Capítulo 4: Obsesión

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Las explosiones y los gritos desesperados se habían apoderado de un almacén donde Falcone guardaba toneladas de drogas

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Las explosiones y los gritos desesperados se habían apoderado de un almacén donde Falcone guardaba toneladas de drogas. Un grupo fuertemente armado de criminales se encontraba apuntando hacia la puerta, a la espera de que su enemigo cruzara por esta. Sin embargo, una gran explosión destruyó el suelo bajo sus pies, haciendo caer a varios criminales. Una serie de explosivos se adhirieron a las armas, y explotaron en pocos segundos. Aquellos que no alcanzaron a darse cuenta y arrojar lejos sus rifles, terminaron muy heridos o muertos. Un hombre tomó su pistola nueve milímetros y empezó a disparar al agujero del suelo, pero cayó a este tras recibir un disparo en la nuca. Owlman descendió de una viga del techo, cayendo con una patada en la cabeza de un enemigo. El vigilante apuntó su puño a un costado, al mismo tiempo que un criminal sacaba una granada. Una bala impactó contra esta, haciéndola explotar. Tras eso, el búho gótico se lanzó a combatir contra los pocos criminales que aún quedaban con vida. Atrapó el brazo del matón que intentó apuñalarlo, y de un solo apretón le partió el hueso. Lanzó una patada hacia atrás, destrozando una rodilla. Un cuchillo impacto contra su nuca, provocando una pequeña chispa al chocar contra la protección de esta. Owlman le conectó un codazo en la cara, destrozando los huesos de esta, para después reventarle la mandíbula al primer atacante. De pronto, una serie de disparos golpearon contra el costado de su cabeza, aunque sin lograr atravesar su casco. Rápidamente se cubrió la boca con un brazo, y sacó un owlarang que se clavó en la entrepierna del tirador, tras lo cual explotó.

Owlman recibió más disparos, por lo que corrió hacia su atacante. Saltó por encima de él, atrapandole de la cara y estrellandole la cabeza contra una enorme caja, rompiendo tanto esta como el cráneo ajeno. Notó al último criminal, temblando de miedo y orinándose en los pantalones. Rápidamente le lanzó un gancho al hombro, tras lo cual lo retrajo para que este saliera disparado hacia su dirección.

—¿Dónde está Bullseye? —preguntó con frialdad al atraparlo del cuello.

La tráquea del hombre se fracturó, y solo pudo señalar con sus ojos hacia una enorme puerta. Tras eso, Owlman lo tomó del rostro para estrellarle la cabeza contra una pared.

Al abrir la puerta, se encontró a Bullseye. El criminal estaba sentado tras un vidrio blindado, con unas palomitas en manos y mirando hacia un monitor que estaba a un costado. Rápidamente volteó su mirada hacia Owlman, y lo saludó tranquilamente. El asesino tomó un pedazo de papel, escribió algo en este y se lo mostro a su enemigo.

—"¿Cuál es tu color favorito? El rojo, ¿verdad?" —leyó Owlman—. "Y después dicen que yo estoy loco".

Owlman pegó un owlarang al cristal, y se apartó mientras la cuenta regresiva de este se activaba. Bullseye también se apartó mientras escribía, volviendo a mostrar el papel.

—"¿Azul?" —leyó Owlman.

Owlman se cubrió con su capa un segundo antes de la explosión; más al entrar al lugar no había rastros de su enemigo. Observo que al lado de la silla, había un enorme agujero. Owlman se asomo por este, y los lentes de su máscara notaron una serie de bombas en el camino de bajada. Tras eso, empezó a escuchar sirenas de policía aproximándose.

Owlman: Lord of CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora