IV

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Me dirigí casi con la voluntad y dignidad que me quedaba camine entre todos los hombres enviados por ¨el alfa¨ camine entre todas las personas que ayude siendo escoltada por cinco gorilas, logre reconocer a la niña y a la señora Woodson en el gentío.

Seguí el camino de la vergüenza pensando qué hice mal, por qué esto me estaba pasando a mí, tal vez porque siempre quise librarme de la presión de mi mamá y las comparaciones horribles que hacía, pero ahora daría mi alma al diablo por recuperar mi vida en la universidad y escuchar la voz de mi madre a las 6:00 p.m.

Llegamos al final de mi camino y encontré la mirada enojada de ese hombre guapo que me había secuestrado. Solo seguí mi escolta, hasta él y al llegar.

— Natalia—

Dijo mi nombre con nostalgia y serenidad, lo mire con tristeza, quiero llorar pensaba en mi mamá, preocupada porque no atiende las llamadas o en mis amigas sin saber el número de mi mamá, pensando que el lobo aquel día me devoro. Miro bien a mi secuestrador, su piel canela, sus ojos marrones intenso, sus labios gruesos, su mirada fría casi vacía y su cabello negro azabache. No mentiré me atrae, tiene cierto misticismo al mirarme y cierta sensualidad que si lo hubiese conocido en otras circunstancias. tal vez...

— ¿Me darías un abrazo?—

Dice rodeándome en un abrazo, ¿por qué pregunta si no quiere una respuesta? El olor en su camisa se siente relajante, madera, cuero y chocolate, raro pero funciona. Lo abrazo con necesidad, necesito un abrazo, quiero llorar. No permito que las lágrimas corran y él me lleva adentro aún abrazándome.

— Perdoname, Nat—

Dice sin soltarme, tiemblo de tristeza y mis lágrimas corren, seca mis lágrimas con su pulgar y suspira.

— ¿Debes volver, no?—

Mi corazón siente que duele irse, pero asiento.

— Extraño mi vida—

Él asiente y nos sentamos en el sillón, apoyo mi cabeza en su pecho.

— Tengo condiciones—

No creo que esto sea cierto, ¿será una trampa?

— No saldrás con nadie, no dejes que ningún chico se te acerque, no te enamores de nadie y dirás que tienes novio para todo—

Asiento, me siento tan débil que ni siquiera pienso en negociar el trato.

— Está bien, entonces pronto nos veremos, Nat—

Saca un pañuelo y me sopla con polvos lilas. Me levanto en mi cama y pienso si todo eso fue un sueño o fue real...

— ¡Natalia!—

Grita Marissa, y volteo a verla

— Se supone que ayer debían traernos a casa de vuelta y no regresar sola, así no es—

Dice echándose junto a mí

— ¡Te pasa, Natalia, te pasas! No solo por eso, sino pensamos que te habían secuestrado—

Dice Mérida bien vestida, ella normalmente es informal y desaliñada al estilo rockero, ahora está con un vestido bastante ordenado pero negro y un collar de púas resaltando su largo cuello portando su largo cabello en una cola.

— ¿Por qué te vistes así, Meri?

Ella se sonroja y vacila al querer decirme, pero Mari la interrumpe

— ¡Ella tiene una cita con un chico!—

Miro a Mari y luego a Meri

— ¡Qué bien! ¿Cómo se conocieron?—

— Un asqueroso nos estaba diciendo porquería y media, pero se propaso con Mérida y Adam interrumpio a tiempo—

Dice Marissa como soñando despierta.

— Él es el príncipe azul de Mérida—

— Mérida merece un joven bueno, después de tantos asquerosos novios—

Digo con el dedo índice en alto y Mérida corre a abrazarme, ella no demuestra sus sentimientos así nomás, supongo que agradece mis palabras, la recibo en mis brazos y antes de que salga Mari y yo le levantamos nuestros pulgares en señal de aprobación,

— Ya deseo encontrar el amor también, ¿tú no, Nat?—

Niego con la cabeza y la jalo en un abrazo

— Llegará ese personaje de telenovela que te moverá el piso—

Ella ríe en mis brazos

— Solo quedate cerca por si terminó cayendo, ¿ya?—

Dice mirándome con una ternura incomparable asiento y le doy un beso en la frente. Miro mi despertador son las siete ¡De la tarde! Me separo de Mari, me cambio y salgo corriendo de la habitación.

¿Por qué no me despertaron?

Fui a la clase que me tocaba a esta hora y me choque con un chico en el camino, me caí y pude observar como cerraban la puerta de la clase, prácticamente en mis narices. Sostengo mi cabeza con mi mano, ¿Por qué dormí tanto? ¡Me quiero matar!

— ¿Estás bien?—

Levantó la mirada y lo veo, los mismo ojos café intenso, la mirada casi vacía, piel canela y cabello negro azabache, extendiendo su mano mostrándome una sonrisa ganadora. Ese rostro, el rostro de la perdición, todo sale mal con ese rostro cerca. Las palabras de mi pesadilla rebotan en mi mente ¨No saldrás con nadie, no dejes que ningún chico se te acerque, no te enamores de nadie y dirás que tienes novio para todo¨ y se repite 

Can't take my eyes of youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora