V

16 2 0
                                    

Estiré mi mano hasta que mis dedos rozaron los suyos, la electricidad viajo por mi brazo e hizo click en mi cerebro con los recuerdos de mi sueño, aparte la mano de golpe y me paré sola.

— Soy Maximo Alejandro Modrego Gallart, ¿Y usted es?—

Dijo acomodando su traje ¿Quién va a la universidad como un dueño de millones de empresas? ¡Ah, sí, el pendejo que me hizo perder mi última clase! Mi cara se sentía roja de rabia y me aleje de ese joven-señor raruno. Sin embargo, él me sujeta del antebrazo y nos miramos a los ojos. Mi mirada lo asesina, pero la suya me desviste ¡Asqueroso!

— ¿Podría soltarme?—

Mi respuesta lo impresiona y me suelta inmediatamente, pero luego ¿gruñe? ¡Está loco! Debo definitivamente, alejarme de este demente. Sigo caminando y me encuentro con mi ex-novio, me mira con su aire de superioridad, mientras se acerca, pero el desconocido raro se coloca delante de mí y mi maldito ex se aleja como alma que lleva el diablo.

— ¡Wow, gracias!—

Digo viendo a ese condenado huir, pero luego soy yo quien sigue su camino

— Bueno me obligas a hacerlo a la mala—

Dice a mis espaldas, de la nada estoy siendo alzada solo por uno de sus brazos, no mentiré él se ve fuerte, pero yo no soy precisamente una mujer baja y delgada. No importaba cuanto pataleé o me agité; él no perdía ni el equilibrio. Luego llegamos al anfiteatro, él se alejó.

— Soy un hombre lobo y tú eres mía—

Me siento en una butaca y lo ignoro ¡A él realmente le patina el coco! Lo miro asintiendo, a los locos se les hace caso, no vale la pena contradecir, solo esperaré que deje de estar tan cerca de la puerta y me iré.

— No me crees—

¿Y si le da un ataque? Okey, no sé qué tipo de locura tenga así que debo mantener mis casillas en orden y no dejar que me ponga de los nervios. Debo fingir que tiene razón.

— Mi amor, por supuesto que te creo—

Digo parandome y caminado hacia él muy lentamente, unos años de universidad para psicología dan frutos, mis amores. Solo debo mantener la calma y respirar lentamente. No debo dejar que me alteré lo que diga o haga, si pasa probablemente se ponga peor.

— Siento que mientes—

Niego ladeando la cabeza y llegó a él, tengo miedo que me ataque, a demostrado ser más fuerte de lo que creía. Tomo su mano, la electricidad viaja por mi cuerpo y suspiro acariciando hasta su brazo, su cuerpo está tenso, eso me pone nerviosa. Sus ojos me miran como tratando descifrarme. Se supone que es él quien se debería derretir en mis manos y no al revés.

— ¿Estudias psicología?—

Mis ojos se abren un poco por instinto, no sé si se dio cuenta ya de lo que estoy haciendo. Él sonríe con su sonrisa colgate y súper coqueta alzando una ceja.

— ¿Estás usando la psicología en mí?—

Su cuerpo se pone tenso, igual que el mío. Mi cuerpo está lo suficientemente cerca como para que rodeé sus manos en mi cuello y acabe con mi vida. Se supone que si me porto bien, no me hará daño, ¿o sí?

— Por supuesto que no, mi vida, jamás haría...—

Se ríe en mi cara

— Querida, fallaste, no sabes actuar, estás temblando de miedo en mis brazos, alerta a cada movimiento que hago—

Dice acercando su cara a la mía, nuestros rostros están a un suspiro de un beso, sus ojos se ven verdes amarillento nivel neón ¡La locura es contagiosa! Apoyo mi mano sobre su pecho, siento que aún lo aleje, esto no terminará aquí. Ya es muy tarde, debería irme de aquí, dar el día por perdido, he desviado la mirada a una butaca. Él sostiene mi mentón delicadamente con su dedo índice guiando mi rostros al suyo y no puedo evitar mirarlo, sonríe sobre mis labios, muerdo mi labio.

Can't take my eyes of youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora