV. Confesiones.

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/*En la foto Barbara*\

(Barbara)

Estábamos caminando con Sofí en dirección a la cancha, el lugar que tenía pensado ir era atrás de la cancha, debíamos pasar por en medio. Caminando ya comenzamos a charlar puras incoherencias.

Llegamos al lugar.

-¿Te gusta mirar el cielo no es así?- me pregunté, sonó más como una afirmación.

-Sí, ¿cómo lo sabes?- no sabía que responder, ni loca le decía que me le había quedado viendo más de una vez.

-Te vi anoche.- por lo menos era UNA sola vez que la veía, mentira.

-Ah.. ¿Qué hay de ti? ¿Qué te gusta?-tú, ¡CALLATE! Le dije a mi voz interior.

-Cuando estaba en casa, me gustaba ver películas con mis amigos en casa. Siempre que veíamos una película de miedo Jacob - me miró extrañada, verdad que no lo conoce, estúpida. - un amigo, saltaba como nena. - al verla reír algo dentro de mí hizo que me gustara más.

-Mejor dejo de reír, ya que yo nunca me he animado a ver una película de miedo entera.- dijo con algo de vergüenza en la mirada.

-¿Y tus amigos?- pregunté para cambiar de tema.

-Emmh, ellos...no, no...- comezó a tatarear, me preocupé.- no tengo.- finalizó.

No sabía qué decir, sentí algo de lástima, pero sabía que yo podría ser su amiga, o algo más.

-¿Cómo es eso?- mala pregunta ingenúa.

-Es que.. ¿Puedo confiar en ti?- preguntó con timidéz.

-¡Obvio!- dije sin más.

-Es que..- sonó el timbre, GRACIAS TIMBRE, TE AMO.

Me paré, y la ayudé a ella a pararse-toda una caballera- siempre.

-Te cuento luego ¿sí?- preguntó con entusiasmo.

-Claro, nos vemos en la cafetería, ahí lo hablamos.- dije dirigiéndome a mi respectiva clase.

La clase me pareció aburrida-igual que todas- al terminar fui a mi casillero por los cuadernos para mi otra clase, y así me dirigí a ella.

(Sofía)

No sabía si decírselo a Barbara, aunque igual no me daba mala espina, es más, me siento bien estándo con ella, ¿será amistad?, no sé. Ya ni recuerdo cómo se siente aquella cosa.

Ya en la cafetería me dispuse a buscar mi almuerzo, tomé una cosa que parecía puré con nuggets de pollo. Pero se veía bien. Tomé una coca cola ligth, y salí al patio. Me senté en donde acostumbraba sentarme, mirando al comedor pude divisar a Darla con unas gafas que llegában hasta más arriba de sus cejas, me causó gracia.

Puede que no tuviera amigos en mi antigua escuela, pero de que me dejaba pasar a llevar ¡Ni loca!, sabía defenderme, había peleado unas cuantas veces en la escuela anterior. Pero claro, toda acción, tiene reacción.

Vi a Barbara acercarse, me puse nerviosa, no sabía cómo ni por dónde empezar.

-¡Hey!- me saludó.

-¿Qué hay?- dije evadiendo el tema de hoy en la mañana.

-Ni creas que me olvidé, ya, suéltala.-rayos.

-Humm.. Bueno, pero ¡si tatareo no te burles!- dije tratando de parecer seria, cosa que me salió del todo mal.

-Está bien, comienza, tenemos - miró su celular - 1 hora.

Barbara y SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora