Era una mañana placida en una gran pradera exuberante de vida. Los aptonoth deambulaban por el llano pastando tranquilamente junto con algunos rhenoplos.
(Tanto aptonoth como rhenoplos son herbívoros , pero esto no implica que sean precisamente mansos.
Los aptonoth, muy tranquilos a menos que se les provoque, recuerdan a los Parasaurolopus, que son dinosaurios herbívoros conocidos por tener una especie de cuerno en la parte posterior de la cabeza. Pueden medir de los 4 a los 6 m de cabeza a cola. Se asustan con facilidad, pero no dudaran en contestar a un cazador si éste ataca a la manada. 2 veces al menos...
En cuanto a los rhenoplos, que por su volante recuerdan a un triceratops de cortos cuenos y mas pequeños (3 m como mucho de cabeza a cola) son herbívoros territoriales que no dudaran en mostrar ostilidad con algun cazador desprevenido y... Mandarle a volar)
En aquella estampa, alguien enfundado con escamas y metales se dirigía a un bosque cercano a aquel llano con los herbívoros a su espalda.
Iba acompañado de un felyne marrón.
(Los Felynes son una especie de felinos bípedos parlanchines. Ayudan a los humanos sin dudarlo dos veces, son muy serviciales. Todos los felynes son blancos, a diferencia de sus parientes, los melynx, que son negros. ¿Tenemos aquí a un felyne especial?)
El gato maulló, al parecer hambriento.
-No voy a darte Vid Felyne ahora -Dijo aquel cazador bajo su flamante casco de escamas rojas y visera plateada-. Estamos de servicio -añadió sacando de su alforja un papel de misión, firmado por el mismísimo gremio de cazadores.
La respuesta a la negativa fue otro maullido, lastimero esta vez. El cazador, resignado, le dio un poco de carne cocinada.
-¡Miaaau! ¡Arigato gozaimasu taichou! ¡Me moría de hambre!
-Comimos antes de salir Taiga...
-Pero andar tanto da mucha hambre.
-Vinimos en carromato...
-Pero...
-Sigamos, el Arzuros no va a cazarse solo -interrumpio al felyne echando a andar, antes de que esa conversación les diera la noche.
-¡Hai sir!
En el papel que llevaba el cazador aparecia un dibujo tribal. Parecia un oso azul, pero no era muy ilustrador sobre el aspecto autentico de aquel monstruo. El escrito así decía:
"Caza al Arzuros
Tenemos poco que ofrecer en los llanos de Magua y encima un Arzuros deambula por nuestro sustento, el bosque. Los más valientes han intentado ir alli, pero han salido mal parados... ¡Te lo suplico! ¡Ayúdanos!"
Le importaba poco lo que le dieran o lo que le pasara a aquel poblado cerca de la pradera. Necesitaba pelo de aquella bestia de colmillos para su katana, Ígnea, así que entró al bosque en busca del monstruo.
Cerca de allí, en un arroyo, el Arzuros bebía agua tranquilamente, sin saber que lo que se avecinaba.
(Los Arzuros, que son bestias colmillos, son muy similares a los osos que nosotros conocemos.
Aparte de su tamaño, siendo la cria de Arzuros del tamaño de un oso normal (2 m en pie), poseen duras escamas en las patas y el lomo, con púas en algunas partes, como las garras y el lomo. Las garras son muy duras, y las utiliza para destrozar tanto a cazadores como a las colmenas de las que saca su comida favorita, la miel.
Es un depredador y no tiene ninguna amenaza salvo los cazadores expertos, sin embargo, pese a ignorar a la mayoría de monstruos grandes, huye del violento Zinogre).
Aquel cazador y el felyne llegaron a la parte alta del arroyo y para su sorpresa, dieron con su presa a lo lejos. Pero las cosas no saldrían como esperaban.
El Arzuros, tras divisar a alguien vestido de rojo intenso, salió corriendo hacia él, al parecer, con intenciones de atacar.
-Así que tienes ganas de jaleo ¿eh?... -Dijo asiendo el mango de su katana, dispuesto a rebanar si hacía falta, hasta el último centímetro de piel de aquella bestia-. ¡Vamos Taiga!
-¡Miau! -Contestó ante la orden el felyne, encendiendo un barril y lanzándola hacia el monstruo.
Era una bomba de humo, y como su nombre dice, una cortina de humo cubrió al instante el lugar, sin dejar ver nada ni al Arzuros, ni a la pareja cazadora.
Se oyó un grito, y un ruido estrepitoso sobre el agua, como si alguien se hubiese caido. Cuando se disipó el humo, se dejó ver algo que no debería estar ahí.
Un tipo, con una lanza y un escudo correspondientes a su enorme tamaño, tirado en el suelo pedregoso del arroyo... ¿Siendo lamido por el Arzuros?
Se incorporó entre risas y lametones en la cara, provocando la incredulidad del cazador y el felyne observando la escena con la boca abierta.
-¡Para! Me haces cosquillas -Dijo aún entre risas acariciando al monstruo.
El cazador se aclaró la garganta y puso los brazos en jarras, esperando una explicación a aquella escenita.
-Oh... Hola. ¿Quién eres? Este no es sitio para una chica -se puso en pie y vio que le sacaba cosa de 20 cm- de tu tamaño...
La cazadora se reprimio las ganas de matarle y se limitó a darle una buena patada en la espinilla, que pese a sus botas, aquel tipo sintió de sobra.
-Esas no son formas de hablarle a alguien que acabas de conocer, miau.
-No puedo estar más de acuerdo contigo Taiga...
La cazadora se quedo mirando a aquel tío pegando saltitos agarrandose la pierna donde habia recibido la patada. Cuando se recuperó, se acomodó su vestimenta.
-En fin, como decía, no es sitio para alguien como tú.
-¿Por qué? ¿Hay monstruos lamedores de caras por ahí?-Respondió en tono burlón mirando al Arzuros, que le respondió gruñendo.
-Creo que los gatos marrones son más peligrosos.
-Felyne marrón para tí, miau.
-Vengo a por ese oso de peluche -le enseñó el permiso de caza- y no voy a irme sin él.
-¿A cuento de qué? -Le quitó el permiso y comenzo a leerlo-. Por cierto, me llamo Brayan, Brayan Duarte.
-Neku, el placer no es mío.
-Taiga, miau.
-¿Neku a secas?
-¿Algún problema con que no tenga apellido? -Le quitó el permiso empezando a impacientarse.
-Eso es lo de menos, mi problema es otro -dijo montando en el Arzuros como si nada-. Esa misión esta equivocada.
-¿Cómo que equivocada? Aqui dice claramente que el Arzuros es la causa de...
-Justamente ahi está el error -la interrumpió-. Este Arzuros no ha atacado a nadie.
-¿Y tú como sabes eso? -Su falta de temple iba cada vez a más.
-Fácil, el Arzuros es mio.
-¿Cómo va a ser tuyo ese monstruo?
-Entonces, ¿qué es lo que ataca a los aldeanos, miau?
La conversación se vio interrumpida por un fuerte rugido acompañado de un trueno originado a sus espaldas.
El responsable de tal estruendo no fue otro que el Zinogre.
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Monster Hunter Tamer
أدب الهواةLa historia de un cazador algo peculiar. ¿Por qué? Bueno... No solo caza wyverns. ¡También los doma! Sumérgete en esta trepidante aventura y descubre hasta dónde puede llegar un humano con la ayuda de un monstruo