Capítulo 3: Bullseye

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Falcone se encontraba sentado en su oficina, con un gesto que claramente denotaba incredulidad

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Falcone se encontraba sentado en su oficina, con un gesto que claramente denotaba incredulidad.

—¿Tú eres Bullseye? —preguntó el capo mafioso.

—El mismo —respondió el asesino con una sonrisa inquietantemente... Normal.

—¿Qué clase de asesino se tatúa una diana en la frente?

—La verdadera pregunta es: ¿qué tipo de asesino se tatúa una diana en la frente y sigue vivo once años después?

Falcone empezó a toser y se tapó la boca con su pañuelo.

—No muera antes de que mate a Owlman, jefe.

—Escuchame bien —exclamó Falcone—. Quiero que mates a Owlman, sin importar el precio. Cualquier cosa que necesites, el nuevo Comisionado te las dará.

—Puedes contar con eso, Bullsy —exclamó Arnold Flass con una sonrisa hipócrita.

—Quiero ir a todos los lugares donde Owlman haya asesinano a alguien. Y quiero la lista completa de a todos los que mató.

—Él ha matado por toda la ciudad —dijo Flass mientras alzaba una ceja.

—Pues muestrame toda la ciudad. Empezando ahora.

—Dale lo que quiere, Flass —dijo Falcone.

Al caer la noche, las calles se encontraban básicamente desérticas. Una auto de alta gamma vagaba por las solitarias calles. Finalmente, este se detuvo frente a un callejón y dos hombres salieron de este. Uno era un varón rubio y de metro noventa, y el otro era un hombre negro de metro ochenta. Este último vestía con ropa y sombrero de chofer, pues ese era el labor que desempeñaba. Ambos varones se metieron al callejón, donde el rubio tomó de la ropa a su contrario para estrellarlo contra la pared. Allí, procedió a besarlo de forma apasionada, cosa que el afroamericano correspondió, mientras le frotaba la entrepierna con el muslo. Poco después, el rubio empezó a bajar hasta la entrepierna de su amante, donde le bajo el pantalón. Levanto su falo para practicarle sexo oral en el escroto; más fue en ese momento en el que un búho metálico cruzó el aire para cercenar el miembro por debajo del falo, terminando por clavarse en la zona púbica.

El afroamericano gritó con todas sus fuerzas, mientras el rubio se apartaba, sumamente aterrado. Una oscura figura aterrizó en el callejón, revelándose como Owlman.

—¿No te bastaba con ser un negro de mierda —exclamó mientras miraba al afroamericano—, qué también tenías que ser maricón?

—¡Soy un policía! —exclamó el hombre rubio—. ¡Estas arresta...

Owlman levantó rápidamente el brazo, disparando una bala de sus muñecas directamente a la frente del oficial.

—Eres una vergüenza para la supremacía blanca —espeto con desprecio el vigilante—. En cuanto a tí, negro, tengo planeado algo especial.

Tras unos minutos, Owlman ascendió con su pistola gancho para empezar a correr por los tejados. El vigilante no sabía que, desde una gran altura, alguien lo estaba acechando.

—Sabía que esos gritos significaban que estabas cerca —susurro Bullseye—. Ya me estaban doliendo los pies.

Bullseye sacó rapidamente su rifle de francotirador y empezó a seguir con la mira de este a su objetivo. Sin embargo, Owlman notó un pequeño destello a lo lejos. Bullseye disparó, y Wayne se cubrió con su capa. Para su sorpresa, la bala le atravesó esta y paso silbando al lado de sus costillas.

—Mierda —exclamó Bullseye mientras recargaba.

Owlman lanzó una granada de humo, cubriendo su rastro.

—¿A dónde te has ido?

Bullseye empezó a buscarlo con la mira de su rifle pero algo le sorprendió al ver que una gran humareda subía de los cuatro costados del edificio donde estaba.

—Esto es estupendo.

Owlman saltó de entre el humo por el flanco derecho del asesino. Bullseye empezó a girarse pero un búho metálico se pego a su rifle. El mercenario lo soltó un segundo antes de que este empezará a liberar electricidad. Dió un rápido saltó hacía atrás mientras sacaba dos pistolas nueve milímetros, las cuales apuntó hacía la figura que corría a su ataque.

 Dió un rápido saltó hacía atrás mientras sacaba dos pistolas nueve milímetros, las cuales apuntó hacía la figura que corría a su ataque

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Owlman se cubrió la boca con el brazo izquierdo y empezó a disparar con la mano derecha. Bullseye corría y saltaba para esquivar las balas de su enemigo. Una de las balas del mercenario impacto contra el brazo del vigilante, logrando atravesar la protección de esta. Wayne gruño del dolor y frustración, pues su rival era extremadamente rápido. Sin embargo, logró propinarle dos balazos en la pierna izquierda.

—Eres bueno, búho —dijo Bullseye mientras los cartuchos de sus armas caían al suelo—. Creó que estoy en un problema.

En eso, por detrás de Bullseye, un helicóptero policía se elevó por el cielo. Rápidamente, los oficiales empezaron a abrir fuego contra Owlman. El vigilante corrió rápidamente para esquivar los disparos, llegando a saltar a una de las azoteas vecinas. Tomó unos búhos owlarangs y se los arrojó al helicóptero, provocando que estos se clavaran en el cristal de vehículo aéreo. Pocos segundos después, estos provocaron una fuerte explosión.

Owlman rodó por una azotea mientras el helicóptero en llamas caía hacia las calles. El vigilante alzó la mirada, viendo a Bullseye en lo alto. Sin embargo, el asesino se limitó a saludarlo con la mano antes de salir corriendo. Thomas se sujetó el brazo, sintiendo la sangre salir de este. Aquél sujeto, era el primero en lograr dañarlo en mucho tiempo.

—No recuerdo la última vez que una bala perforó su armadura —dijo Alfred, vendando la herida de Wayne.

—Porque nunca había pasado —exclamó Wayne, quien buscan información en su computadora.

—Tenía entendido que las balas capaces de perforar chalecos anti-balas no podían con su armadura.

—Son balas especiales —sentenció Thomas—. De las que usa el ejército.
—Pero, ¿cómo un asesino sería capaz de conseguir ese tipo de balas?

—¿Y si te concentras en terminar mi vendaje en lugar de preguntar cosas que no te importan? —preguntó Thomas de mala gana.

—Lo lamentó, señor. Ya terminé.

—Retirate. Quiero estar solo.

Alfred agachó la cabeza en señal de reverencia, y se apartó caminando del lugar. Thomas, accediendo a bases de archivos secretas, utilizó las imágenes que había grabado con los lentes de su casco para averiguar la identidad de su nuevo enemigo.

—Bullseye —exclamó con una pequeña sonrisa—. Ese viejo debe estar aterrado para contratar a alguien de tu calibre.

Owlman: Lord of CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora