CAPÍTULO 6

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Hoy era el día. Aarón estaba decidido a no esconderse más. Era el día de la revelación.

Al llegar a la universidad diviso a lo lejos a su amigo. Hace un tiempo que empezó a verlo con otros ojos. Le encanta su sonrisa, su locura, su sinceridad, todo del él le gusta. Creo que se está enamorando.

Por otra parte Tyler, desde que lo vio por primera vez, se enamoró del puertorriqueño. Todo de él le encanta. Simplemente es perfecto.

Ambos se corresponden sin saberlo.

Con una sonrisa en el rostro de los jóvenes se saludaron al estar juntos.

La pareja se dirigían a su primera clase, pero, al llegar a la puerta del salón algo o más bien alguien se interpuso en el camino. Pablo.

-Mira a quien tenemos acá, al marica y al defensor de los pobres o debo de decir, gay número dos-río el mexicano.

Aarón apretó fuertemente su puño.

-¿Y sí soy gay? ¿Habrá algún problema?-preguntó el anterior nombrado, acercándose de manera amenazante a Pablo.

-No me digas que te vas a revelar-hablo otro chico detrás del mexicano. Juan.

-Me cansé de esconderme. ¿Quieren saber? Pues sí soy gay. Siempre lo fui.- al terminar de hablar, recibió un golpe de parte del mexicano.

Pablo lo agarró del cuello-Miren todos, se revelo el marica-el ojimarrón escuchaba las risas de las personas que se fueron acercando para presenciar la pelea. Este quiso zafarse pero la presión que tenía en el cuello se hacía más fuerte. Nada podría hacer. Todo estaba hecho, revelo su secreto. Ahora quedaba esperar lo peor. El maltrato, el cual no tardó en llegar.

Las palabras hirientes, "marica", "enfermo", "mereces morir", "no sos nadie", "no servís para nada", "nadie te va a querer" iban acompañadas de patadas, golpes y más insultos de parte de todos. Tyler que veía todo de lejos, lo único que podía hacer es llorar. No podía hacer nada más.

Este agradeció internamente que el timbre sonara avisando que era hora de ir a clases. Los alumnos dejaron al chico tirado, se podría decir, casi muerto en el corredor y se dirigieron a sus respectivos salones como si no hubiera pasado nada.

-¡Aarón!-grito agitadamente cuando estuvo cerca de él-¿¡Estás bien!?-se golpeó mentalmente al preguntar semejante estupidez.

-Be...bebé-fue lo único que pudo articular el joven de Puerto Rico antes de caer totalmente desmayado. 

-¿¡Aarón!?-lo llama con lágrimas en los ojos, pero este no responde. El ojiazul alarmado gritó-¡Necesito ayuda! ¡Llamen una ambulancia!

El director de la institución salió de su oficina al escuchar un gritó proveniente del pasillo. Cuando estuvo cerca pudo ver que es lo que estaba pasando y rápidamente marco a emergencias porque una simple enfermera no podría hacer nada.

Luego de 15 minutos, el boricua ya se encontraba en camino al hospital. Sinceramente no se lo veía nada bien y por lo que le dijeron a Tyler, su acompañante con permiso del director, era grave.

 

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