La verdad es que se había levantado con los ánimos de hacer, absolutamente nada, era domingo y le apetecía desconectar, pero había quedado con Flavio, sin que le diera tiempo a rechazar su oferta de sushi del día anterior, así que lo de descansar tenía que esperar, pensaba resolver rápido lo que tenían pendiente y dormir mil años sin pensar en nada más.
Gran plan, Samantha, aunque seguramente Flavio no te lo ponga fácil y tampoco sabes darle unas explicaciones coherentes, genial
El pitido del móvil hizo que saliera de su ensimismamiento y volviera al planeta tierra.
Su punto débil, es que le encantaba sacarle de quicio, pero eso no quitaba que ahora subiría seguramente cabreado, a Flavio no le gustaba bromear en asuntos serios, pero a ella le encantaba ver hasta donde podía llegar a estirar la cuerda, para luego comerle a besos y desenfadarle, pero ahora no podía hacer esto último.
Así que se puso la bata y fue a abrir la puerta, porque sí, eran la 15:36 y seguía en su pijama de patitos.
No tardo en subir y como suponía venia con cara de pocos amigos, vestía con botas marrones, una cazadora del mismo color y un jersey blanco de cuello alto, guapo si que iba sí, además desentonaba mucho con el pijama de patitos que llevaba ella puesto y las pintas que tenía, con esa diferencia de vestimenta y el tenerle allí de frente ahora mismo, la hacía sentirse menos poderosa que hace unos minutos.
-¿Sigues en pijama?- le pregunto nada más estar frente a ella
-¿Vamos a seguir con las preguntas tontas? Pensaba que querías hablar de temas serios.
-Así es, pero aquí en medio, estaría feo ¿me dejas pasar?
-¿Traes el sushi?
Alzo la bolsita que llevaba en la mano para hacerle ver que en efecto, ahí estaba, no espero una reacción por su parte y entro, a su favor tenía el hecho de que como se había mudado recientemente, tenía excusa para que la casa estuviera un pelin hecha un desastre, cosa que en realidad era muy normal en ella porque solía dejar todo en cualquier lugar, la verdad que ser ordenada no era lo suyo.
Vio como se sentaba en una de las sillas bar de la cocina y dejaba la bolsa en la encimera a la vez que se quitaba el abrigo que llevaba puesto.
-Muy cómodo té estas poniendo tú- seguía teniendo en mente su misión de irse a la cama lo antes posible
- No tengo ganas de discutir Samantha
-Pues ya tenemos algo en común así que...
-Pero- la paro antes de que pudiese continuar- hay que hacerlo, mira, hace nada que has vuelto, sé que no hemos tenido mucho contacto estos dos últimos años y no por mi culpa- dijo dejando caer esa última pullita en tono amargo
-Lo de la otra noche fue una confusión, perdón...- le dijo sin saber que más añadir
-Pues no me vale Samantha, no puedes hacer lo que haces y pensar que no me vas a hacer daño
-¿Daño de qué Flavio?
-No hay que tener muchas luces para saber que sigo pillado por ti
-Pero...
-No déjame hablar, desde que te vi aquella noche en la discoteca supe que aunque me tratara de engañar, cuando estas de frente, solo estás tú, se me olvida todo, incluso lo mal que lo pase por no dejarme explicarme o qué tú no me dijeras que pasó esa noche para que cambiara todo derrepente
Y ella sentía lo mismo, esa noche en el coche lo supo de verdad, Flavio era esa persona que le hacía sentir cosas que no había podido sentir con nadie más, la persona que te marca, que sabes que siempre será tu debilidad
- Es que no es tan sencillo... no me entiendes ¿crees que yo no quiero todo eso?
-Estoy harto de tus excusas, de que todo no es tan sencillo, pues dímelo, explícamelo, quiero entenderte mejor- me dice mientras se revuelve el pelo signo de que está cada vez más nervioso con la situación
-No puedo, Flavio, quiero pero no puedo, de verdad
No dice más y vuelve a cojer su cazadora y se desplaza de vuelta al recibidor a la velocidad de la luz, saliendo por la puerta sin despedirse.
Podría dejarle ir, pero se negaba a perderle otra vez, pero tenía razón si iba a por él, tendría que poner ya todas las cartas sobre la mesa de una vez.
Era un todo o nada.
Había bajado por el ascensor así que bajo las 3 escaleras, corriendo como nunca y le pillo justo cuando se abrían las puertas.
-Flavio, para por favor
-¿Que quieres?
Se acercó hasta él y le dio un abrazo con el que pretendía transmitirle todo, porque sentía que estando así estaba realmente segura y no quería que cambiara eso por nada del mundo. Tomo aire y dijo lo que se moría de ganas de decir hace mucho tiempo.
-Quiero que te quedes, te lo voy a contar todo.
Y pensaba que por fin estaban reconduciendo su relación, que ahora venía la conversación que lo cambiaría todo, lo que no sabía es que Flavio ya estaba usando sus cartas y para él había empezado el juego desde el momento en que piso el piso de Samantha Gilabert.
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Aprender a Valorar (Flamantha)
FanfictionTal vez por empezar en el lugar equivocado. ¿Aprenderán a valorar esta vez?