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La mudanza estaba llegando a su clímax, las cosas estaban listas y el conductor del camión se encontraba a la espera de la señal del señor Bakugō quien revisaba que todo estuviese en orden. Mitsuki abrazaba a Inko tratando de consolar a la pobre mujer quien por más que intentaba no podía dejar de llorar al igual que su pequeño quien era consolado por Katsuki.

En cuanto el momento llegó, la familia subió al vehículo del padre y partieron intentando no mirar atrás, al menos por parte de los padres pues el menor de los Bakugō no podía dejar de ir lo más al fondo del auto con tal de no irse, pero poco era lo que podía hacer. Las cosas ya estaban hechas.

Izuku en un ataque de desesperación se soltó de la mano de su madre y corrió detrás del auto con todo lo que podía, algo que alertó a todos por lo peligroso que eso era. Aún así no se detuvieron, el pequeño terminó cediendo a su cansancio dejándose caer de rodillas al pavimento llorando todo lo que aún le quedaba por llorar.

Esa tarde, ambas madres desde donde estaban, abrazaban a sus hijos tratando de calmar su dolor. Sintiendo que aquella era la última vez en que podrían sentirse unidas.

— ¿Izuku? ¡Izuku! — saltó levemente en su silla y observó algo desorientado a su madre quien le veía con preocupación, pronto la vio levantarse de su lugar y acercarse a él, tomar su rostro entre sus manos para verlo mejor buscando respuesta en su...

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— ¿Izuku? ¡Izuku! — saltó levemente en su silla y observó algo desorientado a su madre quien le veía con preocupación, pronto la vio levantarse de su lugar y acercarse a él, tomar su rostro entre sus manos para verlo mejor buscando respuesta en sus ojos — ¿Qué sucede, Izuku? Estabas viendo de forma extraña el pescado

— Nada, sólo estaba recordando — sonrió levemente intentando calmar su preocupación, algo que si bien no sirvió para ello, sí lo hizo para que ella pudiese comprender mejor su actitud — Ya debo irme, volveré algo tarde hoy — tomó su mochila y se acercó a la puerta, la mano de su madre lo detuvo antes de irse — estaré bien, tendré cuidado

— No, no es eso — volteó a verla, tenía su mirada fija en el suelo y su mano poco a poco lo soltaba. La vio suspirar antes de verlo a los ojos con una agradable sonrisa — Ten un excelente día — dijo al fin.

— Lo haré — volvió a detenerse en cuanto estuvo un pie fuera de casa, en un rápido movimiento la abrazó y depositó un beso en su mejilla para acto seguido sonreír lo mejor que pudo — ahora sí, nos vemos en la tarde

Ambos lo sabían, era el cumpleaños de Katsuki.

Día en que solía pasar las horas recordando y preguntándose sobre lo que pudo haber sucedido con el extrovertido amigo que solía tener. Los años que habían transcurrido desde entonces eran suficientes para tener claro que la posibilidad de volver a verlo era mínima.

— pero nunca nula — había recorrido el mismo camino desde su ingreso a la secundaria, aunque fuese más largo que el que solía hacer, los beneficios de ello eran suficientes para hacerle caminar de más hasta llegar a su escuela. Debía correr un par de cuadras hasta la parada del metro que pudiese llevarlo a una zona apartada, contrario a su escuela, lugar cercano al distrito privado de la corporación AFO.

𝘼𝙦𝙪𝙚𝙡𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙤𝙡𝙫𝙞𝙙𝙖𝙢𝙤𝙨 ❪ᵏᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora