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Flavio

Llevábamos ya un rato en el coche sin decirnos nada, era increíble como todo les había llevado a esa situación y el tan solo podía pensar que tenía a la rubia a su lado, en el asiento copiloto, como si no hubieran pasado dos años y fueran una pareja normal pasando el rato. Bueno normal dentro de lo que cabía estando en un coche en mitad de el bosque a las dos de la madrugada sin gasolina.

Pero lo que más le jodia es que le pasara eso con ella, que la conexión no se fuera y que aumentara al tenerla cerca.

Odiaba ese poder que tenía sobre él. Que fuese su debilidad, porque eso era así, aunque quisiese negarlo.

¿Y ahora qué?- le dijo girándose para mirlarle a los ojos- ¿Qué hacemos?

Estaba nerviosa y sabía que cómo la situación siguiera así, iba a acabar explotando, cosa que no les venía bien a ningunos de los dos en esos momentos.

-Escúchame - le dije con un tono más seguro de que lo que realmente estaba, porque a decir verdad no sabía que opciones tenían, tal vez ¿ninguna?- mantengamos la calma, esperamos a que amanezca y intentamos llegar al pueblo

-Es que no lo entiendo Flavio ¿qué le habrá pasado a tu hermana? En la fiesta llevaba el móvil encima

Seguro que lo había hecho aposta y ¿ahora qué le decía? "Eh mi hermana se cree nuestra hada madrina y piensa que deberíamos estar juntos"

-Bueno ya sabes lo despistada que es- le dije sin dar más vueltas al asunto- así que no lo habrá escuchado

-No me puedo enfadar con ella, porque me habría pasado igual

-Y lo peor es que no es mentira- dije riéndome de mi propio comentario, Samantha por el contrario se le quedo mirando seria, pero a los dos segundos no pudo contenerse más y se puso a reír también.

-Así somos un desastre- dijo mientras se secaba las lágrimas por culpa de la risa

Y eso era una de las cosas que la hacía tan especial, que con gestos tan simples le hacía feliz.

-La parte buena es...- dije mientras señalaba las cervezas que se encontraban en los asientos traseros- que tenemos toda la cerveza para nosotros solos

-Bueno...- dijo haciendo un puchero- nunca le diría que no, a una estrella Galicia

Me giré y cogí las cervezas, no podíamos usar los hielos ya que no teníamos ni vasos. Así que básicamente tenían que improvisar bebiendo directamente de la lata, antes de que se pusieran calientes y fueran un desperdicio.

Bien, Flavio otro punto a cosas que has hecho mal hoy ¿Desde cuando era tan despistado?

-¿Y si jugamos a algo?- le dijo derrepente- a ver quien se bebe más cervezas en menos tiempo

-Bueno pero tampoco te enfades, si pierdes

-Pero si el que siempre se enfada cuando pierde en algo, eres tú, eres el ser más competitivo que he conocido Augusto

-No digah mentirah- le dije empezando con la primera cerveza de la noche

Con la tontería, se habían acabado bebiendo 4 cervezas cada uno y la verdad es que se notaba mucho más suelto y relajado.

-Bueno hasta aquí nuestra aventura del día, ahora a dormir- le dije mientras le reclinaba su asiento para que pudiera estar más cómoda

-Ojalá fuera todo tan fácil- dijo casi susurrando- estar así siempre sin importar nada

¿Lo había escuchado bien?

-A que te refieres?

- Nada, nada, era una de esas veces que pensaba en voz alta- dijo acomodándose en el asiento con la intención de zanjar el tema y dormir

No. Esta vez no. Sabía perfectamente lo que había escuchado así que no iba a hacerse el tonto y ignorarlo.

-El estar así fue tu decisión- le dije ligeramente cabreado- a veces la que complica las cosas eres tú misma sin darte cuenta, ese es tú problema

-Eso no es así Flavio, a veces no se puede aunque quieras y punto, además es que no lo entenderías

¿Perdona?

-¿Enserio me acabas de decir eso? ¿De verdad?

-Exactamente lo que has escuchado

Es que encima le vacilaba, increíble

- Lo que pasó está muy claro, me diste una excusa para dejarlo, sin darnos la oportunidad de hablarlo -y remarque mis ultimas palabras con un gesto- encima tomando esa decisión por lo dos

-Porque se que era lo mejor en su momento y no me arrepiento

-Vale, perfecto, no hay nada más que hablar

Necesitaba aire y despejarse.

No le dio tiempo, porque le agarró la mano para que no pudiese salir del coche.


-Samantha déjalo de verd...- pero no pude acabar de hablar porque me callo juntando nuestros labios, no sabía si era el efecto  del alcohol o que las ganas siempre estarían, eran dos polos opuestos que se atraían aunque a veces no quisieran o no debieran.

Así que le correspondió el beso, colocando su mano en la mejilla para intensificarlo y pegándola más a él, al tenerla cerca pudo reconocer su particular colonia a nenuco.

Vaya, eso tampoco había cambiado.

Ella por el contrario  en un movimiento rápido se subió encima de él, así que aprovechó para introducir una mano dentro de su camiseta buscando el broche de su sujetador, no podían dejar de besarse, porque sus cuerpos en ese momento se necesitan y era totalmente consciente de que sí seguían así no iba a poder contenerse mucho más de lo que estaba haciéndolo en ese momento, aunque supiera que era un error.

-Espera- dijo cortado el beso aún con el aliento agitado- ¿Has escuchado eso?

-¿El qué? - dije desconcertado- yo no he escuchado nada

-Que si Flavio, como el ruido de un motor, te lo prometo

En ese momento pudo visualizar unas luces a los lejos que cada vez se acercaba más hacia ellos, hasta que lo tuvieron suficientemente cerca para reconocer lo que sería, la patrulla del pueblo.

-Bueno pues estamos salvados- dijo visiblemente contenta- esta noche dormimos en casa

-Si, claro salvados...- dije disimulando la poca gracia que me hacía

Vaya con el puto destino de los cojones que actuaba siempre como quería y cuando quería.

Aprender a Valorar (Flamantha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora