La fuente de la juventud.

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"Antes de que pudiera aprender a nadar, ya me imaginaba tomando una cimitarra apuntando al horizonte, dirigiendo un Venganza de la Reina Anna, tan valiente como un Bismarck, tan gallardo como un Santísima Trinidad, tan ambicioso como un Santa María, tan mártir como un Titánic, tan veloz como un Queen Mary. Pronunciando un grito de guerra a mi tripulación, para inspirar hasta a las velas, y cada parte del olmo que reviste el exoesqueleto de mi espíritu, libre y bravo. Pues allá, a sólo unas millas, la batalla es inminente.

Quién diría que un simple don nadie pudiera caminar sobre el agua, e incluso intimidar al mismísimo océano. Que nadie pudiera frenarle, desde las fibras de su larga melena, hasta la cornucopia dirigida por el timón, era dueño de toda adyacencia, en tierra, cielo y mar.

En más de una ocasión escuché, que su sola presencia humillaba a la libertad, no porque fuere analogía de opresión, anarquía y rebelión, de hecho, era por afluente libertad que emanaba, que en sí misma, era mayor. No sé, yo sólo sentía el viento venir desde el fondo de la aventura, desde mi espada chocando contra un rival desafiante, desde el principio del origen. Por ese fenómeno que me desprendía incluso de mi camarote, fue que salí, y salí, por más tonto que pueda parecer, a fuera, allá donde encuentras una fruta que produce un babeo insaciable en tu garganta, allá donde luchas por tu vida bajo una tempestad bíblica y oyes los cañones rugir, allá donde ennobleces y honras las muertes de tus compañeros y de tus adversarios, allá donde admiras lo empinado de un monte de esencia griega, allá donde bebes, comes, cantas y bailas hasta que tu compostura eructa un sueño profundo, y las brasas te mecen.

Allá, donde está el tesoro que te has perdido.

A cada uno de ellos les he dejado mi legado, que no se pierda el sentido de la amistad, la osadía y el acero que corre por nuestras venas.

Pero, como sea que quieran llamarlo para regalárselo al mañana, sepan que sólo fui un hombre, taimado, inquieto y con un apetito colosal por la belleza, que sencillamente se dispuso a abrir las puertas de su confinamiento y a blandir con vehemencia en contra de la superficie mundana.

Les pido que busquen el camino con la brújula de la intuición, que caven y respeten las tierras con astucia, y que disfruten el viaje aún cuando la soga haya rodeado sus cuellos, manos y piernas.

Personalmente mantendré en anonimato mi estadía en el mundo, porque al irme de acá mañana, al pie del lubricán, zarparé a tierra firme, la más palpable, y allí no se permiten zánganos busca problemas.

Les dejaré el resto. El timón de la vida se deja ser, pero pueden saltar al mar y ver lo que hay debajo, no lo olviden."

Escrito: 28 de abril 2019.

La última cruzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora