"𝓗𝓪𝔂 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓮𝓻 𝓻𝓮𝓪𝓵𝓲𝓼𝓽𝓪𝓼. 𝓝𝓸 𝓽𝓸𝓭𝓸𝓼 𝓶𝓮𝓻𝓮𝓬𝓮𝓷 𝓪𝔂𝓾𝓭𝓪 𝓸 𝓳𝓾𝓼𝓽𝓲𝓬𝓲𝓪. 𝓐𝓼𝓲 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓷𝓸 𝓽𝓸𝓭𝓸𝓼 𝓶𝓮𝓻𝓮𝓬𝓮𝓷 𝓼𝓮𝓻 𝓼𝓪𝓵𝓿𝓪𝓭𝓸𝓼"
En un mundo en donde matar o morir es la ley de la vida, sólo los cazado...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nuevamente en el sótano de una casa, se escuchaban por los pasillos de esta misma los gritos y reclamos de una voz femenina, además de insultos muy burdos por su parte. Pero una voz masculina tampoco se quedaba atrás en responderle. Nuevamente tenían que aplicarle una medicina, y nuevamente la chica se rehusaba y se hacía perseguir por toda la habitación.
—–¡Quieta! ¡RAYOS!—insistió bastante frustrado nuestro querido amigo de piel pálida y cabello color menta.
—–¡Que NO!—refutó la de cabello bicolor, frunciendo el ceño y queriendo apartarse de él.
Era de mañana. La chica de cabellos bicolor se encontraba corriendo por toda la habitación, en círculos, huyendo de un demonio muy malo, pálido y de cabello color menta, quien exigía que se detuviera para que ella pudiera ser inyectada, aplicarle la medicina de todas las mañanas, y así mantenerla con vida un día más.
—–¡Yushiro-chan! ¡Ya tengo listo el....!
En la habitación, se apareció una demonio con cabello corto y negro, sosteniendo sobre su espalda a un niño muy tierno, de cabello violeta. La demonio traía también consigo un frasco con un líquido transparente lleno de medicina, su objetivo era entregárselo a su compañero de trabajo para que él le inyectara aquello a su otra paciente, que se supone que estaba dormida. Pero, se quedó estática y confundida al ver que la paciente, quien se suponía que aún no debía realizar actividades físicas fuertes, estaba huyendo del demonio menta, para salvarse de la inyección.
Shizuka suspiró y colocó sus manos en sus caderas, mirando la escena con frustración y también decepción. No podía creer que Yushiro se haya dejado ganar por una humana que apenas y puede correr a poca velocidad.
—–A ver...
Aprovechando que la bicolor se daba otra vuelta a la habitación y al mismo tiempo iba pasando cerca de ella, Shizuka se opuso y la tomó del brazo, sometiendola al suelo sin contemplar que ella se haya lastimado y ahora se estuviese quejando por el dolor. Yushiro al ver la escena se detuvo de repente, observando impresionado el cómo la demonio de cabello negro dejaba al pequeño Sei sentado en el suelo, para ella ahora sentarse sobre la espalda de bicolor quien aún se quejaba y en chillidos exigía muy molesta que se levantara de su espalda.
—–¡AGH! ¡HIJA DE...!
Sui de nuevo volvía a insultar más que nunca, o bueno, en realidad igual que siempre. Tenía pocos modales. Shizuka la ignoró por completo, y en cambio, levantó la mirada y estiró su mano para que Yushiro le diera por favor la jeringa de la inyección. El demonio de cabello menta accedió, dándole la jeringa y observando nada más como la demonio azabache completaba el trabajo que él no había podido.
